1. Normas fundamentales de la comunicación oral
1. Es necesario pronunciar correctamente. El español, a diferencia del inglés, por ejemplo, es
una lengua de fácil pronunciación. Todas las letras poseen un sonido fijo (menos la h que es
muda). Se trata de pronunciar correctamente todas y cada una de las letras de las palabras que
usamos. Así, no debemos decir *olden por orden, ni *sentao por sentado, ni *jecho por hecho,
etc.
2. Debemos cuidar el ritmo de la frase. Evitemos hablar precipitadamente. La velocidad nos
impide ordenar las ideas y confunde a quien nos escucha. El exceso de lentitud también es un
defecto que puede manifestar inseguridad y falta de ideas, aparte de que aburrimos al oyente.
Lo mejor es mantener un ritmo uniforme y regular. La práctica de la lectura en voz alta nos
puede ayudar a encontrar un ritmo de expresión equilibrado.
3. Es preciso adecuar la entonación al contenido del mensaje que pretendemos comunicar.
Mediante la entonación –pregunta, sorpresa, admiración, duda, interés, etc.- podemos
expresar todos los matices de la afectividad y de la inteligencia que nos propongamos. La
lectura de obras de teatro, guiados por el profesor, es un excelente ejercicio de entonación.
4. Usar un vocabulario preciso y variado. La lengua española es una de las más ricas que
existen. Para expresar nuestros sentimientos e ideas, con todos sus matices y modalidades,
existen las palabras adecuadas. ¡Úsalas! Debemos evitas las imprecisiones, las vaguedades, las
frases hechas, los vulgarismos. Por ejemplo, evitaremos referirnos a los objetos como “esa
cosa”, a los sentimientos como “esa vaina”, a las personas como “ese tipo”. El uso frecuente
del diccionario, sobre todo el de sinónimos, nos será muy útil para huir de un vocabulario
vulgar, monótono e impreciso.
Siempre seremos juzgados y valorados por lo que digamos y por la forma de
decirlo.
(Intercomunicación 1 Curso básico para el aprendizaje activo del español. Páginas 21-22)