El documento habla sobre la exclusión social que puede resultar del analfabetismo digital. Discute los componentes de la alfabetización digital y cómo el acceso a la información puede reducir el riesgo de exclusión. Identifica a los analfabetos digitales como personas discapacitadas, ancianas, mujeres, jóvenes, de cuarto mundo, parados e inmigrantes. Finalmente, señala a las administraciones públicas, empresas y ciudadanos como agentes que pueden facilitar el cambio hacia una mayor inclusión digital.