3. - Que tal, ¿cómo estás? No acostumbro a hablar con desconocidos y menos en el baño, pero mi calidad de viajero incógnito me animó a contestar. - Pues… yo bien, muchas gracias...
4. - ¿Qué andas haciendo? Y a éste que le pasa, me pregunté. Me pareció estúpido pero igual respondí: - Pues, creo que lo mismo que tú... Voy de viaje.
5. - ¿Y se puede saber de qué se trata? Me estaba sintiendo muy incómodo y contesté un poco forzado: - Sí, claro. Voy a Asturias y después a Galicia.
6. - Supongo que andas detrás de algún buen negocio. Totalmente arrepentido de haber dado pie a esta conversación, contesté de mala gana: Sí, bueno … eso espero, ya que las posibilidades de negocio son positivas.
7. ¿Sabes qué?... Te llamo después; se le está acabando la batería a mi móvil y además aquí al lado hay un gilipollas que responde a todo lo que te pregunto. ¡¿!?