1. Daño muscular por exceso de ejercicio, una breve revisión.
Por Prof. Mauricio Varela.
Uno de los riesgos asociados al ejercicio físico, cuando este es mal planificado y dosificado, es
generar una excesiva destrucción de tejido muscular, la que se acompaña de la liberación de
mioglobina, electrolitos y enzimas musculares en el sistema circulatorio; patología conocida con el
nombre de RABDOMIOLISIS.
En esta breve revisión bibliográfica compartiremos la información aportada por recientes estudios
publicados al respecto.
La rabdomiólisis se produce como consecuencia de la descomposición de gran cantidad de fibras
musculares con la consiguiente liberación de ciertas sustancias al torrente sanguíneo, como la
mioglobina, que puede causar daño renal.
Introducción:
Según nuevos estudios (Lee G 2014), la Rabdomiólisis inducida por el ejercicio, o rabdomiólisis por
ejercicio (ER), se presenta con rigidez muscular, hinchazón y dolor desproporcionado posterior al
ejercicio y que dura varios días.
El diagnóstico se confirma con un análisis detectando niveles elevados de mioglobinuria (color
oscuro de la orina), y creatinina (CPK) en suero, por lo general 10 veces el rango normal. La
incidencia de Rabdomiolosis inducida por el ejercicio o esfuerzo (ER) en el público en general es
difícil de definir, ya que muchos pacientes probablemente no buscan atención médica.
Investigaciones de Olerud y colaboradores (1976), han diagnosticado rabdomiolisis en el 40% de
los reclutas militares estadounidenses dentro de los primeros 6 días de entrenamiento básico.
El principal mecanismo de acción propuesto es que el ejercicio excesivo puede causar destrucción
de la membrana celular, y la liberación del contenido intramuscular al torrente sanguíneo. Este
contenidos incluyen la mioglobina, creatina fosfoquinasa, potasio, etc.; que pueden conducir
potencialmente a la insuficiencia renal (Lee G 2014) (Mrsic V et al. 2008) (Henares García P.
2012). La lesión renal ocurre en el 33-50% de los pacientes con rabdomiólisis (Lima RS et al 2008).
2. Factores de Riesgo: Duración, tipo e intensidad del ejercicio
Entre los factores de riesgo resaltados por la bibliografía el tipo, la duración y la intensidad del
ejercicio son de central importancia (Lee G. 2014).
Al respecto, se han informado casos clínicos en sujetos después de tres días de ejercicio intenso
haciendo kayak y una gran cantidad de pull-ups en crossfit (Larsen C et al. 2014). En este mismo
sentido, en estudios de la Facultad de Motricidad Humana y Recreación, de la Universidad
Memorial de Terranova, Canadá, los autores han informado de un caso de rabdomiólisis inducida
por el ejercicio en un sujeto que inició un programa de entrenamiento de resistencia de alta
intensidad después de un período de desentrenamiento (Pearcey GE et al. 2013).
Otros estudios han detectado casos de Rabdomiólisis luego de tan solo una sesión de
electroestimulación, en sujetos entrenados (Kästner A et al. 2014).
Del mismo modo, estudios publicados por el prestigioso Journal of Sports Medicine and Physical
Fitness han alertado sobre la alta prevalencia de casos de rabdomiólisis relacionados con la práctica
de ciclismo indoor (spinning), especialmente en mujeres (Hernández-Contreras ME et al. 2014).
Estos resultados fueron confirmados por otros autores que encontraron rabdomiólisis y daño renal
en sujetos practicantes de spinning (DeFilippis EM et al. 2014).
El ejercicio de tipo excéntrico (sentadillas, curl de bíceps) también ha sido relacionado con mayor
incidencia de rabdomiólisis. Y está, asimismo ha sido reportada en otras actividades físicas como
escalada, patinaje sobre hielo, natación (Lee G. 2014), futbol americano (Bhalla MC et al 2014) y
entrenamiento de levantamiento de pesas (Pierson EH et al 2014).
Un hilo común que se observa en la rabdomiólisis inducida por el ejercicio es que se continúa
el esfuerzo más allá del punto de fatiga. Esto se ve normalmente en un ambiente social, donde
la presión de grupo juega un papel destacado, o bajo la supervisión de un entrenador personal
exigente. En este punto, es importante destacar que adolescentes son muy susceptibles de
sufrir rabdomiólisis durante las pretemporadas deportivas, debido a las altas exigencias y
medio ambientes estresantes (Cleary MA et al. 2011).
Finalmente, debemos mencionar que ciertas cuestiones ambientales, como las altas temperaturas se
han identificado como otro factor de riesgo de rabdomiólisis (Nichols AW et al 2014). Incluso,
existe evidencia que pone de manifiesto que existe una amplia variabilidad entre individuos en la
expresión fenotípica de daño muscular, que no se puede predecir por la edad, la raza, la
composición corporal, y el nivel de la aptitud de cada sujeto. Esto sugiere que, aparte de los factores
ambientales, los factores genéticos también pueden contribuir al desarrollo y la progresión de daño
muscular inducido por el ejercicio (Yamin C et al. 2014).
3. A modo de cierre:
Porfesores de educación física, entrenadores de atletas y entrenadores personales deben ser
conscientes de que el ejercicio físico extenuante, y en condiciones estresantes, parece ser el
principal factor que induce a la Rabdomiólisis, y a pesar de que su incidencia puede ser baja, se
deberá comenzar los programas de entrenamiento de manera gradual, progresiva, individualizada.
Desarrollando una correcta dosificación a fin de evitar el incremento de riesgo de lesión y poniendo
en riesgo la adherencia al ejercicio físico.
Bibliografía:
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