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APRENDIENDO DE LA EXPERIENCIA
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I 

I
jl.1J
PSICOlOGIA PRORJNDA
Tltulos publicados
FREUD, A. 

PSICOANAlISIS 00. OESARROUO 06. NIRO y Da.

AOOLESCfNTE

FREUD, A. 

PSICOANAlISIS Da. JAROIN DE INfANTES Y LA

EDUCACION Da Nlflo 

JUNG, e, G. 

LA PSICOLOGIA DE LA TRANSFERmClA 

JUNG, C. G. 

SIMBOLOS DE TRANSFORMACION 

fREUD, A . 

EL PSICOANAUSIS y LA CRIANZA DEl Nlflo 

FREUO, A 

El PSICOANAlISIS INFANTIL y LA CUNICA 

JUNG, C G.

LA INTERPRfTAClON DE LA NATlJRAlllA YLA PSIOUE

JUNG, C. G.

AROUETlPOS EINCONSCIENTE COLECTIVO

FREUD. A. . 

NEUROSIS YSINTpMATllOGIA EN LA JNFANClA 

JUNG, C. G. .: • 

FORMACIONES ~E!,~CONSClENTE 

GRINBERG, L 
 "',r,­
IDENTIDAD y CAMBtOi~/~1
FENICHEl. D '~'~.
TEORIA PSICOANAlITlCA DE lAS NEUROSIS
LANGER, M. . iMATERNIOAO y SEXO 4)
SEGAl, H. ," ,
INTROOOcaON A LA OBRA DE ME~NIE KlElN
BIQN, W R. ", "
APRENOIENOO DE LA EXPl:RIENCIA '.
.­
JUNG, C. G. 

PSICOlOGIA y SIMBOUCA DEl ARQUETIPO

ABERASTURY, A 

APORTACIONES Al PSlCOANAUSIS DE NlflOS 

GARMA, A. 

El PSICOANAlISIS, lECRIA, ClUNICA YTICNICA 

REICH, W. 

LA RJNCION oa ORGASMO 

BLEGER, J 

SIMBIOSIS YAMBlGUEDAO 

IComínua en pág. 1331
VOLUMEN
25
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w. R. BION
APRENDIENDO 

DE LA EXPERIENCIA 

Presentación de
LEON GRINBERG
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· ~. 1edltorla
PAIDOS
, Mbico - Bu~1lOII Aires - Baraiona
f1JJ ~lJ' tl' 11' lI' WJ llJ ILlJ IU IU U lIJ llJ IU lJJ
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IU U jIJ,
I 	 INDICETítulo original inglés: LEARl'IING FROM EXPERIENCE

í
¡ Pág.
Publicado por: WILLlAM HEINEMANN I Presentación de la verSlOn castellana,Medical Books·Londres
1 por León Grinberg 	 9 

Intro"clucción 	 13 

Versión castellana: HAYDEÉ B. FERNÁNDEZ 

Sumario de ternas 17 

Capítulo I 	 19 

Capítulo 11	 22 

Capítulo III 	 25 

Capítulo IV 	 27 

/
2()
Capítulo V
la. Reimpresión en Ml':xico, 987
Capítulo VI 	 33 

'~~.~ Capítulo VII 35 

.;~)-~ Capítulo 37
VIII 

Capítulo IX 	 41 

",'.
.......:	...' Capítulo X

."
)
45 

'~ . 	 Capítulo XI 51 

Capítulo XII 	 53
© 	De todas las ediciones en castellano,
EditOrial Paidós, SAICF;
Capítulo XIII 	 63 

Defensa 599, Buenos Aires. 

© De esta edición, Capítulo 67
XIV 

Editorial Paidós Mexicana, S.A. 

71Guanajuato 202·302 
 Capítulo XV 	
Colonia Roma (06700) 

México, D.F. Capítulo XVI 73 

Tels. 564·5607 • 564·7908 

ISBN: 968-853..(Y76-X
Impreso en México 

Printed in Mexico 

La reproducción total o parcial de este libro, en cualquier forma que sea, idén· 

tico o modificado, escrito a máquina. por el sistema de "multig.-aph", mimeó· 

grafo, impreso, etc ., no autorizada por los editores, viola derechos reservados. 

Cualquier utilización debe ser previamente solicitada. 

.........
J- U J'.11'
_ ._ - --_.-. _-_ ._--- --, _._-----~
8 w. R . BlON
Pág. 

Capítulo XVII 77 

Capítulo XVIII 81 

Capítulo XIX 83 

Capítulo XX 89 

Capítulo XXI 95 

Capítulo XXII 97 

Capítulo XXIII 10.1 

Capítulo XXIV 107 

Capítulo XXV 109 

Capítulo XXVI 113 

Capítulo XXVII 121 

Capífulo XXVIII 127 

r·
­
1l1li' w
PRESENTACION DE LA VERSION 'CASTELLANA
Pretender escribir un prólogo para la vennon castellana de
este libro de Bion es una tarea nada fácil. No se trata de que
me sienta influido por la complejidad de su desarrollo o por
la oscuiídad de algunos de sus conceptos. Siento más bien la
dificultad de quien percibe la trascendencia de una obra de
creación, sea artística o científica, y no encuentra las palabras
adecuadas para transmitir el enorme impacto que ha recibido.
Si su lectura me ha sugerido la comparación con una obra de
arte, digamos un extraño y a la vez fascinante cuadro que nos
atrae con intensidad pero, que nos deja meditando ,largamente
para descifrar su sentido, no ha sido por una razón fortuita.
Es la sensación que no sólo a mí sino también a otros ha pro­
ducido la lectura de algunos pasajes de este Ubro_ Pero, simul­
táneamente, cuando nos sumergíamos en otros capítulos, sentía­
mos la admiración que despierta la precisión del desarrollo de
un concepto matemático, la profundidad de un pensamiento filo­
sófico que abarca inquietudes básicas de la vida, o el rigor
con que es expuesto un determinado razonamiento lógico. Por
algo es un Iibr~ que se ocupa de las experiencias emocionales
que atañen a las teorías del conocimiento.
El libro está dedicado a estudiarlos problemas vincúlados
con la experiencia del aprendizaje_ Insiste, especialmente, en
que el intentar conocer algo implica un sentimiento doloroso
que es inherente a la experiencia emocional misma del conoci­
miento, y explica además cómo, de acuerdo con la c~pacidad
de la personalidad para tolerar la frustración, se trata de evadir
ode modificar dicho dolor. Estudia, específicamente, el proceso
del pensar (tema del cual se ha ocupado el autor en varios tra­
bajos anteriores), sobre la base de la práctica psicoanalítica con
pacientes que presentan. síntomas severos de trastornos del pen­
samiento. Plantea la necesidad de reformular las ideas sobre el
11
(11' m" u (iJJ UUU IU U lJJ lJJ U u
10 	 W. R. BION
origen y la naturaleza de los pensamientos y sobre los mecanis­
mos mediante los cuales "es posible pensar los pensamientos".
Por otra parte, considera y analiza las funciones de la personali­
dad y los factores que corresponden a dichas funciones.
Bion nos advierte, desde un principio, que utiliza ciertos tér­
minos como "función" y "factores" con una deliberada ambi·
güedad, aunque puedan prestarse a confusión por quedar aso·
ciadas estas palabras con las matemáticas y la filosofía. Precio
samente es su propósito que el lector recuerde y tenga en cuenta
estas ciencias mientras recorre las páginas del libro. Por lo
mismo intercala frecuentemente citas que corresponden a estas
ciencias. Señala, además, que el libro fue estructurado para ser
leído sin detenerse en las partes que resultan oscuras. Con toda
honestidad admite que la oscuridad de algunos puntos se debe
a que no ha tenido la capacidad de aclararlos; pero estimula
al lector a seguir avanzando en la lectura "a pesar de la pe- '
numbra de asociaciones" y a encontrarse con la gratificación
del esclarecimiento logrado, en gran parte, por el propio esfuerzo.
Bion propone una teoría de las funciones para ser aplicada a
la teoría y práctica psicoanalíticas. Sostiene que su uso dará
más flexibilidad a la teoría psicoanalítica, por poder aplicarse a
situaciones analíticas de muy diversa i'ndole, "sin perjudicar la
permanencia y estabilidad de la estructura de la que es parte".
En la práctica, la teoría de las funciones, y especialmente lo que
denomina teoría de la función-alfa, posibilitarían formular inter­
pretaciones a un paciente para mostrarle cómo es que tiene sen­
timientos y no puede aprender de ellos y tiene sensaCiones de
las que tampoco puede aprender. Las interpretaciones derivadas
de estas teorías podrían efectuar cambios en la capacidad de
pensar del paciente y, por lo tanto, en su capacidad de compren­
sión. La teoría de la función-alfa es introducida como un ins­
trumento en la labor psicoanalítica para que le sea posible al
analista trabajar sin la necesidad de proponer teorías nuevas
prematuramente. La función-alfa opera sobre las impresiones
sensoriales y las experiencias emocionales produciendo elemen­
tos alfa que pueden ser almacenados y utilizados posteriormente
para crear pensamientos oníricos.
Si la función-alfa está perturbada, las impresiones y emocio- .
nes quedan inmodificadas y se producen sólo los elementos-beta,
que no son apropiados para ser usados en los pensamientos oní­
ricos. Son vividos como "cosas en sí mismas" .(Kant) y utiliza-
APRENDIENDO DE LA EXPERIENCIA
. I
dos para ser evacuados a través de la identificación proyectiva.
Los pacientes con trastornos serios dI" su pensamiento tienen su
función-alfa deteriorada y, por lo tanto, se producen elementos­
. le 	 beta que los impulsan a las actuaciones y al pensamiento "con­
creto" por fracaso de su capacidad de simbolización.
Estas palabras de introducción al tema deSarrollado por Bion
constituyen sólo un muy pálido reflejo de la riqueza conceptual
condensada en cada uno de los capítulos del iíbro. Pero quisiera
nuevamente alertar al lector acerca no sólo de la complejidad
de su contenido sino también de la complej iaad de su exposi­
ción. Naturalmente, gravitó en la claridad de la ·traducción.
Quienes tuvimos la responsabilidad de supervisar esta traduc­
ción nos encontramos ante el dilema de tener que optar entre
una redacción de estilo más claro y ágil pero sacrificando el
sentido "envuelto en penumbra" de muchos de los párrafos del
original, o presentar una traducción aparentemente menos feliz
en la sintaxis o construcción de ciertos giros o frases, pero res­
petando la "ambigüedad" y "oscuridad" del estilo del autor, sin
que esto significara aj ustarse a una traducción literal en un
sentido absoluto. Preferimos lo segundo, por 'la naturaleza de
l' 	 la obra y por querer ser fieles al espíritu con que Bion justificó
su complejidad. Esta decisión determinó, sin embargo, que se
incrementaran mucho más las dificultades :inherentes a toda
traducción. A pesar de haber sido revisada y corregida nume­
rosas veces, sentimos que, inevitablemente, debieron haberse
deslizado errores no siempre achacables a la traducción, sino a
las dudas' que tuvimos en relación al sentido Con que fueron
empleados ciertos términos o frases.
Debido a la dificultad de encontrar Jos equivalentes apropia­
dos en castellano para ciertos términos, hemos decidido dejar
los originales, tales como acting·out, splitting, splít,off, back­t · 	
ground, revene.
En un grupo de estudios psicoanalíticos bajo mi dirección he­
mos dedicado cerca de dos años, a razón de dos horas semana­
) - les, a entender y discutir detenidamente cada uno de los capítulos
del libro de Bion, intercambiando puntos de vista, comentarios,
dudas y conclusiones acerca de los diversos conceptos vertidos
por su autor. Sentimos que sería útil transmitir alguna vez la
experiencia de nuestro aprendizaje en el estudio del "aprendizaje
por la experiencia" que desarrolla este libro. Lo elaboraremos
como un proyecto para el futuro.
.~ ..
,~,
." _&!' ~J' W' '1lJ' IU &JI ILJI	 IU 11.11
w. R. BION12
Antes de terminar quiero 'agradecer la inestimable colabora. 

ción de los integrantes del grupo de estudios, doctores S. Aizen· 

berg, R. Avenburg, E. T. de Bianchedi, 1. A. Carpinacci, 1. A. 

Chiozza, G. S. de Fox. J. A. Granel, P. Grimaldi, S. Lumermann, 

1. A. Olivares, H. Pastrana Borrero, R. Polito, E. Rolla y D.
'/)
INTRODUCCION
Sor; y en especial, a los doctores R. Avenburg, J. A. Carpinacci, 

y R. Polito por su valioso aporte en la supervisión y corrección 

1. Como los problemas que se. tratan en este libro son fun­
de la versión castellana de esta obra. damentales en relación al aprendizaje, despertaron el interés de
LEÓN GRINBERG 	 la investigación desde hace mucho tiempo. En la práctica psico­
analítica, particularmente con pacientes que presentan síntomas
de trastornos del pensamiento, se observa que el psicoanálisis
ha agregado una nueva dimensión ·a estos problemas o tal vez
a su solución.
2. Este libro se refiere a las experiencias emocionales que
se relacionan directamente con teorías del conocimiento y con el
psicoanálisis clínico, todo esto planteado del modo más práctico
posible. El hombre que se ha formado según un método filosó­
fico generalmente ::arece de la experiencia. íntima que posee el
analista de los procesos que corresponden a los trastornos del
~ - pensamiento, y los mismos psicoanalistas pocas veces afron­
tan tales casos. Yo he sido afortunado en este respecto, pero no
tengo una formación filosófica. Cuento, sin embargo, con la
ventaja de haber estado en análisis primero con John Rickman
y luego con Melanie Klein.
3. Poseo experiencia que quisiera transmitir, pero no estoy
seguro de cómo podré hacerlo; este libro explica el porqué de
esta dificultad. En un múmento pensé concentrarme en el análisis
de candidatos. Estoy de acuerdo en que es el único método real­
mente efectivo para transmitir la experiencia analítica que por
~-
el momento tenemos; pero limitar nuestros esfuerzos a esta acti­
vidad tiene algo de culto esotérico. Tal vez la publicación de
un libro de este tipo pueda parecer prematura. Sin embargo,
creo que puede servir para dar una idea del mundo que se des­
cubre al intentar comprender nuestra comprensión. Si este libro
l '
sirve para estimular al lector a seguir más adelante, su obj'etivo
se habrá logrado.
4. He limitado. al máximo el número de notas y referencias;
las que, empero, he dejado, son esenciales para el proceso de
pensar el pensamiento, en lugar de simplemente leer el libro.
. .~ _ .
ll' /lJJ tU ~Ll' IU lJ, IU 

14 w. R. nION
El libro ha sido estructurado para ser leído de una sola vez sin
detenerse en aquellas partes que al principio puedan ser oscuras.
Algunos puntos oscuros se deben a que no es posible escribirlos
sin presuponer familiaridad con algún aspecto de un problema
que recién se trata más adelante. Si el lector lee sin detenerse,
estos puntos se irán aclarando a medida que avance. Lamenta­
blemente, subsisten puntos oscuros debido a mi iricapacidad
para aclararlos. El lector puede encontrar que el esfuerzo de
aclararlos por sí mismo es realmente gratificante y no es una
tarea que se le impone porque yo haya dejado de realizarla.
5. Puede parecer que empleo en forma equivocada palabras
cuyo significado ya está establecido, como en el caBO de los
términos función y factores. Un crítico me ha señalado que em­
pleo los términos en forma ambigua, de modo tal que existe el
peligro de que el lector se confunda por ·Ias asociaciones que exis­
ten entre esas palabras y las m?temáticas y la filosofía. Las he
usado deliberadamente en razón de esas asociaciones y deseo que
la ambigüedad persista. Es mi propósito que el lector recuerde
las matemáticas, la filosofía y el uso corriente, porque una carac­
terística de la mente humana, a la que me refiero, puede desarro­
llarse en forma tal que en un estudio posterior puede clasificarse
bajo estos encabezamientos, y otros. Pero lo que me interesa
aquí no es lo que la función pueda llegar a ser; mi empleo del
término tiene el propósito de señalar que si la persona en obser­
vación está realizando un cálculo matemático o un acto de envi­
dia o caminando de una manera peculiar, todas son para mí.fun·
ciones de.la personalidad. Si me intereso por la exactitud de sus'
operaciones matem~ticas no es porque me interese medir sus co­
nocimientos matemáticos, sino porque ellos y la exactitud de sus
operaciones son funciones de su ".personalidad, y yo deseo saber
cuáles son los factores.
6. Si el lector lee el párrafo anterior nuevamente compro·
bará que al optar por el uso del término función, conservando
-este su penumbra de asociaciones, puede suponerse que usaré el
término según las reglas y las convenciones que aceptan los ma·
temáticos y los filósofos para regular su uso. Si satisfago esta
expectativa se dirá que empleo el término "correctamente". Pero
si no correspondo a esa expectativa (provocada por la penum­
bra de asociaciones que no despejo) se dirá con razón que em­
pleo el término en forma equivocada. Si estoy de acuerdo con
APRENDIENDO DE LA EXPERIENCIA 15
tl:rmino de su penumbra de asociaciones; otra, aceptar las
convenciones de uso implícitas en sus asociaciones.
7. En realidad, no optaré por ninguna de las dos. Supon­
gamos que veo a un hombre caminando. Puedo decir que su
caminar es una función de su personalidad y que luego de una
investigación descubro que los factores de esta función son su
amor por una mujer y su envidia al amigo de ella. O que los
factores en esta función son su amor por una mujer y su envidia
al amigo de ella. Sin prosigo la investigación; puedo determinar
qua a su amor por la muj er se agrega la envidia a su amigo;
o F (su modo de caminar) = A + E (F = función, A = amor,
E:= envidia) . Pero tal vez sienta que mis observaciones se apro­
ximan. a la teoría kleiniana de la identificación proyectiva y que
puedo expresar mejor mi opinión sobre los hechos si digo que la
fuilción de caminar es un signo de que el paciente siente que
ha colocado dentro suyo una mujer que quiere y con la cual
se identi.fica y un rival que envidia pero con el que también
está identificado, y que ambos objetos son controlados al estar
encerrados en sus piernas. Ahorraré al lector una figura geo·
métrica, expresando esta última idea "matemáticamente"; pero
le pediré que reflexione si es cierto que en el capítulo 1 empleo
los términos "función" y "factor" en forma equivocada. En­
tiendo que este uso pueda confundir, pero no estoy de acuerdo
en que se pueda afirmar .que hago un mal uso del términ/)o En
un capítulo ulterior sostengo que el tlSO dc ideas, y los símbolos
que las representan, está menos desarrollado que el proceso
mediante el cual esas ideas han evolucionado. Por esta razón
estoy dispuesto a aceptar que empleo mal una idea, o su símbolo,
o ambos, pero no estoy de acuerdo en que existe un criterio
definitivo sobre esta cuestión. En la metodología psicoanalítica
el criterio no debe depender de si un uso determinado es co­
rrecto o incorrecto, si tiene significado o es verificable, sino de
su capacidad para fomentar el desarrollo.
80 No estoy sugiriendo que esa capacidad de promover tal
desarrollo nos provea de un criterio absoluto; la teoría psico­
analítica y su práctica, en los casos en que el pensamiento presen­
ta trastornos graves, señalan la necesidad de una reformulación
de las ideas Bobre el origen y naturaleza de los pensamientos y
una reformulación paralela de las ideas sobre ' los mecanismos
mediante los cuales es posible lograr "pensar" pensamientos.
Mas si es cierto que es necesario modificar nuestros enfoques
'iJ' 1.&1' ~, ~, l' JI 1lJ' 11 ~ll' ~lJJ lJ' lJJ AllJ /llJ IllJ . /u ILJJ llJ fU U illJ ,4JJ ,!U AU
16 W. R. BION
sobre los pensamientos y los mecanismos del proCeso del pensar,
es probable que esta modificación, si es tan importante como yo
lo creo, exija la modificación también de la forma en que produ.
cimos "pensamientos" y los métodos que empleamos al usarlos.
Mi método de crear "factor" y "función" (-y su capacidad para
I representar una "realización") no tiene por qué ser considerado
necesariamente equivocado por diferir de los métodos que son
generalmente aceptados como los únicos que corresponden a una
correcta producción, naturaleza y uso de los conceptos. Claro
está que mi método no está libre de ser sometido al exameri crí­
tico al que la experiencia psicoanalítica ha enseñado que todo
pensar debe ser sometido.
9. Los métodos que presenta este libro no son definitivos.
Aun cuando me he dado cuenta de que son inadecuados, a me­
nudo no me ha sido posible mejorarlos. Me encontré en una
posición semejante a la de un científico que sigue empleando
una teoría que sabe es imperfecta porque aún no se ha descu­
bierto otra mejor que la reemplace.
SUMARIO DE TEMAS
El .siguiente plan del libro puede servir de guía aproximada:
El capítulo I comprende una explicación preliminar de dfJS
·términos.
El capítulo II es una delimitación de área en la cual quiero
usar los términos como parte de mi equipo de investigación.
El éapítulo III inicia una descripción estilizada de experien­
cias emocionales, "realizaciones", en las que he tenido parti­
cipa~ión, que constituyen el estímulo para la creación de este
libro. Por "estilizada" quiero decir que es conscientemente
compleja, porque la falsificación que implica emplear este mé·
todo de presentación es inmensurablemente menor que la pro­
ducida por cualquier otro, incluyendo los así llamados registros
mecánicos. Estos·últimos ofrecen el tipo de verdad que corres·
ponde a la fotografía, pero la forma en que ese registro se lleva
a cabo, a pesar de una precisión superficial en el resultado,
ha llevado la falsificación más atrás: la introduce en la sesión
misma. La fotografía como fuente de la verdad puede ser acero
tada, pero hay que tener presente que se trata de la fuente luego
que ha sido enturbiada por el fotógrafo y su aparato; de todos
modos el problema de la interpretación de la fotografía sub·
6iste. La falsificación de una grabación es mayor, porque da
verosimilitud a lo que ya ha sido falsificado.
El capítulo IV es una breve exposición de ciertas ideas que
son analizadas a través de este libro.
Los capítulos V a XI so~ una descripción resumida de fenó'
menos clínicos relacionados con el tema de este libro, todo!!
ellos muy conocidos para los analistas pero expresados en tér­
minos que son tal vez más significativos para los analistas
formados en teorías kleinianas. Esta descripción indica el uso
que doy a los términos función·alfa y barrera de contacto
' ' '_ . ..,. 'l1l;I '&1 '&l
V~IJ' IIJ' 'IJ' U IIJ' I~, /~, U
18 •. , W. R. BION
. " ,' . ·l · ·. ~ .
(conlact-barrier) :'Áí;final 'd~tc~Pitui¿ 'XI' señalo la importan.
cia d¿ la elección entre modificar la frustración y evadirla.
El capítulo XII comienza con una referencia a la identifi.
cación proyectiva y su relación con la génesis del pensamiento.
Continúa con el papel que desempeña la experiencia oral y
alimentaria al proporcionar un modelo para pensar. Señalo las
serias consecuencias que puede tener para el desarrollo de una
madre incapaz de experimentar ensueño (reverie).
El capítulo XIII trata de los problemas relacionados con la '
grabación de sesiones y las teorías usadas por el analista. En
el capítulo XIV se consideran las posibilidades de un método
de notación científica.
Los capítulos XIV a XVI introducen los signos A, O Y e,
empleados en el estudio del tema de este libro.
Los capítulos XVII·XVIII retoman el uso de la abstracción
"función-alfa" en relación con el análisis de la génesis 'de los.
pensamientos. Se trata en particular los problemas de ábstrac­
ción, o generalizaciÓn, concretización o particularización.
El capítulo XIX inicia el análisis del empleo de modelos
psicoanalíticos. .
El capítulo XX es una investigación de la abstracción en la
cual se hace un intento de usar signos abstractos para elucidar
algunos de los problemas de la abstracción tal como ellos se
presentan en el análisis.
El capítulo XXI nos introduce en la teoría kleiniana del
intercambio entre las posiciones esquizo-paranoide y depresiva:
su relación con el aprendizaje y la experiencia emocional aso.
ciada Gon los términos empleados en las teorías de la causación.
En los capítulos XXII y XXIII se analiza la abstracción y
la construcción del modelo en el contexto de la práctica analítica.
Los capítulos XXIV a XXVII continúan la explicación con
particular referencia al aprendizaje (vínculo C). El capítulo
XXVIII es una elaboración del mismo tema en menos C (-C).
IU
1,
CAPÍTULO 1
1. J]enominar una aCCIon por el nombre de la persona de
la cual se piensa que esta acción es típica; hablar, por ejemplo,
de spunerismo como si fuera una función de la personalidad
de un individuo llamado Spuner, es muy común en la conver·
sación corriente. Aprovecho este uso para deducir de él una
teoría de las funciones que resistirá una aplicación más rigurosa
que la empleada en esa frase corriente. Supondré que hay fac·
tares en la personalidad que se combinan produciendo entida·
des estables .que yo denomino funciones de la personalidad. El
significado que atribuyo a los términos "factores" y "funcio·
nes" y el uso que les doy aparecerá en seguida, pero una expli­
cación preliminar no estará de más.
2, El enunciado "Un factor que debemos tener en cuenta en
la personalidad de X es su envidia a sus compañeros", puede
ser hecho por cualquier persona lega y puede significar poco o
mucho; su valor depende de nuestra opinión sobre la persona
que lo dice y el peso que ella atribuye a sus propias palabras.
La fuerza del enunciado se altera si doy al término "envidia"
el peso y significado con que lo ha revestido Melanie Klein.
3. Supongamos otro enunciado: "La relación de X con 'sus
compañeros es típica de una personalidad en la cual la envidia
es ' un factor". Este enunciado expresa la observación de una
función, en la cual los factores son la transferencia y la envidia.
Lo que se observa no es la transferencia o la envidia, sino algo
que es una función de la transferencia y de la envidia. Es neo
cesario, en el curso de un psicoanálisis, deducir nuevos factores
de los cambios observados en la función y distinguir diferentes
funciones.
4. "Función" es el nombre para la actividad mental propia
a un número de factores operando en consonancia. "Factor" es
el nombre para una actividad mental que opera en consonancia
con otras actividades mentales constituyendo una función. Los
,.
20
Ir ~J 4jJ ~, 4J, u ll' jU lJ' llJ IU tU IllJ IU IU u U II
W. 	 R. BION
APRENDIENDO Dt LA EXPERIENCIA 21
factores son deducibles de la observación de las funciones de las
lo estaría si empleara ' un término más rico en significados, porcuales son parte y conservan una mutua armonía. Pueden 8er
una ,penumbra de asoci~ciones que se darían. En cambio, e!teorías o las realidades que las teorías representan. Pueden
significado de las teorías que aparecen como factores debe con­parecer lugares comunes pertenecientes al insight común; pero
servarse y emplearse lo más rigurosamente posible. Doy porno lo Son porque la palabra usad'a para designar el factor se em­
sentado que ese significado ha sido aclarado en forma satisfac­plea en forma científica y por lo tanto más rigurosa de lo que
toria por los autores y demás personas que han analizado lases usual en el inglés corriente. Los factores no se deducen direc­
teorías con comprensión crítica. La libertad implícita en el usotamente sino a través de la observación de las funciones.
del término función-alfa y la concentración de precisión de la
S. La teoría de las funciones facilita la correlación de la expresión y uso en todo lo que se relaciona con los factores con­
"realización" 1 con el sistema deductivo ~ que la representa. Es fiere flexibilidad sin perj udicar su estructura. El uso que hago
más, su uso da flexibilidad a una teoría analítica, que debe em. de una teoría ya existente podría aparecer como distorsionando
plearse en situaciones analíticas de muy diversa índole, sin per­ el sentido que le da el autor; donde lo he creído necesario lo he
j udicar la permanencia y estabilid,ad de la estructura de la que es aclarado, si no lo aclaro, debe suponerse que creo estar inter­
parte. Además, mediante la teoría de las funciones, sistemas .de­ pretando la teoría del autor correctamente.
ductivos que poseen lin alto grado de generalización pueden re­
7. El término función-alfa está intencionalmente desprovistopresentar observaciones en el análisis de un paciente particular.
de significado. Antes de señalar el área de investigación enEsto es importante porque la teoría psicoanalítica debe ser
la cual me propongo emplearlo, debo considerar uno de losaplicada a cambios que tienen lugar en la personalidad del pa­
problemas concomitantes en esta investigación. Como el objetociente. Si el analista observa funciones y deduce de ellas los
de este término sin significado es el de proveer a la investiga­factores con los que están relacionadas, el obstáculo que separa
ción psicoanalítica de un equivalente de la variable de los mate­la teoría de la observación ha sido sorteado sin la elaboración
máticos, una incógnita que puede ser revestida con un valorde nuevas y posiblemente equivocadas teorías.
que su uso ha ayudado a determinar, es importante que no se ia
6. La función a la que me referiré, p'or su importancia emplee prematuramente para comunicar significados, porque es­
intrínseca, también sirve para ilustrar el uso que se puede dar tos significados prematuros pueden ser precisamente aquellos
a una teoría de las funciones. Llamo a esta función una función­ que es esencial excluir. Sin embargo, el solo hecho de que el
alfa, de modo que pueda referirme a ella sin estar limitado, como
término función-alfa se emplee en una determinada investiga­
ción lleva inevitablemente a que se lo revista nuevamente con
1 El término "realización"· se emplea en el sentido que tendría si
los significados derivados de las investigaciones que ya se hanse dice que la geometría euclidiana de las tres dimensiones tiene las 

estrllcturas del espacio ordinario como una -de sus "realizaciones". Esta 
 llevado a cabo en ese campo a. Por lo tanto, debe mantenerse
expresión es empleada en forma fácilmente comprensible en Algebraic una vigilancia constante a fin de impedir este desarrollo o que
Proyective Geometry, Semple & Kneebone (O.U.P., 1956), capítulo l, que , el valor de! instrumento resulte malogrado desde el comienzo.
trata del concepto de la geometría.
El área de investigación es aproximadamente aquella que está
• Preferimos usar el término "realización" para traducir realization con
cubierta por los trabajos a los que me refiero en el próximoel significado de materialización, objetivación, concretización, es decir 

hacer real una cosa. Nos apoyamos también en que Freud ha usado como capítulo. 

sinónimos los términos realisierung y obiektivierung, este ílltimo del ale. 

mán en que significa objetivación. (Véase S. Freud,Ob. Completa, The 

Standard Edition, J; Strachey, Londres, The Hogarth Press, Vol. XV,

pág. 141.). [S.)
z La expresi6n "sistema deductivo" o "sistema deductivo científico" 

empleada en fOl'ma tal que comprende cualquier aproximación o aproxi. 

mación proyectada a los 8istemas lógicos descriptos en Scientilic Expla­

nation, Braithwaite (C.U.P., 1955) capítulo II y siguientes. ~,Véase The logic 01 Scientilic Discovery, K. R. Popper (Hutchinson,
, 1959), pág. 35, riota 2, donde se da un excelente ejemplo de este problema.
•1
' .." .~,..	 ILJJ iUI~'
CAPÍTULO II
1. Al describir la institución del principio de realidad Freud
dijo: "La mayor importancia adquirida por la realidad exter­
na elevó también la de los órganos sensoriales vueltos hacia el
mundo exterior y la de la conciencia, instancia enlazada a ellos;
esta última hubo de comenzar a aprehender ahora las cualidades
sensoriales además de las de placer y displacer, únicas intere­
santes hasta entonces_" Destaco lo siguiente: "esta última hubo
de comenzar a aprehender"; por "esta última" Freud se refiere
presumiblemente a "la conciencia ligada a las impresiones
sensoriales" 1_ Me referiré luego a la atribución de aprehen­
sión a la conciencia_ Lo que interesa en este momento es la
funci.)n de la aprehensión misma; la aprehensión de las im­
presiones sensoriales y la comprensión de las cualidades del pla­
Cer y del displacer son ambas investigadas en este trabajo. Trato
las impresiones sensoriales, el placer y el displacer como igual­
mente 'reales, por lo tanto descarto la diferenciación que hace
Freud entre el "mundo externo" y el placer y el displacer, por
considenula ajena al tema de la aprehensión. Me referiré sin
embargo a la relación que existe entre el "principio dé placer"
y el "principio de realidad" y la elección que un paciente puede
realizar enfren'tado con la posibilidad de modificar una frus­
tración o evadirla.
2. El atribuir a la conciencia la capacidad de aprehen­
sión lleva a contradicciones que se pueden evitar aceptando, a
los fines de la teoría que deseo proponer, una posterior concep­
1 Dos pnncipios del funcionamiento mental.. S. Freud, (C. P.,
1911, Vol. IV). El criterio con qUe he seleccionado las citas y referencias
que aparecen en este capítulo no ha .sido tan riguroso como lo considero
necesario si fueran a aplicarse en una teoría científica o como un factor
en una teoría de las funciones. El propósito que tienen aquí es el de
limitar el área dentro del cual aplicaré el concepto de la función-alfa.
• Las citas de las obras de Freud fueron traducidas directamente
del inglés, aunque procurando respetar la versión española de López
Ballesteros y de Torres (S.] .
APRENDIENDO DE  LA EXPERIENCIA 23
""'!. 	 tualización de Freud. "pero ¿quf parte tendrá en nuestro es·
quema de la conciencia lo que e~ ,un momento fue tan omnipo­
tente y oculto a tooo lo demás? Simplemente el de un órgano
sensorial para la percepción de cualidades psíquicas" 2. (Subra­
yado de Freud.)
3. Siguiendo con la cita de "Dos principios del funciona­
miento mental" • de Freud ... "se constituyó una función espe­
cial (la atención) cuyo contenido consistía en indagar periódi­
camente el mundo exterior para que sus datos puedan ser ya fa­
miliares cuando surja una necesidad interna urgente. Esta acti­
vidad sale al encuentro de las impresiones sen!)oriales en lugar
de esperar su aparición" 3. Freud no profundizó su investiga·
ción de la atención más allá, pero el término, como él lo usa,
tiene un significado que investigaré como un factor en la fun­
ción-alfa.
. 4. Para contiriuar, "probablemente se estableció también,
al mismo tiempo, un sistema de notación encargado de deposi·
tar los resultados de esta actividad periódica de ·la conciencia,
una parte de lo que llamamos memoria". La notación y la acu­
mulación de los resultados de la atención son también fenómenos
para ser investigados con ayuda de la teoría de la función-alfa.
S. Se tendrán en cuenta algunas teorías de Melanie Klein y
sus colaboradores; las mencionaré aquí. Son las siguientes: el
splitting y la identificación proyectiva 4; la transición de la
posición paranoide-esquizoide a la posición depresiva y vicever­
sa G; la formación de los símbolos y 6 algunos de mis trabajos
2 S. Freud: Interpretación de ws sueños (S. E., pág. 615).
• Mantenemos el término original spliUing en lugar de traducirlo por
disocíación o división, debido a que conceptualmente está referido a un
tipo específico de disociación, de índole más regresiva, corno Bion lo ha
aclarado en trabajos anteriores. · Seguimos idéntico criterio para el tér­
mino split. (T.l · .
:3 S. Frtiud: Dos Principios del Fun¡:ionamiento Mental (C. P., Cap.
IV, pág. 15) .
4 Notas sobre algunos mecanismos esquizoides, M. Klein: Developmimts
in PsychoaTUllisis, pág. 300 (Versión castellana: Desarrollos en Psicoaná·
lisis, Bs. As., Ed. HOTDlé, 1962). .
.~ M. Klein: Ibíd., pág. 293.
6 M. Klein : La importancia de la formación de símbolos en el des·
arrollo del yo. Contributions to Psychoanalysis, Ed. The Hogarth Press.
(Versión castellana: Contribuciones al Psicoanálisis, Buenos Aires, Hor·
mé 1964.)
~lJJ ~, llr 111 lJJ tLl' 11' U lI' U ILJ, U U fU
24 W. R. BlON
anteriores sobre el desarrollo del pensamiento verbal 7. Me re­
feriré a ello sólo como factores modificados por combinaciones
entre ellos en una función. Esto es todo en cuanto a trabaj os
anteriores; ahora daré un ejemplo del empleo de esta Teoría de
las Funciones en una investigación psicoanalítica del campo
cubierto por los trabajos a que me he referido en este capítulo.
CAPÍTULO III
1. Una experiencia emocional que ocurra durante el sue­
ño, que elijo por razones que en seguida veremos, no difiere de
una experiencia emocional que ocurra durante el estado de vigi.
lia, en que las percepciones de la experiencia emocional tienen
en ambos casos que ser elaboradas por la función-alfa antes de
que puedan ser usadas para los pensamientos oníricos.
2. La función-alfa opera sobre las impresiones sensoriales,
cualesquiera sean, y las emociones, cualesquiera sean las que
el paciente acepta. Mientras la función-alfa opere con éxito, se
producirán elementos-alfa y estos elementos resultarán adecua­
dos para ser almacenados y satisfacer requisitos de los pensa­
mientos oníricos. Si la función-alfa es perturbada, y por lo tanto
resulta inoperante, las impresiones sensoriales que el paciente
capta y las emociones que a la vez está experimentando' perma­
necen inmodificadas. Los llamaré elementos-beta. En contraste
con los elementos-alfa, los elementos·beta no son sentidos como
si se tratara de fenómenos  sino como las cosas en sí mismas 2.
Asimismo, las emociones son objetos de los sentidos. Por lo
tanto 'estamos frente a un estado anímico precisamente con­
trastante con el de un científico que sabe que se ocupa de fenó­
menos, pero que no tiene la misma certeza respecto de si los
.fenómenos·tienen Una contraparte de cosas en sí mismas.
3. Los elementos-beta no son propensos' a ser usados en los
pensamientos oníricos, pero sí son apropiados para ser usados
en la identificación proyectiva. Influyen en la producción del
acting-out- Son objetos que pueden ser evacuados o empleados
para una forma de pensar que depende de la manipulación de
1-2 Empleo el término "fenómenos" para expresar lo .que Kant deno­
minó cualidades secundarias y primarias. La expresión "cosas-en-sí-mis­
mas" también coincide con 'la que Kant emplea para referirse a objetos
que no .son cognoscibles para el género humano.
7 W. R. Bion: Dillerentiation 01 psycholic jrom the non psychotic
personalities. Inl. J. of Psycho·analysis.
~,
l.' 	 uu ¡U U
26 	 W. R. BlON
lo que es sentido como cosas en sí mismas, cómo para sustituir,
tal manipulación por palabras e ideas. Por ejemplo, un hombre
puede asesinar a sus padres y sentirse luego libre para amar por·
que a través de este acto supone haber evacuado a sus padres
internos antisexuales. Tal acto está dirigido a "liberar la psique
del acrecentamiento de -estímulos". Lós elementos·beta se alma·
cenan, pero difieren de los elementos·alfa en que no son tanto
recuerdos como hechos no digeridos, mientras que los elementos·
alfa han sido digeridos por la función·alfa y por lo tanto se con­
vierten en disponibles para el pensamiento. Es importante esta­
blecer la diferencia entre los recuerdos y los hechos no digeri­
dos, los elementos-beta. (Más adelante veremos el uso de los tér­
minos: "digerido" y "no digerido".)
4. Si el paciente no puede transformar su experiencia emo­
cional en elementos-alfa, no puede soñar. La función-alfa trans­
forma las impresiones sensoriales en eh~mentos-alfa que se ase­
mejan, y en realidad pueden ser idénticos, a las imágenes visuales
con las que estamos familiarizados en los sueños, principalmente
los elementos 'que Freud considera entregan su contenido latente
cuando el analista los ha interpretado. Freud mostró que una '
de las funciones de un sueño es la de preservar el dormir. El
fracaso de la función·lilfa significa que el paciente no puede
, soñar y por lo tanto no puede dormir. Como la función-alfa de­
termina que las impresiones sensoriales de la experiencia emo­
cional sean asequibles para el pensamiento consciente y el pen­
samiento onirico, el paciente que no puede soñar no puede que­
darse dormido y no puede despertar. De allí la condición peculiar
que se manifiesta clínicamente cuando el paciente psicótico se
comporta como si estuviera precisamente en este estado.
IIJJ ILJ' JU
/~
: 

CAPÍTULO IV
1. Ahora consideraremos la experiencia emocional en for­
ma general, y no solamente como se da en el dormir. Acentuaré
Jo que he dicho hasta ahora a través de una nueva versión de
una teoría popular de la pesadilla. Se creía que un hombre tenía
una pesadilla porque se había indigestado y por eso despertaba
aterrorizado. Mi versión es: el paciente que duerme está ate­
rrorizado; debido a que no puede tener una pesadilla no puede
despertar ni tampoco quedarse dormido; por lo tanto ha sufrido
de indigestión mental.
2. El enunciado más general de la teoría es que para apren­
der de la experiencia la función-alfa debe operar sobre la capta­
ción de la experiencia emocionai; los elementos-alfa surgen de
las impresiones de la experiencia; por lo tanto se convierten en
acumulables y disponibles para los pensamientos oníricos y para
el pensamiento inconsciente de la vigilia. Un niño que tiene la
experiencia emocional llamada "aprender a caminar" es capaz,
gracias a la función-alfa, deacurnular esta experiencia. Pensa­
mientos que en un principio tuvieron que ser conscientes se con­
vierten en inconscientes y de este modo el niño puede realizar
todo el pensar necesario para caminar sin ser ya consciente
de ello. La función·alfa es neceJaria para el pensar y el razona­
miento consciente y para relegar el pensar a lo inconsciente cuan­
do es necesario liberar a la conciencia de la carga del pensa­
miento mediante el aprendizaje de ·una habilidad.
3. Si existen sólo elementos-beta, que no pueden ser hechos
inconscientes; no puede haber represión, supresión o aprendizaje.
Esto da la impresión de que el paciente es incapaz de discri­
minar. No puede dejar de captar cada estímulo sensorial; sin
' embargo, tal hipersensibilidad 	no significa un contacto con la
realidad.
4. Los ataques a la función-alfa, estimulados por el odio o
la envidia, destruyen la posibilidad de que el paciente establezca
: ,~ .
UVU~UUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUDUUUU
~- ~ .
28 w. R. BION
.. .".' ',,; '. ',' , .' :. .
un contattí)'~~~ci~nte:?'!a'~'~ 'consigo mismo o con algún otro
como objetos vivos. Por lo cual se refiere a objetos inanimados
y aun a lugares, cuando normalmente debería referirse a per­
sonas. Pero aunque las describe en forma verbal, el paciente
vive a esas personas como presentes en forma material y no sim­
plemente representadas por sus nombres. Este estado contrasta
con el animismo en que los objetos vivos son revestidos con
atributos de muerte.
) 

CAPÍTULO V
1. Debemos analizar ahora el splitting forzado asociado a
una relación perturbada con el pecho o sus sustitutos. El lac­
. tante'recibe del pecho leche y otros bienestares corporales; tam­
bién recibe amor, comprensión, solaz. Supongamos que su ini­
ciativa es obstruida por el temor a la agresión, la propia o la de
otros. Si la emoción es muy intensa, inhibe el impulso del lac­
tante para obtener alimento.
El amor en el lactante, o en la madre, o en ambos, incrementa
antes que debilita la obstrucción, en parte porque no se puede
separar el amor de la envidia 1 que se siente del objeto tan ama­
do j y en parte porque se siente que se despierta envidia y celos
en un tercer objeto que queda excluido. El papel que desempeña
el .amor puede pasar desapercibido. porque la ·envidia, la rivali­
·dad y el odio lo pueden oscurecer, aunque el odio no existiría
de no estar presente el amor. La violencia de la emoción obliga
al refuerzo de la obstrucción, porque no se distingue la violencia
de la destructividad, y las subsiguiente~ culpa y depresión. El
temor a la muerte por inanición, falta de lo esencial, obliga a
reanudar la succión. Se desarrolIa un split (división) entre la
satisfacción material y la psiquica.
2. Se teme tanto al miedo, alodio y a la envidia que se
toman las medidas necesarias a fin de destruir la captación de
todos los sentimientos, aunque esto no se diferencia del hecho de
destruir la vida misma 2. Si un sentido de realidad demasiado
fuerte como para que las emociones lo hagan zozobrar obliga
al infante a continuar alimentándose, la envidia y el odio ex­
perimentados en una situación que estimula el amor y la gra­
titud resultan intolerables y llevan a un splitting que se diferen­
1 El término "envidia" se emplea aquí para referirnos en forma gene­
ral a los fenómenos descritos en detalle por MeJanie Klein en Envidia
r Gratitud (Versión castellana en: La. emociones básicas del hombre,
Buenos Aire., Paidós.)
2 Véase p¡¡rágrafo 4 en Cap. IV.
uuu~u~uvuuuuuuuuuuuu IU U JU U lJJ ~u U JU IU JLJ, IlJI

30 W. R. BION
cia de aquel splitting tendiente a evitar la depresión. Se dife·
rencia del sp'liúing provocado por impulsos sádicos en que su
objeto y efec.to es el de permitir al lactante obtener lo que luego
en la vida se llamarán comodidades materiales, sin admitir la
existencia de un Objeto vivo del cual d~penden estos beneficios.
La envidia provocada por un pecho que brinda amor, compren·
sión, experiencia y saber plantea un problema que se resuelve
con la destrucción de la función·alfa. Esto hace que el pecho
y el lactante aparezcan como inanimados, con las consiguientes
culpabilidad, temor al suicidio y temor al crimen, pasados, pre­
sentes e inminentes. La necesidad de amor, comprensión y des­
arrollo mental se desvía hacia la búsqueda de bienestar mate­
rial, puesto que no puede ser satisfecha. Como los deseos de
un mayor bienestar material se intensifican, el ansia de amor
permanece insatisfecha y se convierte en una excesiva y mal
dirigida voracidad.
3. Este split (división) impue!lto por una parte por la inani­
ción y el temor a la muerte por inanición y, por la otra, por 'el
amor y el temor a la envidia criminal asociada alodio, produce
un estado mental en e! cual el paciente persigue vorazmente toda
forma de comodidad material; es al mismo tiempo insaciable e
implacable en su búsqueda de saciedad. Como este estado tiene
su origen en una necesidad de liberarse de las complicaciones
emocionales que implica el captar la vida, y una relación con
los objetos vivos, el paciente parece ser incapaz de experimentar
gratitud o interés, ya sea en sí mismo o en los demás. Este
est'ido implica la destrucción de su interés en la verdad. Como
estos mecanismos fracasan en liberar al paciente de sus dolores y
él siente que esto se debe a la carer¡cia de algo, su búsqueda de
una cura toma la forma de una búsqueda de un objeto perdido
y termina en una dependencia mayor en la comodidad material,
siendo la cantidad el elemento determinante, y no la calidad. Se
siente rodeado de objetos extraños * 3, de modo que aun las co­
• Preferimos traducir el término bizarre por extraño, por ser el sigo
nificado más aproximado. Los "objetos extraños" (bizarre objects) son el
resultado de las identificaciones proyectivas patológicas por las cuales
el 'objeto es percibido como dividido en diminutos fragmentos, cada uno
de los cuales contierie además una parte proyectada del sí·mismo (selfJ.
Estos "objetos extraños" son experienciados cómo cargados con gra'n hosti­
lidad,
:1 W. R. Bion: rhe Differentiation 01 Psichotic Irom non.psychotic
Personalities. In!. J. of Psycho·analysis.
I,1
APRENDIENDO DE LA EXPERIENCIA 31
modidades materiales son insuficientes e incapaces de satisfacer
sus necesidades. Pero carece de! aparato, la función-alfa, que le
permitiría comprender su dificultad. El paciente con temor y vo­
racidad toma un elemento-beta tras otro, aparentemente incapaz
de concebir cualquier otra actividad que no sea la introyección
de más elementos-beta. Cuando se da esto en un análisis se siente
que 'el paciente nunca abandonará la búsqueda de un tipo de
acción que no comprendemos cómo es que no se da cuenta de
su futilidad. Piensa que las interpretaciones son malas sin ex­
cepción, pero sin embargo necesita más y más de ella,s. Sin em­
bargo, el paciente no siente que le están interpretando, ya que
ello implicaría una capacidad para establecer con el analista el
equivalente de la relación de un lactante con un pecho que brinda
sabiduría material y amor. Pero se siente capaz sólo de esta­
blecer e! equivalente de una relación en 'la cual todo el sustento
que se puede lograr es e! que brindan los objetos inanimados;
pu~de aceptar aquellas interpretaciones analíticas que siente que
son flatos o contribuciones que se destacan más por lo que no
son que por lo que son. El hecho de que el paciente use un
equipo adecuado para el contacto con lo inanimado para estable­
cer contacto consigo mismo ayuda a explicar la confusión
que siente cuando capta que en realidad esta vivo 4. Aunque
siente que no hay rasgos atenuantes en suambiente, incluyendo
en su ambiente las interpretaciones del analista y su propia ca­
rencia de un equipo para aprender algo de su experiencia, el
paciente, en última instancia, comprende algo del significado
de lo que se le dice.
4 Véase capítulo VI, parágrafo 2.
fU -U 4J, ~' UU~' ~'UUILl' u
~
~ 

CAPÍTULO VI
1. Las reacciones del paciente frente al bienestar material
se ven'a través de sus reacciones frente a las comodidades de tipo
material, el diván u otras cosas, que existen en el consultorio.
¿Por qué debe tener más y más de esas "comodidades"? Parte
'dé la 	 respuesta está en el splitting que tuvo como propósito,
al efectuar una separación entre el bienestar material y el psí­
quico, el de servir de escape al temor, a la envidia, ya sea la
propia o la del 6tro. '
2. El intento de evitar la experiencia de contacto con obje­
tos vivos destruyendo la función-alfa incapacita a la personali­
dad para establecer una relación con cualquier aspecto de sí
misma que no se parezca a un autómata. Sólo los elementos-beta
están disponibles para cualquier actividad que tome el lugar del
pensar y los elementos-beta son solamente apropiados para la
evacuación, tal vez mediante la intervención . de la identifica­
ción proyectiva. Estos elementos-beta son tratados por un proce­
dimiento de evacuación similar a los movimientos de la muscu­
latura, cambios de expresión, etc., que Freud describió como
tendientes a desembarazar a la personalidad de los incrementos
de estímulos y no a efectuar cambios en el ambiente; un movi­
miento muscular, una sonrisa, por ejemplo, debe interpretarse
en forma distinta de la sonrisa de una personalidad no psicótica.
Los fenómenos que se dan en el análisis no coinciden con la
descripción de Freud de la forma de actuar de la personalida(l
durante la fase de predominio del principio del placer, para des­
embara7.arse de los incrementos de estímulos. Esa personalidad
es, dentro de ciertos límites, normal; la personalidad que estoy
describiendo es marcadamente anormal. La actividad que tiene
lugar bajo el predominio del principio del placer, tendiente a
liberar a la personalidad de incrementos de estímulos es reem­
plazada, en la fase de predominio del principio de realidad, por
la expulsión de elementos-beta indeseados_ Una sonrisa o una
w,fll' tU ~J
34 W. R. BION
frase dicha debe interpretarse como un movimiento muscular de
evacuación y no como·una comunicación de sentimientos.
El hombre de ciencia cuyas investigaciones incluyen la subs­
tancia de la vida misma se encuentra en una situación seme­
jante a la .de los pacientes que estoy describiendo. Un trastorno
en el equipo para pensar del paciente conduce al predominio
de una vida mental en el cual su universo está poblado de obje­
tos inanimados. La incapacidad, aun de los seres humanos más
desarrollados, para hacer uso . de sus pensamientos, porque la
capacidad de pensar es rudimentaria en todos nosotros, signifi­
ca que el campo para la investigación, ya que toda investigación
es en última instancia científica, está limitado, por~ insuficiencia
humana, a aquellos fenómenos que tienen las características de
lo inanimado. Nosotros suponemos que la limitación psicótica se
debe a una enfermedad, pero que la del hombre de ciencia no.
La investigación de esta premisa esclarece la enfermedad por un
lado y el método científico por el otro. Parece que nuestro equi­
po rudimentario para "pensar" pensamientos es adecuado cuan­
do los problemas están asociados con lo inanimado, pero que
no es así cuando el ·objeto a investigar es el fenómeno de la
vida misma. Enfrentado con las complejidades de la mente hu­
mana, el analista debe ser prudente aun al seguir métodos cien­
tíficosaceptados; su · debilidad puede estar más cerca de la
flaqueza del pensamiento psicótico de lo que podría parecer a
primera vista.
IUUUjUUUUU~U 

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l' ,
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I
i~
I
CAPÍTULO VII
1. Si un hombre tiene una experiencia emocional durante el
sueño o la vigilia y es capaz de convertirla en elementos-alfa,
puede permanecer inconsciente de esa experiencia emocional o
llegar a ser consciente de ella. El hombre que duerme tiene una
experiencia emocional, la convierte en elementos-alfa y se vuelve ;~!!
'r ! ~ r,
capaz de tener pensamientos oníricos. Por lo que tiene la liber­ ~ p.¡~
tad de llegar a ser consciente (o sea despertar) y describir la ~~.!~:
experiencia emocional a través de una narración que general. ..",i.
mente se conoce como sueño.
; .....-,;:.
2. Un hombre que habla con un amigo convierte las impre­ ....
siones sensoriales de esta experiencia emocional en elementos­ í!!!!
••n
alfa; de esta forma se vuelve capaz de tener pensamientos oní­
ricos y por lo tanto de tener una conciencia no perturbada de
los hechos, ya sean éstos los acontecimientos en los cuales par­ ~~
ticipa o sus ,sentimientos acerca de esos acontecimientos o ambos.
Es capaz de permanecer "dormido" o inconsciente de ciertos ele­
mentos que no pueden penetrar la barrera qtie ofrece su "sueño".
Gracias al "sueño" puede continuar despierto en forma ininte­
rrumpida,o sea despierto ante el hecho de que está hablando
con ,su amigo, pero dormido para los elementos que, si pudieran
penetrar la barrera de sus "sueños", conducirían a que su mente
fuera dominada por lo que generalmente son ideas y emociones
1::,1.
inconscientes.
l
El sueño constituye una barrera contra los fenómenos menta­
les que podrían abrumar la captación que tiene el paciente de
.¡ que está hablando con un amigo y, al mismo tiempo, hace que
1 sea imposible que la captación de que está hablando con un
amigo abrume sus fantasías. El intento del psicótico de discri­
minar lo uno de lo otro conduce al pensam:iento racional, que
I se caracteriza por una peculiar falta de "resonancia". Lo que 

dice en forma clara e inteligible tiene sólo una dimensión. No 

tiene matices ,de significado. Invita al que escucha a decir "y
ill' ~u ~lJ' u
36 W. R. BION
con eso ¿qué?" No tiene la capacidad de sugerir una línea de
pensamiento.
3. El "sueño" tiene muchas de las funciones de censura y
resistencia. Estas funciones no son el re,sultado de lo incomi­
ciente, sino que son instrumentos mediante los cuales el "sue­
ño" crea y diferencia conciencia de inconsciencia.
Resumiendo: "el sueño", j unto con la función-alfa, quP. posi­
bilita el soñar, es fundamental para el funcionamiento de la
conciencia y la inconsciencia, de lo cual depende el pensamiento
ordenado. La teoría de la función-alfa del "sueño" tiene los
elementos del enfoque de la teoría psicoanalítica clásica de los
sueños, o sea que la censura y la resistencia están representados
en ella. Pero en la teoría de la función-alfa las fuerzas de cen­
sura y resistencia son esenciales para la diferenciación de cons­
ciente e inconsciente y ayudan a mantener la discriminación
entre lós dos. Esta díscriminación deriva del funcionamiento del
"sueño", que es una combinación en forma narrativa de pen­
samientos oníricos, y estos pensamientos a su vez derivan de ,
combinaciones de elementos-alfa. En esta teoría la capacidad
para "soñar" preserva: a la personalidad de lo que es virtual­
mente un estado psicótico. Por lo tanto, ayuda a explicar la
tenacidad con que el' sueño, como se lo presenta en la teoría
clásica, se defiende del intento de convertir lo inconsciente en
consciente. Tal vez pueda parecer imposible establecer una dis­
tinción entre dicho 'intento y la destrucción de la capacidád para
soñar, en la medida en que esa capacidad está relacionada con
la diferenciación entre c~nsciente e inconsciente 1 y con el man­
tenimiento de la diferenciación así establecida_
1 "Diferenciación entre consciente e inconsciente"_ Este empleo de
los términos es típico de la dificultad de emplear términos ambiguos
cuando no se dispone de otros más precbos. Yo no quiero decir "lo"
consciente o "lo" incon~cicntc. porque esto implicaría que se podría
pedir a un observador (Iue distinga entre dos objetos. Pero no quiero
excluir ese mati~ de significado porque cuando los elementos han sido
diferenciados, algunos convirtiéndose en conscientes y otros en incons,
cientes, resulta razonable decir que hay un inconsciente si dicho concepto
es útil.
u
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CAPÍTULO VIII
1. Ahora trasladaré todo lo que he dicho acerca del estable­
cimiento de consciente e inconsciente y de una barrera entre
ambos a una entidad supuesta que llamo "barrera de contacto".
Freud usó este término para describir la entidad neurofisiológica j.' . ~ Ji
r·· I ~'.
posteriormente conocida como sinapsis. De acuerdo con esto he ft ;'i'~
reformulado mi enunciado de que el hombre debe "soñar"
1,,'
i1': ~ji
jo ~l~
una experiencia emocional corriente, tanto si ésta ocurre durante j,í1
t
el dormir o durante la vigilia, de esta manera: la función-alfa ~ ~
5~.~~
del hombre, dormido o despierto, transforma las impresiones i;H~
sensoriales relacionadas con una experiencia emocional en ele­ ¡h¡~
'ij¡P.
mentos-alfa, Jos que al proliferar se adhieren formando la it!~
barrera de contacto. Esta barrera de contacto, de este modo en íi¡fficontinuo proceso de formación, marca el punto de contacto y ~Ii!r.
l ¡;~}~
separación entre los elementos conscientes e inconscientes y origi­ ~ !:;~
na la distinción entre ellos. La naturaleza de la ba'rrera de con­ ::i¡f~
tacto dependerá dt la naturaleza de la provision de elementos­ ~¡nº
alfa y de cómo éstos se relacionan entre sí. Pueden adherirse. f'to1'1
Pueden estar aglomerados. Pueden estar ordenados en secuen­
cia para dar la apariencia de una narración (al menos en la for­
ma en que la barrera de contacto puede manifestarse en un sue­ ··,'n.
! í:i~
ñoJ. Pueden estar ordenados lógicamente. Pueden estar ordena­ ':~
.. ¡;,,;,~,
dos geométricamente. -" 1'
::J
2. El término "barrera de contacto" acentúa el estableci­ ~-I. :.!!
miento de contacto eutre consciente e inconsciente y el pasaje
selectivo de elementos de uno al otro. El cambio de elementos
de consciente a inconseiente y viceversa dependerá de la natura­
leza de la barrera de contacto. En tanto los sueños nos permi­
ten un acceso directo al estudio de la barrera de contacto, siguen
teniendo en psicoanálisis la posición fundamental que Freud les
asignó.
La naturaleza de la transición de consciente a inconsciente y 

viceversa, y, en consecuencia, la naturaleza de la barrera de
39
jLl, jl.jJ ILlJillJ ~llJ ijLJJ ~IJ' ILlJ U
.
38 W.R. BION
contacto y los elementos-alfa que la componen afectan la memo­
ria y las características de cualquier tipo de recuerdo dado.
3. En la práctica, la teoría de las funciones y la teoría de una
función-alfa posibilitan interpretaciones que muestran precisa­
mente cómo el paciente siente que tiene sentimientos, pero no
puede aprender de ellos, y tiene sensacione!, algunas de ellas
muy débiles, de las que tampoco puede aprender. Puede demos·
trarse que junto a una incapacidad para rechazar o ignorar cual­
quier estímulo puede existir una determinación de no vivenciar
nada. Las impn!siolies sensoriales pueden 'ser vistas como te­
niendo algún significado, pero el paciente se siente incapaz de
saber cuál es ese significado.
4. Las int~rp,retac"iones derivadas de estas teorías parecen
efectuar cambios en la capacidad de pensar del paciente, y por
lo tanto en su capacidad de comprensión. En relación con los
fenómenos que están 'siendo investigados, tal respuesta es por
sí misma bastante peculiar como para requerir explicación. En
primer lugar, la naturaleza de las dificultades, si en realidad han
sido correctamente descritas, parecería descartar la posibilidad
de que el paciente pueda comprender la descripción. Tal dificul­
tad podría ser superada elucidando los distintos grados de in­
capacidad. Desde el punto de vista de la técnica sería satisfac­
torio si la respuesta a las interpretaciones basadas en el uso de
una teoría de las funciones, función-alfa y barrera de contacto
dieran algún elemento de confirmación de que una realización
se aproxima a estos conceptos teóricos. Científicamente, la vali­
dez de la teoría estaría apoyada por una correlación entre la evi­
dencia de que la capacidad de pensar ha aumentado por efecto
del análisis y la evidencia de que existe una realización que co­
rrespondería al esquema teórico abstracto. Hay realmente un
efecto de "eco" cuando se da una interpretación que apoya la
idea de que el concepto teórico de barrera de contacto tiene una
realización correspondiente. El análisis de esto está fuera del
alcance de este trabaj o y lo dej o para otra ocasión.
En los capítulos 111 a VIII he usado el concepto de función­
alfa para llenar las lagunas en mi conocimiento de un estado
mental que se encuentra en el curso de la práctica del análisis y
que deseo describir. De este modo he podido continuar con la
comunicación sin necesidad de esperar a descubrir los hechos
que faltan y sin formular enunciados que podrían sugerir que
los hechos ya eran conocidos.
/u IU·
~---
EXPERIENCIAAPRENDIENDO DE ~
Ahora quiero demostrar cómo se usa la teoría de las funciones
como un instrumento en el trabajo analítico. Doy ejemplos del
background de experiencias emocionales ("realizaciones") de
las cuales la teoría fue abstraída Y doy luego ejemplos de "reali­
zaciones", desconocidas cuando la teoría fue abstraída, Y que
luego se descubrió se aproximaban a ésta. Lamentablemente, el
material no se presta a una exposición tan lógica sin producir
una distorsión equívoca de los hechos. En el próximo capítulo
me dedicaré especialmente al background de experiencia emo·
cional del cual esta teoría es abstraída. Se trata de la descripción
de los elementos de los cu~le8 se hizo la abstracción, pero éstos
están mezclados con tantos otros que es imposible reclamar para i )~
esta descripción cualidades que son generalmente consideradas
l!:~esenciales en un trnbajo r.ientífico. 1
I"¡'1
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CAPÍTuLO IX
1. Un pequeño número de pacientes a quienes he debido
tratar han presentado principalmente síntomas de perturbacio.
:¡ ...,
nes en su capacidad de tener pensamientos. En el curso de su 	 .....:
:~,¡~
tratamiento se presentaron y fueron aprovechadas oportunida. I ¡;¡~
des de interpretaciones transferenciales ortodoxas, pero muy a 	 :';1~
!1>J.1,¡
menudo 'el paciente no aprendía nada de ellas., La corriente de 

asociaciones desconectadas continuaba. Las interpretaciones ba­ '¡:I~ 
:r lt
·1 ,'sadas en teorías de erotismo anal en sus diversas formas, teorías 	 "":-i~
1¡~.i'
sobre la necesidad del paciente de improvisar una personalidad ;:::~
tomando como base elementos que él sentía carecían de valor 	 "'IVjl"I.
y que por lo tanto podía darse el lujo de perder, teorías de 	 ,I~t
Ili'
splitting, identificación proyectiva, defensa ante ataques, etc., 

sólo tenían un efecto límitado. Había signos de confusión que HIi¡!ll¡'I 

yo he aprendido a asociar con la iden(ificación proyectiva. 
 :t l~ 1" ,j,
Por lo tanto, supuse que yo era el depositario de una parte de 	 ?I~ ~:'
iIH~!su personalidad como su salud mental o parte no·psicótica de su
;:i~'~~personalidad. No pasó mucho tiempo hasta que decidí que 	 !I!1D
;:p,¡t¡
era improbable que posteriores interpretaciones basadas en es­	 1 ;' i~1 1
tas teorías alcanzaran algún fin útil. Probé la suposición de
que yo contenía la parte no-psicótica de su personalidad, y . 1 .,:~.
(';41
entonces comencé a darme cuenta de que yo debía estar cons­ ,~ '.ti
ciente de lo que estaba pasando 'en tanto que él no lo estaba.
1
/-t!1'
Yo era (contenía) su "consciente". A veces yo podía visualizar ,¡la situación que se desplegaba en el análisis como una situación
en la que el paciente era un feto a quien las emociones de la ', :.t:
madre se comunicaban, pero para quien el estímulo de las
emociones y su origen eran desconocidos (véase "Construcción
de modelos", capítulo XXII). En otros momentos él parecía te­
ner una idea rudimentaria de lo que estaba pasando, pero nin­
guna idea de cómo sentía. ,No describiré aquí las variaciones
sobre este tema, puesto que no eran sustancialmente distintas de
las descritas por M. Klein, H. Rosenfeld y .otros. El problema
~~~D===~~=-__~~____________~__~
",.., .,.- ,.." ,.." ,~, .~, IIJJ IlJ' 11.1' 111' ILJJ J, ILj, /u ¡U lJf -¡(jJ ~LJ'
·12 	 W. R. BION
que ,esperaba solución, y que ahora estoy considerando, era
determinar que era esta parte. La teoría de las funciones ofrecia
una posibilidad de resolver este problema suponiendo que yo
contenía funciones desconocidas de su personalidad, y a. partir
de aquí examinar la experiencia en las sesiones en busca de
pistas que me ayudaran a descubrir qué eran esas funciones. ,su.
puse que yo era la ."conc;encia". La teoría de Freud de que la
conciencia es el órgano sensorial de cualidad psíquica permitía
suponer que se estaba efectuando una separáción entre la con­
ciencia y la cualidad psíquica. Esta suposición resultó prove­
chosa, pero sólo por una sesión o dos y luego volví a. enco~·
trarme en la misma situación que antes o casi en la misma.
Todavía pensaba que el problema era tal que podía resoiverse
en términos de teoría de transferencia e identificación proyecti­
va, es decir, que yo podría suponer que los pacientes se sentían
observados por mí y por las partes de su personalidad que se
suponía yo contenía. A la luz de las teorías de la transferencia
y de las identificaciones proyectivas el material producido podía
ser considerado como un vínculo entre paciente y analista 'y
yo podía interpretar en la forma descrita en Attacks on linking l.
Las interpretaciones tuvieron cierto éxito, pero yo no sentía
que esos cambios estuvieran necesariamente relacionados con
un esclarecimiento producido por las interpretaciones. Enton·
ces se me ocurrió que él estaba haciendo lo que he descrito
anteriormente como "soñar" los acontecimientos inmediatos en
el análisis, es decir, transformar impresiones sensoriales en ele­
mentos-alfa. Esta idea -parecía a veces esclarecer, pero sólo se
volvió dinámica cuando la relacionaba con funciones-alfa de­
fectuosas, es decir, cuando me parecía que estaba siendo testigo
de una incapacidad de soñar debida a falta de elementos-alfa y
por lo tanto una incapacidad de dormir o estar despierto, de
es~ar consciente o inconsciente.
2. Esto podría explicar por qué yo era un "consciente"
incapaz de realizar las funciones de la conciencia y él un "in­
consciente" incapaz de realizar las funciones de la inconscien­
cia. (A fin de simplificar, supongo que esta división de funcio­
nes se mantenía estacionaria, pero en realidad no era así; los
roles eran intercambiables.)
J Bion, W. R.: ..Auacks on Linking", Int. l. o! Psychs-Anal., Vol.
40, 1959. .
~
l.
APRENDIENDO DE 4'- EXPERIENCIA 43,
3. Ahora bien, esta situación no corresponde al marco teórico
que he sugerido, es decir, la teoría de una barrera de contacto
que debe su existencia a la proliferación de elementos-alfa
por la función-alfa y que cumple la función de una membrana
que, por la naturaleza de su composición y su permeabilidad,
divide los fenómenos mentales en dos grupos, de los cuales
uno realiza las funciones de la conciencia y el otro las funciones
de la inconsciencia. ",:!i
;~
4. En la nueva situación hay una división de clases, como :~
. 11
suspendida entre paciente y analista, pero que .no ofrece resis­ ¡, ,, ~
,tencia al pasaje de elementos de tina zona a la otra. Esta situa­ .':
" ; ~;
ción no se presta al establecimiento de consciente e inconsciente '"; ,
y por lo tanto puede llevar a desarrollos imperfectos o anómalos 	 ::,;H¡
11.1'de una capacidad de recuerdo y represión. La diferencia en
~ ¡~H:los dos estados deriva de las diferencias entre una barrera de 

contacto compuesta de elementos-alfa y una compuesta, si es :l"!i~

;11!lJ
ésa la palabra correcta, de elementos-beta_ Se recordará que I¡:l-~:
estos últimos parecen carecer de una capacidad de vincularse
:!:;;~entre sí. Clínicamente esta pantalla de elementos-beta se pre­
¡l¡senta a la observación casual como imposible de distinguir de
~~un estado confuso y en particular de cualquiera de esa clase
,ji}!de estados confusos que semejan sueños, á saber: 1) Una pro­
!¡i!ducción de frases o imágenes desconectadas que, si el paciente iA
estuviera dormido, las tomaríamos ciertamente como pruebas 1;1' l~:
de que el paciente soñaba. 2) Una producción similar pero
':i¡~expresada en forma tal que sugiere que el paciente simula que I:Al~
sueña. 3) Una producción confusa que parece ser prueba de
}~1
alucinación. 4) Similar al anterior, pero sugiriendo una alu­

cinación de un sueño ; no he tenido motivo para suponer que el 'H:i 
I I ~.
paciente soñaba que estaba alucinado. Estos cuatro estados Ii.~
están relacionados con el miedo que la posición depresiva :1: . ~
produjera un superyó asesino y 'por lo tanto con la necesidad :,i:~;l1
de tener la experiencia emocional en: la ·cual esto podría ocurrir ! ~,>
en presencia del analista. Clínicamente, la pantalla de elementos­ .'.1 

beta a que me refiero guarda una marcada semejanza superfi­

cial con cualesquiera de estas cuatro Cias~s y podría suponerse 

que es idéntica a éstas. 

5.' Una comparación de la pantalla de elementos-beta con 

los confusos estados semejantes a sueños muestra que la panta­

lla de .elementos-beta es coherente y tiene un propósito. Una 

interpretación de que el paciente 'estaba produciendo tina co­
u U U U lIJ- U- U- lIJ­.11' l' u ILl' u (J11
44 W. R. BION
rriente de material que tenía por objeto destruir la potencia psi­
coanalítica del analista no parecería fuera de lugar. Igualmente
apropiada sería una interpretación de que el paciente estaba
más interesado en retener que en dar información. Una peculia­
ridad de la situación es la plétora de interpretaciones que se le .
ocurriríá a cualquiera con algo de sentido común. Sin embargo,
no se le ocurren al paciente. Estas interpretaciones de sentido
común tienen una característica general: todas ellas son acu· .
satorias o, alternativamente, laudatorias y Como rebuscadas a
fin de asegurar al paciente de su bondad a pesar de las pruebas
que indican lo' contrario. Esto no es fortuito; sería difícil frente
a los datos sostener que lo es. Uno se ve forzado a llegar a una
conclusión que. es inesperada y sorprendente, a saber, que la
pantalla de elementos beta -la llamaré en el futuro pantalla
beta para abreviar- tiene una cualidad que le permite provocar
e! tipo de respuesta que el paciente desea, o alternativamente,
una respuesta del analista fuertemente cargada de contratrans·
ferencia. Ambas posibilidades requieren ser examinadas, dadas
sus implicaciones.
~
­
C~píTULO X
1. Gracias a la pantalla-beta, e! paciente psicótico tiene una
capacidad para provocar emociones en el analista; sus asocia­
ciones son los elementos de la pantalla-beta, que tienen e! pro­
pósito de provocar interpretaciones u otras respuestas que están
menos relacionadas con su necesidad de recibir interpretaciones ~ ~ ¡:'
psicoanalíticas que con su necesidad de comprometerlo emocio­ :H
nalmente 1. La teoría de la contratransferenda ofrece una ex­
plicación sólo parcialmente satisfactoria, porque ~e ocupa de !:,l¡:
la manifestación sólo como un síntoma de los motivos incons­ U.
cientes de! analista, y por lo tanto deja sin explicar la contri­ Ibución del pacieme. En primer lugar, el paciente para quien "j;:;
"
¡~{f
estas teorías han sido destinadas no emplea un lenguaje articu­ ..Wlado; demuestra con evidente sinceridad una incapacidad para +m>1
comprender su propio estado anímico, aun cuando le es señala­ 'i':i
,/o1ll'
do. El empleo que hace de las palabras es más una acción '1 ;,
destinada a "liberar a la psique de un acrecentamiento de estí­ *6~
mulos" que un lenguaje_ En segundo lugar, no se propone mane­ ':
11
ti:
jar al analista del mismo modo que e! neurótico_ Hay cierta :1,:*·;1'1'
coherencia en las características de los elementos-beta. El len­ ;r:~t
guaje que debo emplear para describir una situación dinámica j:Jr
produce una distorsión porque es el lenguaje de un método '/
científico ideado para e! estudio de lo inanimado. Esta defor­
mación afecta mi afirmación de que ciertas características de la
pantalla-beta son congruentes. Sería más correcto decir que
1 Esto sugiere una capacidad para la intuición que parece ser incom­
'patible con las ideas corrientes acerca de la insania. En tanto se trata
de conducta intencional, el propósito ha de ser .controlado y dictado por
la parte no psicótica de la personalidad.
La provocación inherente a In pantalla-beta, si tiene éxito, significa
que el paciente está hambriento de material terapéutico genuino, o sea
verdad, y por lo tanto aquellos impulsos que tienden a la supervivencia
trabajan en forma sobrecargada en un intento de lograr una curación
contando con una material terapéuticamente pobre.
~IJ' flJ, l' ,u ILJJ u
46 W. R. BION
una situación dinámica evoluciona y su evolución se revela a
través de la aparición de una característica particular como la
que impregna a un número cada vez mayor de elementos y les
da congruencia. El reemplazo de una barrera de contacto por
una pantalla.beta es un proceso viviente. Las observaciones del
analista, por razones conectadas con la naturaleza del cambio
de la posición esquizo-paranoide a la depresiva y viceversa,
aporta a la situación analítica un elemento que hace que su
desarrollo parezca ser una transición entre una serie disconti·
nua de partículas o elementos a una síntesis de esos mismos
elementos. Uno reemplaza a la otra de un modo análogo al
reemplazo de un juicio por otro cuando examinamos una figura
que ilustra la perspectiva reversible.
2. El analizado aporta cambios que están asociados con el
reemplazo de la función-alfa, por lo que puede ser descrito
como una inversión de la dirección de la función ~. En lugar de
tratarse de impresiones sensoriales que se convierten en ele-o
mentos·alfa para ser usados en pensamientos oníricos y en el
pensar inconsciente de vigilia, el desarrollo de la barrera de
contacto es reemplazado por su destrucción. Esto se leva a
cabo por una inversión en la función·alfa, de modo tal que la
barrera de contacto y los pensamientos oníricos y el proceso
del pensar Inconsciente de vigilia que constituyen la contextura
de la barrera de contacto se convierten en elementos·alfa des­
pojados 3 de todas las características que los separan de los
2 La inversión de dirección es compatible con el tratamiento de los
pensamientos por evacuación; o sea que si la personalidad carece del
aparato .que le permitiría "pensar" pensamientos, pero es capaz de inten·
tar liberar a la psique de pensamientos en forma muy similar a como se
libera a sí misma del incremento de estímulos, .entonces la inversión de
la funciÓn·alfa puede ser el" método empleadoo
3 El despojar a los elementos-alfa de las características que los dife­
rencian de los elementos·beta es importante. Nos es dado un modelo de
esto por la teoría según la cual la palabra es el nombre de un sistema
deductivo científico, por ejo, "papá". El sistema deductivo científico
consiste en una seTÍ.! de hipótesi50 El sistema es una afirmación de que
ciertos elementos están constantemente unidos. La conjunción y los ele·
mentos conjuntos dependen de la pre-concepción (el conocimiento a priori
del individuo) y de olas "realizaciones" que el individuo ha tenido suce·
sivamente para aproximarse a la preconcepción y transformarla en una
concepción. La concepción a su vez se convierte en una abstracción, o
modelo, al cual se cree o se experimenta aproximan todavía más "reali­
zaciones!'_ Son estas asOciaciones, que ahora' el sistema deductivo' cien·
tífico define .como constantemente conjuntas (y debido a esta afirmación
APRENDIENDO DE LA EXPERIENCIA 47
.elementos-beta y son luego proyectados formando de este modo
la pantalla beta.
3. La inversión de la función-alfa significa la dispersión
de la barrera de contacto y es perfectamente compatible con el
establecimiento de objetos con las características que en un mo­
mento atribuí a los objetos extraños. La compatibilidad se
acrecentaría si, a pesar de mi advertencia en el sentido de que
la barrera de contacto (una función) y el yo (una estructura)
no se consideren términos intercambiables refiriéndose a lo
mismo, pudiésemos pensar que la inversfón de la función-alfa
en realidad afecta al yo, por lo tanto no provoca un simple re­
torno a los elementos-beta, sino objetos que difieren en aspec­
tos importantes de los elementos·beta originales que no tenían
ni rastros de la personalidad adheridos a ellos. El elemento-beta
difiere del objeto extraño, en que este último es un e1emento­
beta sumado a vestigios del yo y del superyó. La inversión
de la función-alfa altera la estruo,tura relacionada con la fun­
ción-alfa.
4. Repasemos los términos que he empleado hasta aquí: 1)
El yo es una estructura que, como Freud la describe, es un
desarrollo especializado del ello que tiene la función de estable·
cer contacto entre la realidad psíquica y la externa. 2) La fun­
ción-alfa es el nombre dado a una ábstracción 'empleada por el
analista para describir una función, cuya 'naturaleza desconoce,
hasta el momento en que siente puede reemplazarla por factores
de los cuales cree haber tenido pruebas en el curso de la in­
vestigación en la que está empleando la "función-alfa. Corres­
ponde a aquella función de ciertos factores, incluyendo la fun­
cÍón' del yo, que transforma los datos sensoriales en elementos·
alfa. Lbs elementos-alfa comprenden las imágenes visuales, los
modelos auditivos, modelos olfativos, y son adecuados para ser
están constantemente conjuntas en la mente del individuo) las que son
despojadas de la palabra que es el nombre del sistema deductivo cien·
tífico, de modo que finalmente sólo queda el n()mbre "Papó". No me estoy
refiriendo al valor social del nombre "Papó" ni tampoco a la versión
social del sistema deductivo científico denominado con ese nombre. El
aspecto que estoy analizando es el que existe antes de la publicación y
que es por lo tanto propio del individuo. Es ese aspecto de un fenómeno
que podría, para usar términos' de Kant, ser denominado "cualidad se·
cundaria", al menos que hubiese pruebas, dadas por la publicación, de la
universalidad q'ue Kant atribuyó a las cualidades primarias.
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48 W. R. BION
empleados en el pensamiento omnco, el pensar inconsciente de
vigilia, sueños, barrera de contacto, memoria. Desde el punto de
vista clínico el objeto extraño que está impregnado de caracte­
rísticas ,superyoicas se aproxima a ofrecer una realización para,
armonizar con el concepto de los elementos-beta. Pero 'el con­
cepto del elemento-beta comprende solamente impresiones sen­
soriales, la impresión sensorial como si fuera una parte de la
personalidad que experimenta la impresión sensorial, y la im­
presión sensorial como si fuera la cosa-en-sÍ-misma a la cual
corresponde la impresión sensorial.
Debe notarse que la función-alfa puede ser considerada como
una estructura, una parte del aparato mental que produce la
barrera de contacto. A su vez, la barrera de contacto puede ser
considerada, como el nombre que le he dado lo sugiere, como
teniendo las características de una estructura. Esto es una
repetición del problema implícito en la diferenciación mutua
entre el yo, la conciencia y la función-alfa y vale la pena estu­
di~r las implicaciones de esta peculiaridad de la investigació~ '
psicoanalítica, es decir el empleo de conceptos en relación a
objetos que a veces necesitamos considerar como si estuviesen
relacionados con máquinas, o sea como si fuesen inanimados,
y a veces como .;i fuesen funciones, los cuales, puesto que esta­
mos tratando con seres humanos y no con máquinas, segura­
mente están impregnados de características vitales. En el caso
del empleo de la función-alfa como una incógnita, para que
corresponda con una "realización" que está cambiando de lo
desconocido a lo conocido, el nombre que se da a estos objetos
debería aclarar si debemos observar el objeto en cuanto a su
naturaleza como una función, como una estructura o como una
abstracción.
Se puede esparar que la barrera de contacto se manifieste
en forma clínica -si es que en realidad llega a manifestarse­
como algo que se parece a los sueños. Como ya hemos visto,
la barrera de contacto posibilita una relación y el mantenimiento
de la creencia en ella como un acontecimiento real, sujeto a las
leyes de la naturaleza, sin que este enfoque esté ahogado por
emociones y fantasías que se han originado endopsíquicamente.
En forma recíproca impide que las emociones de origen endo·
psíquico resulten abrumadas por la visión realista. Por lo tanto,
la barrera de contacto es responsable del mantenimiento de la
distinción entre consciente e inconsciente y de su origen. De
este modo lo inconsciente queda preservado. Se abastece de
...,,'...~-
UU IU
)
4~APRENIHE!oO VE LA EXPERIENCIA
elementos-alfa que le son suministrados por la función-alfa y
que deben ser almacenados, pero que no pasan a la conciencia
en aquellos momentos en que su impacto en l? comprensión de
la situación de la realidad externa que tiene la persona sería
sentido como fuera de lugar o una dislocación en el orden del I ¡ .
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11 ,lJ, IU , ¡U
CAPÍTULO XI
1. La teoría de las funciones y la teoría de la función-aifa
en especial posibilitan nuevos aportes para la comprensión de
los procesos del pensamiento. Consideraré la naturaleza y la
función del pensar en cualquier situación que parezca reflejar
una edad temprana en la vida del hombre, o sus profundidades
primitivas habituales, donde sería posible detectar las cualida­
des que asociamos con el pensamiento. ,En su trabajo sobre
"Dos principios del funcionamiento mental" Freud dice: "Se
había hecho necesiuió restringir la descarga motriz (de acción)
y esto fue proporcionado por el proceso de pensamiento, que se
desarrolló de la ideación. El pensamiento estaba dotado de
cualidades que hicieron posible que el aparato mental sopor­
tase un incremento de la tensión durante una demora en el
proceso de descarga. Es esencialmente una forma experimental
de actuar, acompañada de un desplazamiento de cantidades me­
nores de cargas junto con un gasto (descarga) menor de ellas".
Continúa : "Con este fin la conversión de la carga libre en
carga 'ligada' se imponía, y esto ocurrió al elevar el nivel de
todo el proceso de carga". Continúa: "Es probable que el pen­
sar fuera originalment~ inconsciente, en tanto era algo más
que simple ideación y se orientó hacia las relaciones entre las
representaciones de los objetos, y es probable que luego fue
dotado de otras cualidades que eran perceptibles a la concien·
cia sólo a través de su conexión con los restos mnémicos de
palabras". Está implícito en la afirmación de Freud el papel
que la intolerancia a la frustración juega en la producción de
tensión, y luego su alivio, por el empleo del pensamiento para
llenar el intervalo entre la necesidad de liberar la psique del
incremento de estímulos y la liberación misma. El vínculo entre
la intolerancia a la frustración y el desarrollo del pensamiento
es fundamental para la comprensión del pensamiento y sus
trastornos. La afirmación de Freud sugiere que el principio de
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52 W. R. BION
realidad sigue al principio de placer; se necesita una modifica­
ción para que ambos principios coexistan. Aunque no me refe­
riré ahora a esto, hago la salvedad de que la intolerancia a la
frustración puede ser excesiva, un cambio cuantitativo que casi
se convierte en cualitativo. Supongamo~ que la intolerancia a
la frustración se dé junto con el hambre: supongamos más aún
y pensemos que es imposible satisfacer el hambre debido a que
otros factores en la personalidad, como el temor, la voracidad,
o la envidia no permiten que el pecho o su equivalente logren
satisfacer a la persona envidiosa. En esa situación la voracidad
se incremen.taría y también la ·intolerancia a la frustración: el
efecto sería el mismo como si la personalidad estuviera dotada
de una excesiva intolerancia a la frustración. ¿Tiene importan­
:::ia si la intolerancia a la frustración o cualquier otra carac­
terística dinámica es primaria o secundaria? La distinción
señala que cualquier tratamiento que ocasione cambios en la
personalidad se limita a los . factores secund~rios, ya que lo~
primarios no se modifican.
El testimonio clínico de la necesidad del lactante de apoyo
material y psicológico hace pensar que probablemente el lac­
tante no puede distinguir entre lo material y lo psicológico. En
análisis, sin embargo, se puede deducir si la deficiencia fue de
cualidad física o psíquica. Aun cuando la deficiencia pertenezca
a una etapa muy temprana o no se sepa a qué se debe, será sen­
tida como real y exigiendo una solución real, o sea, una que
parezca eliminar la enfermedad. Para el psicoanalista, la elec­
ción oscila entre procedimientos que tienden a evitar la frustra­
ción y los que tienden a modificarla. Es ésta una opción decisiva.
Hay otros modos de clasificar el procedimiento adoptado,
como, por ejémplo, aquellos que están finalmente destinados a
revelarse como pertenecientes a la categoría de acción muscu·
lar (generalmente movimiento físico) y aquellos destinados a
desarrollarse en forma tal que se los clasifica finalmente como
pertenecientes a los dominios del pensamiento. El hecho de que
la decisión esté relacionada con esta clasificación final es sig­
nificativo, pero por el momento quisiera concentrarme en los
fenómenos genéticamente relacionados con la coexistencia en la
personalidad de sentimientos de frustración, intolerancia a sen­
timientos de frustración, emociones conectadas con esto, y la
decisió~ que surge de esta concatenación de elementos.
~.__._-------_.
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IU

/
•
~ iI
CAPÍTULO XII ¡ .
!.
1. La actividad que conocemos como "el pensar". fue en su
origen un procedimiento para descargar a la psique del incre­
mento de estímulos, y el mecanismo es el descrito por Melanie
Klein como identificación proyectiva. A · grandes rasgos esta
teoría sostiene la existencia de una fantasía omnipotente de que
es posible disociar temporariamente partes indeseables, aunque
a veces también valoradas, de la personalidad y colocarlas en
un objeto. En la práctica es posible, y deseable a los fines de
una terapia provechosa, observar e interpretar los hechos que
apoyan esta teoría y que esta teoría explica como ninguna otra. ¡::
2. Es también posible, y en realidad esencial, tener en cuen­
ta los hechos que demuestran que un paciente en el que pue.de
deducirse la operación de esta fantasía omnipotente es capaz de
una conducta que se relaciona con una contraparte en la reali:
dad de esta fantasía. El paciente, aun al comienzo de su vida,
tiene suficiente contacto con la realidad como para poder actuar
de un modo que produce en la madre sentimientos que él no
quiere o que quiere que su madre tenga. Para lograr que la
teoría corresponda a estos descubrimientos clínicos sugerí una
versión modificada de la teoría del principio de placer de Freud,
en forma tal que podría considerarse que el principio de
realidad opera coexistiendo con el principio de placer. Un ejem­
plo de un intento de convertir a la fantasía omnipotente en
realidad puede verse en el paciente que se siente impulsado a
obligar a otros a s.entir que él es capaz de asesinar a los padres
sexuales para sentirse capaz de tener una relación sexual amo­ .~!¡
rosa, libre del temor de que pudiera asesinar a su compañera ,i;i
y a sí mismo, como se sentiría obligado a hacerlo si tuviese la lo:
prueba de que entre él y su compañera hay una mutua pasión 

sexual. Sugerí que en una forma extrema esto puede llevar al 

.crimen como un método para concretar en el mundo de la 

realidad la fantasía omnipotente de la identificación proyectiva,
,~,
IllJ jl1r ¡lJJ IU IV ~lJI
S4 W. R. BION
que, sin tal acción, permanecería sólo como una fantasía
omnipotente.
3. Hay ejemplos mucho menos dramáticos y que por lo
tanto exigen cierta perspicacia por parte del analista a fin de
discernirlos. Es importante que el analista los observe. O sea
que debería observar e interpretar la operación de la fantasía
como un ' fenómeno mental deducible de los datos y también
observar signos de que el paciente está lo suficientemente adap.
tado a la realidad como para ser capaz de manipular su ambien­
te de modo que la fantasía de la identificación proyectiva
parezca ser coherente con' la realidad.
4. Cuanto más se ponga en evidencia este componente rea­
Jista, y se lo haga evidente al paciente, será más posible juzgar
. I{
hasta qué punto un paciente gravemente enfermo y necesitado
de internación tiene contacto con la realidad, aunque es un
tipo de realidad que no siempre es familiar a individuos mejor
desarrollados.
S. La capacidad del paciente para engranar su fantasía om­
nipotente de identificación proyectiva en la realidad está direc­
tamente conectada con su capacidad de tolerancia a la frustra­
ción. Si no puede tolerar la frustración, la fantasía omnipotente
de identificación proyectiva tiene proporcionalmente una con­
traparte menos real en la realidad externa. Esto contribuye al
estado que Melanie Klein denomina identificación proyectiva
excesiva. Sin embargo, debe examinarse este eXceso cuidadosa­
mente. Puede parecer excesivo debido a que el analista está
obligado a darse cuenta de ello a través de los pasos realistas
que sigue el paciente para lograr que el analista de hecho ex­
perimente emociones de un tipo que el paciente no quiere
tener (M. Klein). Este exceso debe ser claramente diferenciado
de la identificación proyectiva excesiva, que representa el apelar
a la fantasía omnipotente como una' huida de la realidad, y en
particular de sentimientos no deseados. Pero la identificación
proyectiva no puede existir sin su mecanismo recíproco, es de­
cir, una actividad introyectiva como intento de una acumula­
ción de objetos internos buenos.
6. Supongamos ahora que en realidad el pecho proporciona
al lactante leche y sensaciones de seguridad, calor, bienestar,
amor. y supongamos también que el lactante necesita -evito
deliberadamente decir "desea"- tomar posesión de, la leche
misma y las sensaciones correspondientes. Podemos distinguir
- .,
/u
APRENDIENDO DE LA EXPERIENCIA 55
entre Ia:~ leche y el amor mediante una clasificación adecuada
o podemos destacar, si nos conviene, aquellos aspectos en que
parecen similares_ Entonces podemos decir que la leche es una
sustancia material y que está relacionada con la alimentación
y de la que presumiblemente se hace cargo el tracto digestivo.
El amor, por otra parte, puede ser considerado inmatei'ial aun­
que comparahle a la leche en cuanto proporciona 'eI bienestar 1
mental del niño. Podemos ubicarlo en una o en más diferentes
categorías dentro de las que nos brindan la filosofía, la reli­
gión y otras disciplinas. La única razón para limitar nuestro
aparato de clasificación a una disciplina es el deseo 'de lograr
simplicidad. Sea que usemos conceptos filosóficos, religiosos,
endocrinológicos o conceptos empleados por el neurofisiólogo,
todos estarán expuestos a la misma objeción, o sea la de que
describen estados anímicos con los cuales estamos familiarizados
y que usaremos para describir fenómenos, o las realidades que
suponemos son la contraparte de esos fenómenos, con los que
no estamos familiarizados, pero que creemos haber observado
en forma correcta y correctamente los hemos atribuido al
lactante. Dos personas adultas con una misma palabra, "amor",
pueden significar cosas completamente distintas; sin embargo,
1 Resultaría 'imposible continuar si distrajera la atención del lector
en todos los casos en que empleo frases donde utilizo un modelo
en forma implícita y no explícita. Sin embargo, puede contribuir a la
elucidación ¿el problema que me preocupa si introduzco tal interpreta·
ción ocasionalmente, como lo hago aquí. El mismo término "bienestar"
sugiere que el desarrollo mental como el físico dependen del funciona­
miento eficiente de un sistema alimentario mental. En forma similar
el desarrollo puede sugerir una externalización opuesta al replegamiento
que sugiere la internalización. Algún lector puede resultar inconsciente·
mente afectado por el término bienestar, debido al efecto de concretización
inherente al modelo implícito, aunque la teoría no hubiera sido aquella
con la cual simpatiza. Por otra parte, puede no estar afectado por el
modelo implícito en el término "¿esarrollo". Los que han leído el libro de
Fowler The Kings English estarán familiariUldos con el problema tal
como S" presenta a quien está interesado en escribir bien (véase sus
comentarios sobre la metáfora en el capítulo IlI). Nadie podría acusar
a FQwler de tratar en forma superficial el problema de escribir bien;
sin embargo, Fowler se refiere a este problema con el encabezamiento
de Airs and Graces •. Para el psicoanalista esto se encuentra muy cerca
de la raíz o fuente, o matriz de los problemas de la capacidad de pensar
y comunicar el pensamiento, que a su vez se relacionan con la posibi,
, lidad,. o no, de lograr cualquier conocimiento real.
• Hábitos de conducta y lenguaje no naturales, adquiridos, que
buscan impre8iona ~ y atraer a la gente. rS.l
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Aprendiendo de la experiencia psicoanalítica
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Aprendiendo de la experiencia psicoanalítica

  • 1.
  • 2. "r APRENDIENDO DE LA EXPERIENCIA , . " .... I I
  • 3. jl.1J PSICOlOGIA PRORJNDA Tltulos publicados FREUD, A. PSICOANAlISIS 00. OESARROUO 06. NIRO y Da. AOOLESCfNTE FREUD, A. PSICOANAlISIS Da. JAROIN DE INfANTES Y LA EDUCACION Da Nlflo JUNG, e, G. LA PSICOLOGIA DE LA TRANSFERmClA JUNG, C. G. SIMBOLOS DE TRANSFORMACION fREUD, A . EL PSICOANAUSIS y LA CRIANZA DEl Nlflo FREUO, A El PSICOANAlISIS INFANTIL y LA CUNICA JUNG, C G. LA INTERPRfTAClON DE LA NATlJRAlllA YLA PSIOUE JUNG, C. G. AROUETlPOS EINCONSCIENTE COLECTIVO FREUD. A. . NEUROSIS YSINTpMATllOGIA EN LA JNFANClA JUNG, C. G. .: • FORMACIONES ~E!,~CONSClENTE GRINBERG, L "',r,­ IDENTIDAD y CAMBtOi~/~1 FENICHEl. D '~'~. TEORIA PSICOANAlITlCA DE lAS NEUROSIS LANGER, M. . iMATERNIOAO y SEXO 4) SEGAl, H. ," , INTROOOcaON A LA OBRA DE ME~NIE KlElN BIQN, W R. ", " APRENOIENOO DE LA EXPl:RIENCIA '. .­ JUNG, C. G. PSICOlOGIA y SIMBOUCA DEl ARQUETIPO ABERASTURY, A APORTACIONES Al PSlCOANAUSIS DE NlflOS GARMA, A. El PSICOANAlISIS, lECRIA, ClUNICA YTICNICA REICH, W. LA RJNCION oa ORGASMO BLEGER, J SIMBIOSIS YAMBlGUEDAO IComínua en pág. 1331 VOLUMEN 25 /lJJ w. R. BION APRENDIENDO DE LA EXPERIENCIA Presentación de LEON GRINBERG j ' O_¡,: "'- ; ' ,. · ~. 1edltorla PAIDOS , Mbico - Bu~1lOII Aires - Baraiona
  • 4. f1JJ ~lJ' tl' 11' lI' WJ llJ ILlJ IU IU U lIJ llJ IU lJJ -j---­ IU U jIJ, I INDICETítulo original inglés: LEARl'IING FROM EXPERIENCE í ¡ Pág. Publicado por: WILLlAM HEINEMANN I Presentación de la verSlOn castellana,Medical Books·Londres 1 por León Grinberg 9 Intro"clucción 13 Versión castellana: HAYDEÉ B. FERNÁNDEZ Sumario de ternas 17 Capítulo I 19 Capítulo 11 22 Capítulo III 25 Capítulo IV 27 / 2() Capítulo V la. Reimpresión en Ml':xico, 987 Capítulo VI 33 '~~.~ Capítulo VII 35 .;~)-~ Capítulo 37 VIII Capítulo IX 41 ",'. .......: ...' Capítulo X ." ) 45 '~ . Capítulo XI 51 Capítulo XII 53 © De todas las ediciones en castellano, EditOrial Paidós, SAICF; Capítulo XIII 63 Defensa 599, Buenos Aires. © De esta edición, Capítulo 67 XIV Editorial Paidós Mexicana, S.A. 71Guanajuato 202·302 Capítulo XV Colonia Roma (06700) México, D.F. Capítulo XVI 73 Tels. 564·5607 • 564·7908 ISBN: 968-853..(Y76-X Impreso en México Printed in Mexico La reproducción total o parcial de este libro, en cualquier forma que sea, idén· tico o modificado, escrito a máquina. por el sistema de "multig.-aph", mimeó· grafo, impreso, etc ., no autorizada por los editores, viola derechos reservados. Cualquier utilización debe ser previamente solicitada. .........
  • 5. J- U J'.11' _ ._ - --_.-. _-_ ._--- --, _._-----~ 8 w. R . BlON Pág. Capítulo XVII 77 Capítulo XVIII 81 Capítulo XIX 83 Capítulo XX 89 Capítulo XXI 95 Capítulo XXII 97 Capítulo XXIII 10.1 Capítulo XXIV 107 Capítulo XXV 109 Capítulo XXVI 113 Capítulo XXVII 121 Capífulo XXVIII 127 r· ­ 1l1li' w PRESENTACION DE LA VERSION 'CASTELLANA Pretender escribir un prólogo para la vennon castellana de este libro de Bion es una tarea nada fácil. No se trata de que me sienta influido por la complejidad de su desarrollo o por la oscuiídad de algunos de sus conceptos. Siento más bien la dificultad de quien percibe la trascendencia de una obra de creación, sea artística o científica, y no encuentra las palabras adecuadas para transmitir el enorme impacto que ha recibido. Si su lectura me ha sugerido la comparación con una obra de arte, digamos un extraño y a la vez fascinante cuadro que nos atrae con intensidad pero, que nos deja meditando ,largamente para descifrar su sentido, no ha sido por una razón fortuita. Es la sensación que no sólo a mí sino también a otros ha pro­ ducido la lectura de algunos pasajes de este Ubro_ Pero, simul­ táneamente, cuando nos sumergíamos en otros capítulos, sentía­ mos la admiración que despierta la precisión del desarrollo de un concepto matemático, la profundidad de un pensamiento filo­ sófico que abarca inquietudes básicas de la vida, o el rigor con que es expuesto un determinado razonamiento lógico. Por algo es un Iibr~ que se ocupa de las experiencias emocionales que atañen a las teorías del conocimiento. El libro está dedicado a estudiarlos problemas vincúlados con la experiencia del aprendizaje_ Insiste, especialmente, en que el intentar conocer algo implica un sentimiento doloroso que es inherente a la experiencia emocional misma del conoci­ miento, y explica además cómo, de acuerdo con la c~pacidad de la personalidad para tolerar la frustración, se trata de evadir ode modificar dicho dolor. Estudia, específicamente, el proceso del pensar (tema del cual se ha ocupado el autor en varios tra­ bajos anteriores), sobre la base de la práctica psicoanalítica con pacientes que presentan. síntomas severos de trastornos del pen­ samiento. Plantea la necesidad de reformular las ideas sobre el
  • 6. 11 (11' m" u (iJJ UUU IU U lJJ lJJ U u 10 W. R. BION origen y la naturaleza de los pensamientos y sobre los mecanis­ mos mediante los cuales "es posible pensar los pensamientos". Por otra parte, considera y analiza las funciones de la personali­ dad y los factores que corresponden a dichas funciones. Bion nos advierte, desde un principio, que utiliza ciertos tér­ minos como "función" y "factores" con una deliberada ambi· güedad, aunque puedan prestarse a confusión por quedar aso· ciadas estas palabras con las matemáticas y la filosofía. Precio samente es su propósito que el lector recuerde y tenga en cuenta estas ciencias mientras recorre las páginas del libro. Por lo mismo intercala frecuentemente citas que corresponden a estas ciencias. Señala, además, que el libro fue estructurado para ser leído sin detenerse en las partes que resultan oscuras. Con toda honestidad admite que la oscuridad de algunos puntos se debe a que no ha tenido la capacidad de aclararlos; pero estimula al lector a seguir avanzando en la lectura "a pesar de la pe- ' numbra de asociaciones" y a encontrarse con la gratificación del esclarecimiento logrado, en gran parte, por el propio esfuerzo. Bion propone una teoría de las funciones para ser aplicada a la teoría y práctica psicoanalíticas. Sostiene que su uso dará más flexibilidad a la teoría psicoanalítica, por poder aplicarse a situaciones analíticas de muy diversa i'ndole, "sin perjudicar la permanencia y estabilidad de la estructura de la que es parte". En la práctica, la teoría de las funciones, y especialmente lo que denomina teoría de la función-alfa, posibilitarían formular inter­ pretaciones a un paciente para mostrarle cómo es que tiene sen­ timientos y no puede aprender de ellos y tiene sensaCiones de las que tampoco puede aprender. Las interpretaciones derivadas de estas teorías podrían efectuar cambios en la capacidad de pensar del paciente y, por lo tanto, en su capacidad de compren­ sión. La teoría de la función-alfa es introducida como un ins­ trumento en la labor psicoanalítica para que le sea posible al analista trabajar sin la necesidad de proponer teorías nuevas prematuramente. La función-alfa opera sobre las impresiones sensoriales y las experiencias emocionales produciendo elemen­ tos alfa que pueden ser almacenados y utilizados posteriormente para crear pensamientos oníricos. Si la función-alfa está perturbada, las impresiones y emocio- . nes quedan inmodificadas y se producen sólo los elementos-beta, que no son apropiados para ser usados en los pensamientos oní­ ricos. Son vividos como "cosas en sí mismas" .(Kant) y utiliza- APRENDIENDO DE LA EXPERIENCIA . I dos para ser evacuados a través de la identificación proyectiva. Los pacientes con trastornos serios dI" su pensamiento tienen su función-alfa deteriorada y, por lo tanto, se producen elementos­ . le beta que los impulsan a las actuaciones y al pensamiento "con­ creto" por fracaso de su capacidad de simbolización. Estas palabras de introducción al tema deSarrollado por Bion constituyen sólo un muy pálido reflejo de la riqueza conceptual condensada en cada uno de los capítulos del iíbro. Pero quisiera nuevamente alertar al lector acerca no sólo de la complejidad de su contenido sino también de la complej iaad de su exposi­ ción. Naturalmente, gravitó en la claridad de la ·traducción. Quienes tuvimos la responsabilidad de supervisar esta traduc­ ción nos encontramos ante el dilema de tener que optar entre una redacción de estilo más claro y ágil pero sacrificando el sentido "envuelto en penumbra" de muchos de los párrafos del original, o presentar una traducción aparentemente menos feliz en la sintaxis o construcción de ciertos giros o frases, pero res­ petando la "ambigüedad" y "oscuridad" del estilo del autor, sin que esto significara aj ustarse a una traducción literal en un sentido absoluto. Preferimos lo segundo, por 'la naturaleza de l' la obra y por querer ser fieles al espíritu con que Bion justificó su complejidad. Esta decisión determinó, sin embargo, que se incrementaran mucho más las dificultades :inherentes a toda traducción. A pesar de haber sido revisada y corregida nume­ rosas veces, sentimos que, inevitablemente, debieron haberse deslizado errores no siempre achacables a la traducción, sino a las dudas' que tuvimos en relación al sentido Con que fueron empleados ciertos términos o frases. Debido a la dificultad de encontrar Jos equivalentes apropia­ dos en castellano para ciertos términos, hemos decidido dejar los originales, tales como acting·out, splitting, splít,off, back­t · ground, revene. En un grupo de estudios psicoanalíticos bajo mi dirección he­ mos dedicado cerca de dos años, a razón de dos horas semana­ ) - les, a entender y discutir detenidamente cada uno de los capítulos del libro de Bion, intercambiando puntos de vista, comentarios, dudas y conclusiones acerca de los diversos conceptos vertidos por su autor. Sentimos que sería útil transmitir alguna vez la experiencia de nuestro aprendizaje en el estudio del "aprendizaje por la experiencia" que desarrolla este libro. Lo elaboraremos como un proyecto para el futuro. .~ ..
  • 7. ,~, ." _&!' ~J' W' '1lJ' IU &JI ILJI IU 11.11 w. R. BION12 Antes de terminar quiero 'agradecer la inestimable colabora. ción de los integrantes del grupo de estudios, doctores S. Aizen· berg, R. Avenburg, E. T. de Bianchedi, 1. A. Carpinacci, 1. A. Chiozza, G. S. de Fox. J. A. Granel, P. Grimaldi, S. Lumermann, 1. A. Olivares, H. Pastrana Borrero, R. Polito, E. Rolla y D. '/) INTRODUCCION Sor; y en especial, a los doctores R. Avenburg, J. A. Carpinacci, y R. Polito por su valioso aporte en la supervisión y corrección 1. Como los problemas que se. tratan en este libro son fun­ de la versión castellana de esta obra. damentales en relación al aprendizaje, despertaron el interés de LEÓN GRINBERG la investigación desde hace mucho tiempo. En la práctica psico­ analítica, particularmente con pacientes que presentan síntomas de trastornos del pensamiento, se observa que el psicoanálisis ha agregado una nueva dimensión ·a estos problemas o tal vez a su solución. 2. Este libro se refiere a las experiencias emocionales que se relacionan directamente con teorías del conocimiento y con el psicoanálisis clínico, todo esto planteado del modo más práctico posible. El hombre que se ha formado según un método filosó­ fico generalmente ::arece de la experiencia. íntima que posee el analista de los procesos que corresponden a los trastornos del ~ - pensamiento, y los mismos psicoanalistas pocas veces afron­ tan tales casos. Yo he sido afortunado en este respecto, pero no tengo una formación filosófica. Cuento, sin embargo, con la ventaja de haber estado en análisis primero con John Rickman y luego con Melanie Klein. 3. Poseo experiencia que quisiera transmitir, pero no estoy seguro de cómo podré hacerlo; este libro explica el porqué de esta dificultad. En un múmento pensé concentrarme en el análisis de candidatos. Estoy de acuerdo en que es el único método real­ mente efectivo para transmitir la experiencia analítica que por ~- el momento tenemos; pero limitar nuestros esfuerzos a esta acti­ vidad tiene algo de culto esotérico. Tal vez la publicación de un libro de este tipo pueda parecer prematura. Sin embargo, creo que puede servir para dar una idea del mundo que se des­ cubre al intentar comprender nuestra comprensión. Si este libro l ' sirve para estimular al lector a seguir más adelante, su obj'etivo se habrá logrado. 4. He limitado. al máximo el número de notas y referencias; las que, empero, he dejado, son esenciales para el proceso de pensar el pensamiento, en lugar de simplemente leer el libro. . .~ _ .
  • 8. ll' /lJJ tU ~Ll' IU lJ, IU 14 w. R. nION El libro ha sido estructurado para ser leído de una sola vez sin detenerse en aquellas partes que al principio puedan ser oscuras. Algunos puntos oscuros se deben a que no es posible escribirlos sin presuponer familiaridad con algún aspecto de un problema que recién se trata más adelante. Si el lector lee sin detenerse, estos puntos se irán aclarando a medida que avance. Lamenta­ blemente, subsisten puntos oscuros debido a mi iricapacidad para aclararlos. El lector puede encontrar que el esfuerzo de aclararlos por sí mismo es realmente gratificante y no es una tarea que se le impone porque yo haya dejado de realizarla. 5. Puede parecer que empleo en forma equivocada palabras cuyo significado ya está establecido, como en el caBO de los términos función y factores. Un crítico me ha señalado que em­ pleo los términos en forma ambigua, de modo tal que existe el peligro de que el lector se confunda por ·Ias asociaciones que exis­ ten entre esas palabras y las m?temáticas y la filosofía. Las he usado deliberadamente en razón de esas asociaciones y deseo que la ambigüedad persista. Es mi propósito que el lector recuerde las matemáticas, la filosofía y el uso corriente, porque una carac­ terística de la mente humana, a la que me refiero, puede desarro­ llarse en forma tal que en un estudio posterior puede clasificarse bajo estos encabezamientos, y otros. Pero lo que me interesa aquí no es lo que la función pueda llegar a ser; mi empleo del término tiene el propósito de señalar que si la persona en obser­ vación está realizando un cálculo matemático o un acto de envi­ dia o caminando de una manera peculiar, todas son para mí.fun· ciones de.la personalidad. Si me intereso por la exactitud de sus' operaciones matem~ticas no es porque me interese medir sus co­ nocimientos matemáticos, sino porque ellos y la exactitud de sus operaciones son funciones de su ".personalidad, y yo deseo saber cuáles son los factores. 6. Si el lector lee el párrafo anterior nuevamente compro· bará que al optar por el uso del término función, conservando -este su penumbra de asociaciones, puede suponerse que usaré el término según las reglas y las convenciones que aceptan los ma· temáticos y los filósofos para regular su uso. Si satisfago esta expectativa se dirá que empleo el término "correctamente". Pero si no correspondo a esa expectativa (provocada por la penum­ bra de asociaciones que no despejo) se dirá con razón que em­ pleo el término en forma equivocada. Si estoy de acuerdo con APRENDIENDO DE LA EXPERIENCIA 15 tl:rmino de su penumbra de asociaciones; otra, aceptar las convenciones de uso implícitas en sus asociaciones. 7. En realidad, no optaré por ninguna de las dos. Supon­ gamos que veo a un hombre caminando. Puedo decir que su caminar es una función de su personalidad y que luego de una investigación descubro que los factores de esta función son su amor por una mujer y su envidia al amigo de ella. O que los factores en esta función son su amor por una mujer y su envidia al amigo de ella. Sin prosigo la investigación; puedo determinar qua a su amor por la muj er se agrega la envidia a su amigo; o F (su modo de caminar) = A + E (F = función, A = amor, E:= envidia) . Pero tal vez sienta que mis observaciones se apro­ ximan. a la teoría kleiniana de la identificación proyectiva y que puedo expresar mejor mi opinión sobre los hechos si digo que la fuilción de caminar es un signo de que el paciente siente que ha colocado dentro suyo una mujer que quiere y con la cual se identi.fica y un rival que envidia pero con el que también está identificado, y que ambos objetos son controlados al estar encerrados en sus piernas. Ahorraré al lector una figura geo· métrica, expresando esta última idea "matemáticamente"; pero le pediré que reflexione si es cierto que en el capítulo 1 empleo los términos "función" y "factor" en forma equivocada. En­ tiendo que este uso pueda confundir, pero no estoy de acuerdo en que se pueda afirmar .que hago un mal uso del términ/)o En un capítulo ulterior sostengo que el tlSO dc ideas, y los símbolos que las representan, está menos desarrollado que el proceso mediante el cual esas ideas han evolucionado. Por esta razón estoy dispuesto a aceptar que empleo mal una idea, o su símbolo, o ambos, pero no estoy de acuerdo en que existe un criterio definitivo sobre esta cuestión. En la metodología psicoanalítica el criterio no debe depender de si un uso determinado es co­ rrecto o incorrecto, si tiene significado o es verificable, sino de su capacidad para fomentar el desarrollo. 80 No estoy sugiriendo que esa capacidad de promover tal desarrollo nos provea de un criterio absoluto; la teoría psico­ analítica y su práctica, en los casos en que el pensamiento presen­ ta trastornos graves, señalan la necesidad de una reformulación de las ideas Bobre el origen y naturaleza de los pensamientos y una reformulación paralela de las ideas sobre ' los mecanismos mediante los cuales es posible lograr "pensar" pensamientos. Mas si es cierto que es necesario modificar nuestros enfoques
  • 9. 'iJ' 1.&1' ~, ~, l' JI 1lJ' 11 ~ll' ~lJJ lJ' lJJ AllJ /llJ IllJ . /u ILJJ llJ fU U illJ ,4JJ ,!U AU 16 W. R. BION sobre los pensamientos y los mecanismos del proCeso del pensar, es probable que esta modificación, si es tan importante como yo lo creo, exija la modificación también de la forma en que produ. cimos "pensamientos" y los métodos que empleamos al usarlos. Mi método de crear "factor" y "función" (-y su capacidad para I representar una "realización") no tiene por qué ser considerado necesariamente equivocado por diferir de los métodos que son generalmente aceptados como los únicos que corresponden a una correcta producción, naturaleza y uso de los conceptos. Claro está que mi método no está libre de ser sometido al exameri crí­ tico al que la experiencia psicoanalítica ha enseñado que todo pensar debe ser sometido. 9. Los métodos que presenta este libro no son definitivos. Aun cuando me he dado cuenta de que son inadecuados, a me­ nudo no me ha sido posible mejorarlos. Me encontré en una posición semejante a la de un científico que sigue empleando una teoría que sabe es imperfecta porque aún no se ha descu­ bierto otra mejor que la reemplace. SUMARIO DE TEMAS El .siguiente plan del libro puede servir de guía aproximada: El capítulo I comprende una explicación preliminar de dfJS ·términos. El capítulo II es una delimitación de área en la cual quiero usar los términos como parte de mi equipo de investigación. El éapítulo III inicia una descripción estilizada de experien­ cias emocionales, "realizaciones", en las que he tenido parti­ cipa~ión, que constituyen el estímulo para la creación de este libro. Por "estilizada" quiero decir que es conscientemente compleja, porque la falsificación que implica emplear este mé· todo de presentación es inmensurablemente menor que la pro­ ducida por cualquier otro, incluyendo los así llamados registros mecánicos. Estos·últimos ofrecen el tipo de verdad que corres· ponde a la fotografía, pero la forma en que ese registro se lleva a cabo, a pesar de una precisión superficial en el resultado, ha llevado la falsificación más atrás: la introduce en la sesión misma. La fotografía como fuente de la verdad puede ser acero tada, pero hay que tener presente que se trata de la fuente luego que ha sido enturbiada por el fotógrafo y su aparato; de todos modos el problema de la interpretación de la fotografía sub· 6iste. La falsificación de una grabación es mayor, porque da verosimilitud a lo que ya ha sido falsificado. El capítulo IV es una breve exposición de ciertas ideas que son analizadas a través de este libro. Los capítulos V a XI so~ una descripción resumida de fenó' menos clínicos relacionados con el tema de este libro, todo!! ellos muy conocidos para los analistas pero expresados en tér­ minos que son tal vez más significativos para los analistas formados en teorías kleinianas. Esta descripción indica el uso que doy a los términos función·alfa y barrera de contacto
  • 10. ' ' '_ . ..,. 'l1l;I '&1 '&l V~IJ' IIJ' 'IJ' U IIJ' I~, /~, U 18 •. , W. R. BION . " ,' . ·l · ·. ~ . (conlact-barrier) :'Áí;final 'd~tc~Pitui¿ 'XI' señalo la importan. cia d¿ la elección entre modificar la frustración y evadirla. El capítulo XII comienza con una referencia a la identifi. cación proyectiva y su relación con la génesis del pensamiento. Continúa con el papel que desempeña la experiencia oral y alimentaria al proporcionar un modelo para pensar. Señalo las serias consecuencias que puede tener para el desarrollo de una madre incapaz de experimentar ensueño (reverie). El capítulo XIII trata de los problemas relacionados con la ' grabación de sesiones y las teorías usadas por el analista. En el capítulo XIV se consideran las posibilidades de un método de notación científica. Los capítulos XIV a XVI introducen los signos A, O Y e, empleados en el estudio del tema de este libro. Los capítulos XVII·XVIII retoman el uso de la abstracción "función-alfa" en relación con el análisis de la génesis 'de los. pensamientos. Se trata en particular los problemas de ábstrac­ ción, o generalizaciÓn, concretización o particularización. El capítulo XIX inicia el análisis del empleo de modelos psicoanalíticos. . El capítulo XX es una investigación de la abstracción en la cual se hace un intento de usar signos abstractos para elucidar algunos de los problemas de la abstracción tal como ellos se presentan en el análisis. El capítulo XXI nos introduce en la teoría kleiniana del intercambio entre las posiciones esquizo-paranoide y depresiva: su relación con el aprendizaje y la experiencia emocional aso. ciada Gon los términos empleados en las teorías de la causación. En los capítulos XXII y XXIII se analiza la abstracción y la construcción del modelo en el contexto de la práctica analítica. Los capítulos XXIV a XXVII continúan la explicación con particular referencia al aprendizaje (vínculo C). El capítulo XXVIII es una elaboración del mismo tema en menos C (-C). IU 1, CAPÍTULO 1 1. J]enominar una aCCIon por el nombre de la persona de la cual se piensa que esta acción es típica; hablar, por ejemplo, de spunerismo como si fuera una función de la personalidad de un individuo llamado Spuner, es muy común en la conver· sación corriente. Aprovecho este uso para deducir de él una teoría de las funciones que resistirá una aplicación más rigurosa que la empleada en esa frase corriente. Supondré que hay fac· tares en la personalidad que se combinan produciendo entida· des estables .que yo denomino funciones de la personalidad. El significado que atribuyo a los términos "factores" y "funcio· nes" y el uso que les doy aparecerá en seguida, pero una expli­ cación preliminar no estará de más. 2, El enunciado "Un factor que debemos tener en cuenta en la personalidad de X es su envidia a sus compañeros", puede ser hecho por cualquier persona lega y puede significar poco o mucho; su valor depende de nuestra opinión sobre la persona que lo dice y el peso que ella atribuye a sus propias palabras. La fuerza del enunciado se altera si doy al término "envidia" el peso y significado con que lo ha revestido Melanie Klein. 3. Supongamos otro enunciado: "La relación de X con 'sus compañeros es típica de una personalidad en la cual la envidia es ' un factor". Este enunciado expresa la observación de una función, en la cual los factores son la transferencia y la envidia. Lo que se observa no es la transferencia o la envidia, sino algo que es una función de la transferencia y de la envidia. Es neo cesario, en el curso de un psicoanálisis, deducir nuevos factores de los cambios observados en la función y distinguir diferentes funciones. 4. "Función" es el nombre para la actividad mental propia a un número de factores operando en consonancia. "Factor" es el nombre para una actividad mental que opera en consonancia con otras actividades mentales constituyendo una función. Los ,.
  • 11. 20 Ir ~J 4jJ ~, 4J, u ll' jU lJ' llJ IU tU IllJ IU IU u U II W. R. BION APRENDIENDO Dt LA EXPERIENCIA 21 factores son deducibles de la observación de las funciones de las lo estaría si empleara ' un término más rico en significados, porcuales son parte y conservan una mutua armonía. Pueden 8er una ,penumbra de asoci~ciones que se darían. En cambio, e!teorías o las realidades que las teorías representan. Pueden significado de las teorías que aparecen como factores debe con­parecer lugares comunes pertenecientes al insight común; pero servarse y emplearse lo más rigurosamente posible. Doy porno lo Son porque la palabra usad'a para designar el factor se em­ sentado que ese significado ha sido aclarado en forma satisfac­plea en forma científica y por lo tanto más rigurosa de lo que toria por los autores y demás personas que han analizado lases usual en el inglés corriente. Los factores no se deducen direc­ teorías con comprensión crítica. La libertad implícita en el usotamente sino a través de la observación de las funciones. del término función-alfa y la concentración de precisión de la S. La teoría de las funciones facilita la correlación de la expresión y uso en todo lo que se relaciona con los factores con­ "realización" 1 con el sistema deductivo ~ que la representa. Es fiere flexibilidad sin perj udicar su estructura. El uso que hago más, su uso da flexibilidad a una teoría analítica, que debe em. de una teoría ya existente podría aparecer como distorsionando plearse en situaciones analíticas de muy diversa índole, sin per­ el sentido que le da el autor; donde lo he creído necesario lo he j udicar la permanencia y estabilid,ad de la estructura de la que es aclarado, si no lo aclaro, debe suponerse que creo estar inter­ parte. Además, mediante la teoría de las funciones, sistemas .de­ pretando la teoría del autor correctamente. ductivos que poseen lin alto grado de generalización pueden re­ 7. El término función-alfa está intencionalmente desprovistopresentar observaciones en el análisis de un paciente particular. de significado. Antes de señalar el área de investigación enEsto es importante porque la teoría psicoanalítica debe ser la cual me propongo emplearlo, debo considerar uno de losaplicada a cambios que tienen lugar en la personalidad del pa­ problemas concomitantes en esta investigación. Como el objetociente. Si el analista observa funciones y deduce de ellas los de este término sin significado es el de proveer a la investiga­factores con los que están relacionadas, el obstáculo que separa ción psicoanalítica de un equivalente de la variable de los mate­la teoría de la observación ha sido sorteado sin la elaboración máticos, una incógnita que puede ser revestida con un valorde nuevas y posiblemente equivocadas teorías. que su uso ha ayudado a determinar, es importante que no se ia 6. La función a la que me referiré, p'or su importancia emplee prematuramente para comunicar significados, porque es­ intrínseca, también sirve para ilustrar el uso que se puede dar tos significados prematuros pueden ser precisamente aquellos a una teoría de las funciones. Llamo a esta función una función­ que es esencial excluir. Sin embargo, el solo hecho de que el alfa, de modo que pueda referirme a ella sin estar limitado, como término función-alfa se emplee en una determinada investiga­ ción lleva inevitablemente a que se lo revista nuevamente con 1 El término "realización"· se emplea en el sentido que tendría si los significados derivados de las investigaciones que ya se hanse dice que la geometría euclidiana de las tres dimensiones tiene las estrllcturas del espacio ordinario como una -de sus "realizaciones". Esta llevado a cabo en ese campo a. Por lo tanto, debe mantenerse expresión es empleada en forma fácilmente comprensible en Algebraic una vigilancia constante a fin de impedir este desarrollo o que Proyective Geometry, Semple & Kneebone (O.U.P., 1956), capítulo l, que , el valor de! instrumento resulte malogrado desde el comienzo. trata del concepto de la geometría. El área de investigación es aproximadamente aquella que está • Preferimos usar el término "realización" para traducir realization con cubierta por los trabajos a los que me refiero en el próximoel significado de materialización, objetivación, concretización, es decir hacer real una cosa. Nos apoyamos también en que Freud ha usado como capítulo. sinónimos los términos realisierung y obiektivierung, este ílltimo del ale. mán en que significa objetivación. (Véase S. Freud,Ob. Completa, The Standard Edition, J; Strachey, Londres, The Hogarth Press, Vol. XV, pág. 141.). [S.) z La expresi6n "sistema deductivo" o "sistema deductivo científico" empleada en fOl'ma tal que comprende cualquier aproximación o aproxi. mación proyectada a los 8istemas lógicos descriptos en Scientilic Expla­ nation, Braithwaite (C.U.P., 1955) capítulo II y siguientes. ~,Véase The logic 01 Scientilic Discovery, K. R. Popper (Hutchinson, , 1959), pág. 35, riota 2, donde se da un excelente ejemplo de este problema. •1
  • 12. ' .." .~,.. ILJJ iUI~' CAPÍTULO II 1. Al describir la institución del principio de realidad Freud dijo: "La mayor importancia adquirida por la realidad exter­ na elevó también la de los órganos sensoriales vueltos hacia el mundo exterior y la de la conciencia, instancia enlazada a ellos; esta última hubo de comenzar a aprehender ahora las cualidades sensoriales además de las de placer y displacer, únicas intere­ santes hasta entonces_" Destaco lo siguiente: "esta última hubo de comenzar a aprehender"; por "esta última" Freud se refiere presumiblemente a "la conciencia ligada a las impresiones sensoriales" 1_ Me referiré luego a la atribución de aprehen­ sión a la conciencia_ Lo que interesa en este momento es la funci.)n de la aprehensión misma; la aprehensión de las im­ presiones sensoriales y la comprensión de las cualidades del pla­ Cer y del displacer son ambas investigadas en este trabajo. Trato las impresiones sensoriales, el placer y el displacer como igual­ mente 'reales, por lo tanto descarto la diferenciación que hace Freud entre el "mundo externo" y el placer y el displacer, por considenula ajena al tema de la aprehensión. Me referiré sin embargo a la relación que existe entre el "principio dé placer" y el "principio de realidad" y la elección que un paciente puede realizar enfren'tado con la posibilidad de modificar una frus­ tración o evadirla. 2. El atribuir a la conciencia la capacidad de aprehen­ sión lleva a contradicciones que se pueden evitar aceptando, a los fines de la teoría que deseo proponer, una posterior concep­ 1 Dos pnncipios del funcionamiento mental.. S. Freud, (C. P., 1911, Vol. IV). El criterio con qUe he seleccionado las citas y referencias que aparecen en este capítulo no ha .sido tan riguroso como lo considero necesario si fueran a aplicarse en una teoría científica o como un factor en una teoría de las funciones. El propósito que tienen aquí es el de limitar el área dentro del cual aplicaré el concepto de la función-alfa. • Las citas de las obras de Freud fueron traducidas directamente del inglés, aunque procurando respetar la versión española de López Ballesteros y de Torres (S.] . APRENDIENDO DE LA EXPERIENCIA 23 ""'!. tualización de Freud. "pero ¿quf parte tendrá en nuestro es· quema de la conciencia lo que e~ ,un momento fue tan omnipo­ tente y oculto a tooo lo demás? Simplemente el de un órgano sensorial para la percepción de cualidades psíquicas" 2. (Subra­ yado de Freud.) 3. Siguiendo con la cita de "Dos principios del funciona­ miento mental" • de Freud ... "se constituyó una función espe­ cial (la atención) cuyo contenido consistía en indagar periódi­ camente el mundo exterior para que sus datos puedan ser ya fa­ miliares cuando surja una necesidad interna urgente. Esta acti­ vidad sale al encuentro de las impresiones sen!)oriales en lugar de esperar su aparición" 3. Freud no profundizó su investiga· ción de la atención más allá, pero el término, como él lo usa, tiene un significado que investigaré como un factor en la fun­ ción-alfa. . 4. Para contiriuar, "probablemente se estableció también, al mismo tiempo, un sistema de notación encargado de deposi· tar los resultados de esta actividad periódica de ·la conciencia, una parte de lo que llamamos memoria". La notación y la acu­ mulación de los resultados de la atención son también fenómenos para ser investigados con ayuda de la teoría de la función-alfa. S. Se tendrán en cuenta algunas teorías de Melanie Klein y sus colaboradores; las mencionaré aquí. Son las siguientes: el splitting y la identificación proyectiva 4; la transición de la posición paranoide-esquizoide a la posición depresiva y vicever­ sa G; la formación de los símbolos y 6 algunos de mis trabajos 2 S. Freud: Interpretación de ws sueños (S. E., pág. 615). • Mantenemos el término original spliUing en lugar de traducirlo por disocíación o división, debido a que conceptualmente está referido a un tipo específico de disociación, de índole más regresiva, corno Bion lo ha aclarado en trabajos anteriores. · Seguimos idéntico criterio para el tér­ mino split. (T.l · . :3 S. Frtiud: Dos Principios del Fun¡:ionamiento Mental (C. P., Cap. IV, pág. 15) . 4 Notas sobre algunos mecanismos esquizoides, M. Klein: Developmimts in PsychoaTUllisis, pág. 300 (Versión castellana: Desarrollos en Psicoaná· lisis, Bs. As., Ed. HOTDlé, 1962). . .~ M. Klein: Ibíd., pág. 293. 6 M. Klein : La importancia de la formación de símbolos en el des· arrollo del yo. Contributions to Psychoanalysis, Ed. The Hogarth Press. (Versión castellana: Contribuciones al Psicoanálisis, Buenos Aires, Hor· mé 1964.)
  • 13. ~lJJ ~, llr 111 lJJ tLl' 11' U lI' U ILJ, U U fU 24 W. R. BlON anteriores sobre el desarrollo del pensamiento verbal 7. Me re­ feriré a ello sólo como factores modificados por combinaciones entre ellos en una función. Esto es todo en cuanto a trabaj os anteriores; ahora daré un ejemplo del empleo de esta Teoría de las Funciones en una investigación psicoanalítica del campo cubierto por los trabajos a que me he referido en este capítulo. CAPÍTULO III 1. Una experiencia emocional que ocurra durante el sue­ ño, que elijo por razones que en seguida veremos, no difiere de una experiencia emocional que ocurra durante el estado de vigi. lia, en que las percepciones de la experiencia emocional tienen en ambos casos que ser elaboradas por la función-alfa antes de que puedan ser usadas para los pensamientos oníricos. 2. La función-alfa opera sobre las impresiones sensoriales, cualesquiera sean, y las emociones, cualesquiera sean las que el paciente acepta. Mientras la función-alfa opere con éxito, se producirán elementos-alfa y estos elementos resultarán adecua­ dos para ser almacenados y satisfacer requisitos de los pensa­ mientos oníricos. Si la función-alfa es perturbada, y por lo tanto resulta inoperante, las impresiones sensoriales que el paciente capta y las emociones que a la vez está experimentando' perma­ necen inmodificadas. Los llamaré elementos-beta. En contraste con los elementos-alfa, los elementos·beta no son sentidos como si se tratara de fenómenos sino como las cosas en sí mismas 2. Asimismo, las emociones son objetos de los sentidos. Por lo tanto 'estamos frente a un estado anímico precisamente con­ trastante con el de un científico que sabe que se ocupa de fenó­ menos, pero que no tiene la misma certeza respecto de si los .fenómenos·tienen Una contraparte de cosas en sí mismas. 3. Los elementos-beta no son propensos' a ser usados en los pensamientos oníricos, pero sí son apropiados para ser usados en la identificación proyectiva. Influyen en la producción del acting-out- Son objetos que pueden ser evacuados o empleados para una forma de pensar que depende de la manipulación de 1-2 Empleo el término "fenómenos" para expresar lo .que Kant deno­ minó cualidades secundarias y primarias. La expresión "cosas-en-sí-mis­ mas" también coincide con 'la que Kant emplea para referirse a objetos que no .son cognoscibles para el género humano. 7 W. R. Bion: Dillerentiation 01 psycholic jrom the non psychotic personalities. Inl. J. of Psycho·analysis.
  • 14. ~, l.' uu ¡U U 26 W. R. BlON lo que es sentido como cosas en sí mismas, cómo para sustituir, tal manipulación por palabras e ideas. Por ejemplo, un hombre puede asesinar a sus padres y sentirse luego libre para amar por· que a través de este acto supone haber evacuado a sus padres internos antisexuales. Tal acto está dirigido a "liberar la psique del acrecentamiento de -estímulos". Lós elementos·beta se alma· cenan, pero difieren de los elementos·alfa en que no son tanto recuerdos como hechos no digeridos, mientras que los elementos· alfa han sido digeridos por la función·alfa y por lo tanto se con­ vierten en disponibles para el pensamiento. Es importante esta­ blecer la diferencia entre los recuerdos y los hechos no digeri­ dos, los elementos-beta. (Más adelante veremos el uso de los tér­ minos: "digerido" y "no digerido".) 4. Si el paciente no puede transformar su experiencia emo­ cional en elementos-alfa, no puede soñar. La función-alfa trans­ forma las impresiones sensoriales en eh~mentos-alfa que se ase­ mejan, y en realidad pueden ser idénticos, a las imágenes visuales con las que estamos familiarizados en los sueños, principalmente los elementos 'que Freud considera entregan su contenido latente cuando el analista los ha interpretado. Freud mostró que una ' de las funciones de un sueño es la de preservar el dormir. El fracaso de la función·lilfa significa que el paciente no puede , soñar y por lo tanto no puede dormir. Como la función-alfa de­ termina que las impresiones sensoriales de la experiencia emo­ cional sean asequibles para el pensamiento consciente y el pen­ samiento onirico, el paciente que no puede soñar no puede que­ darse dormido y no puede despertar. De allí la condición peculiar que se manifiesta clínicamente cuando el paciente psicótico se comporta como si estuviera precisamente en este estado. IIJJ ILJ' JU /~ : CAPÍTULO IV 1. Ahora consideraremos la experiencia emocional en for­ ma general, y no solamente como se da en el dormir. Acentuaré Jo que he dicho hasta ahora a través de una nueva versión de una teoría popular de la pesadilla. Se creía que un hombre tenía una pesadilla porque se había indigestado y por eso despertaba aterrorizado. Mi versión es: el paciente que duerme está ate­ rrorizado; debido a que no puede tener una pesadilla no puede despertar ni tampoco quedarse dormido; por lo tanto ha sufrido de indigestión mental. 2. El enunciado más general de la teoría es que para apren­ der de la experiencia la función-alfa debe operar sobre la capta­ ción de la experiencia emocionai; los elementos-alfa surgen de las impresiones de la experiencia; por lo tanto se convierten en acumulables y disponibles para los pensamientos oníricos y para el pensamiento inconsciente de la vigilia. Un niño que tiene la experiencia emocional llamada "aprender a caminar" es capaz, gracias a la función-alfa, deacurnular esta experiencia. Pensa­ mientos que en un principio tuvieron que ser conscientes se con­ vierten en inconscientes y de este modo el niño puede realizar todo el pensar necesario para caminar sin ser ya consciente de ello. La función·alfa es neceJaria para el pensar y el razona­ miento consciente y para relegar el pensar a lo inconsciente cuan­ do es necesario liberar a la conciencia de la carga del pensa­ miento mediante el aprendizaje de ·una habilidad. 3. Si existen sólo elementos-beta, que no pueden ser hechos inconscientes; no puede haber represión, supresión o aprendizaje. Esto da la impresión de que el paciente es incapaz de discri­ minar. No puede dejar de captar cada estímulo sensorial; sin ' embargo, tal hipersensibilidad no significa un contacto con la realidad. 4. Los ataques a la función-alfa, estimulados por el odio o la envidia, destruyen la posibilidad de que el paciente establezca : ,~ .
  • 15. UVU~UUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUDUUUU ~- ~ . 28 w. R. BION .. .".' ',,; '. ',' , .' :. . un contattí)'~~~ci~nte:?'!a'~'~ 'consigo mismo o con algún otro como objetos vivos. Por lo cual se refiere a objetos inanimados y aun a lugares, cuando normalmente debería referirse a per­ sonas. Pero aunque las describe en forma verbal, el paciente vive a esas personas como presentes en forma material y no sim­ plemente representadas por sus nombres. Este estado contrasta con el animismo en que los objetos vivos son revestidos con atributos de muerte. ) CAPÍTULO V 1. Debemos analizar ahora el splitting forzado asociado a una relación perturbada con el pecho o sus sustitutos. El lac­ . tante'recibe del pecho leche y otros bienestares corporales; tam­ bién recibe amor, comprensión, solaz. Supongamos que su ini­ ciativa es obstruida por el temor a la agresión, la propia o la de otros. Si la emoción es muy intensa, inhibe el impulso del lac­ tante para obtener alimento. El amor en el lactante, o en la madre, o en ambos, incrementa antes que debilita la obstrucción, en parte porque no se puede separar el amor de la envidia 1 que se siente del objeto tan ama­ do j y en parte porque se siente que se despierta envidia y celos en un tercer objeto que queda excluido. El papel que desempeña el .amor puede pasar desapercibido. porque la ·envidia, la rivali­ ·dad y el odio lo pueden oscurecer, aunque el odio no existiría de no estar presente el amor. La violencia de la emoción obliga al refuerzo de la obstrucción, porque no se distingue la violencia de la destructividad, y las subsiguiente~ culpa y depresión. El temor a la muerte por inanición, falta de lo esencial, obliga a reanudar la succión. Se desarrolIa un split (división) entre la satisfacción material y la psiquica. 2. Se teme tanto al miedo, alodio y a la envidia que se toman las medidas necesarias a fin de destruir la captación de todos los sentimientos, aunque esto no se diferencia del hecho de destruir la vida misma 2. Si un sentido de realidad demasiado fuerte como para que las emociones lo hagan zozobrar obliga al infante a continuar alimentándose, la envidia y el odio ex­ perimentados en una situación que estimula el amor y la gra­ titud resultan intolerables y llevan a un splitting que se diferen­ 1 El término "envidia" se emplea aquí para referirnos en forma gene­ ral a los fenómenos descritos en detalle por MeJanie Klein en Envidia r Gratitud (Versión castellana en: La. emociones básicas del hombre, Buenos Aire., Paidós.) 2 Véase p¡¡rágrafo 4 en Cap. IV.
  • 16. uuu~u~uvuuuuuuuuuuuu IU U JU U lJJ ~u U JU IU JLJ, IlJI 30 W. R. BION cia de aquel splitting tendiente a evitar la depresión. Se dife· rencia del sp'liúing provocado por impulsos sádicos en que su objeto y efec.to es el de permitir al lactante obtener lo que luego en la vida se llamarán comodidades materiales, sin admitir la existencia de un Objeto vivo del cual d~penden estos beneficios. La envidia provocada por un pecho que brinda amor, compren· sión, experiencia y saber plantea un problema que se resuelve con la destrucción de la función·alfa. Esto hace que el pecho y el lactante aparezcan como inanimados, con las consiguientes culpabilidad, temor al suicidio y temor al crimen, pasados, pre­ sentes e inminentes. La necesidad de amor, comprensión y des­ arrollo mental se desvía hacia la búsqueda de bienestar mate­ rial, puesto que no puede ser satisfecha. Como los deseos de un mayor bienestar material se intensifican, el ansia de amor permanece insatisfecha y se convierte en una excesiva y mal dirigida voracidad. 3. Este split (división) impue!lto por una parte por la inani­ ción y el temor a la muerte por inanición y, por la otra, por 'el amor y el temor a la envidia criminal asociada alodio, produce un estado mental en e! cual el paciente persigue vorazmente toda forma de comodidad material; es al mismo tiempo insaciable e implacable en su búsqueda de saciedad. Como este estado tiene su origen en una necesidad de liberarse de las complicaciones emocionales que implica el captar la vida, y una relación con los objetos vivos, el paciente parece ser incapaz de experimentar gratitud o interés, ya sea en sí mismo o en los demás. Este est'ido implica la destrucción de su interés en la verdad. Como estos mecanismos fracasan en liberar al paciente de sus dolores y él siente que esto se debe a la carer¡cia de algo, su búsqueda de una cura toma la forma de una búsqueda de un objeto perdido y termina en una dependencia mayor en la comodidad material, siendo la cantidad el elemento determinante, y no la calidad. Se siente rodeado de objetos extraños * 3, de modo que aun las co­ • Preferimos traducir el término bizarre por extraño, por ser el sigo nificado más aproximado. Los "objetos extraños" (bizarre objects) son el resultado de las identificaciones proyectivas patológicas por las cuales el 'objeto es percibido como dividido en diminutos fragmentos, cada uno de los cuales contierie además una parte proyectada del sí·mismo (selfJ. Estos "objetos extraños" son experienciados cómo cargados con gra'n hosti­ lidad, :1 W. R. Bion: rhe Differentiation 01 Psichotic Irom non.psychotic Personalities. In!. J. of Psycho·analysis. I,1 APRENDIENDO DE LA EXPERIENCIA 31 modidades materiales son insuficientes e incapaces de satisfacer sus necesidades. Pero carece de! aparato, la función-alfa, que le permitiría comprender su dificultad. El paciente con temor y vo­ racidad toma un elemento-beta tras otro, aparentemente incapaz de concebir cualquier otra actividad que no sea la introyección de más elementos-beta. Cuando se da esto en un análisis se siente que 'el paciente nunca abandonará la búsqueda de un tipo de acción que no comprendemos cómo es que no se da cuenta de su futilidad. Piensa que las interpretaciones son malas sin ex­ cepción, pero sin embargo necesita más y más de ella,s. Sin em­ bargo, el paciente no siente que le están interpretando, ya que ello implicaría una capacidad para establecer con el analista el equivalente de la relación de un lactante con un pecho que brinda sabiduría material y amor. Pero se siente capaz sólo de esta­ blecer e! equivalente de una relación en 'la cual todo el sustento que se puede lograr es e! que brindan los objetos inanimados; pu~de aceptar aquellas interpretaciones analíticas que siente que son flatos o contribuciones que se destacan más por lo que no son que por lo que son. El hecho de que el paciente use un equipo adecuado para el contacto con lo inanimado para estable­ cer contacto consigo mismo ayuda a explicar la confusión que siente cuando capta que en realidad esta vivo 4. Aunque siente que no hay rasgos atenuantes en suambiente, incluyendo en su ambiente las interpretaciones del analista y su propia ca­ rencia de un equipo para aprender algo de su experiencia, el paciente, en última instancia, comprende algo del significado de lo que se le dice. 4 Véase capítulo VI, parágrafo 2.
  • 17. fU -U 4J, ~' UU~' ~'UUILl' u ~ ~ CAPÍTULO VI 1. Las reacciones del paciente frente al bienestar material se ven'a través de sus reacciones frente a las comodidades de tipo material, el diván u otras cosas, que existen en el consultorio. ¿Por qué debe tener más y más de esas "comodidades"? Parte 'dé la respuesta está en el splitting que tuvo como propósito, al efectuar una separación entre el bienestar material y el psí­ quico, el de servir de escape al temor, a la envidia, ya sea la propia o la del 6tro. ' 2. El intento de evitar la experiencia de contacto con obje­ tos vivos destruyendo la función-alfa incapacita a la personali­ dad para establecer una relación con cualquier aspecto de sí misma que no se parezca a un autómata. Sólo los elementos-beta están disponibles para cualquier actividad que tome el lugar del pensar y los elementos-beta son solamente apropiados para la evacuación, tal vez mediante la intervención . de la identifica­ ción proyectiva. Estos elementos-beta son tratados por un proce­ dimiento de evacuación similar a los movimientos de la muscu­ latura, cambios de expresión, etc., que Freud describió como tendientes a desembarazar a la personalidad de los incrementos de estímulos y no a efectuar cambios en el ambiente; un movi­ miento muscular, una sonrisa, por ejemplo, debe interpretarse en forma distinta de la sonrisa de una personalidad no psicótica. Los fenómenos que se dan en el análisis no coinciden con la descripción de Freud de la forma de actuar de la personalida(l durante la fase de predominio del principio del placer, para des­ embara7.arse de los incrementos de estímulos. Esa personalidad es, dentro de ciertos límites, normal; la personalidad que estoy describiendo es marcadamente anormal. La actividad que tiene lugar bajo el predominio del principio del placer, tendiente a liberar a la personalidad de incrementos de estímulos es reem­ plazada, en la fase de predominio del principio de realidad, por la expulsión de elementos-beta indeseados_ Una sonrisa o una
  • 18. w,fll' tU ~J 34 W. R. BION frase dicha debe interpretarse como un movimiento muscular de evacuación y no como·una comunicación de sentimientos. El hombre de ciencia cuyas investigaciones incluyen la subs­ tancia de la vida misma se encuentra en una situación seme­ jante a la .de los pacientes que estoy describiendo. Un trastorno en el equipo para pensar del paciente conduce al predominio de una vida mental en el cual su universo está poblado de obje­ tos inanimados. La incapacidad, aun de los seres humanos más desarrollados, para hacer uso . de sus pensamientos, porque la capacidad de pensar es rudimentaria en todos nosotros, signifi­ ca que el campo para la investigación, ya que toda investigación es en última instancia científica, está limitado, por~ insuficiencia humana, a aquellos fenómenos que tienen las características de lo inanimado. Nosotros suponemos que la limitación psicótica se debe a una enfermedad, pero que la del hombre de ciencia no. La investigación de esta premisa esclarece la enfermedad por un lado y el método científico por el otro. Parece que nuestro equi­ po rudimentario para "pensar" pensamientos es adecuado cuan­ do los problemas están asociados con lo inanimado, pero que no es así cuando el ·objeto a investigar es el fenómeno de la vida misma. Enfrentado con las complejidades de la mente hu­ mana, el analista debe ser prudente aun al seguir métodos cien­ tíficosaceptados; su · debilidad puede estar más cerca de la flaqueza del pensamiento psicótico de lo que podría parecer a primera vista. IUUUjUUUUU~U ~ tr "'"t l' , ¡ ~ I i~ I CAPÍTULO VII 1. Si un hombre tiene una experiencia emocional durante el sueño o la vigilia y es capaz de convertirla en elementos-alfa, puede permanecer inconsciente de esa experiencia emocional o llegar a ser consciente de ella. El hombre que duerme tiene una experiencia emocional, la convierte en elementos-alfa y se vuelve ;~!! 'r ! ~ r, capaz de tener pensamientos oníricos. Por lo que tiene la liber­ ~ p.¡~ tad de llegar a ser consciente (o sea despertar) y describir la ~~.!~: experiencia emocional a través de una narración que general. ..",i. mente se conoce como sueño. ; .....-,;:. 2. Un hombre que habla con un amigo convierte las impre­ .... siones sensoriales de esta experiencia emocional en elementos­ í!!!! ••n alfa; de esta forma se vuelve capaz de tener pensamientos oní­ ricos y por lo tanto de tener una conciencia no perturbada de los hechos, ya sean éstos los acontecimientos en los cuales par­ ~~ ticipa o sus ,sentimientos acerca de esos acontecimientos o ambos. Es capaz de permanecer "dormido" o inconsciente de ciertos ele­ mentos que no pueden penetrar la barrera qtie ofrece su "sueño". Gracias al "sueño" puede continuar despierto en forma ininte­ rrumpida,o sea despierto ante el hecho de que está hablando con ,su amigo, pero dormido para los elementos que, si pudieran penetrar la barrera de sus "sueños", conducirían a que su mente fuera dominada por lo que generalmente son ideas y emociones 1::,1. inconscientes. l El sueño constituye una barrera contra los fenómenos menta­ les que podrían abrumar la captación que tiene el paciente de .¡ que está hablando con un amigo y, al mismo tiempo, hace que 1 sea imposible que la captación de que está hablando con un amigo abrume sus fantasías. El intento del psicótico de discri­ minar lo uno de lo otro conduce al pensam:iento racional, que I se caracteriza por una peculiar falta de "resonancia". Lo que dice en forma clara e inteligible tiene sólo una dimensión. No tiene matices ,de significado. Invita al que escucha a decir "y
  • 19. ill' ~u ~lJ' u 36 W. R. BION con eso ¿qué?" No tiene la capacidad de sugerir una línea de pensamiento. 3. El "sueño" tiene muchas de las funciones de censura y resistencia. Estas funciones no son el re,sultado de lo incomi­ ciente, sino que son instrumentos mediante los cuales el "sue­ ño" crea y diferencia conciencia de inconsciencia. Resumiendo: "el sueño", j unto con la función-alfa, quP. posi­ bilita el soñar, es fundamental para el funcionamiento de la conciencia y la inconsciencia, de lo cual depende el pensamiento ordenado. La teoría de la función-alfa del "sueño" tiene los elementos del enfoque de la teoría psicoanalítica clásica de los sueños, o sea que la censura y la resistencia están representados en ella. Pero en la teoría de la función-alfa las fuerzas de cen­ sura y resistencia son esenciales para la diferenciación de cons­ ciente e inconsciente y ayudan a mantener la discriminación entre lós dos. Esta díscriminación deriva del funcionamiento del "sueño", que es una combinación en forma narrativa de pen­ samientos oníricos, y estos pensamientos a su vez derivan de , combinaciones de elementos-alfa. En esta teoría la capacidad para "soñar" preserva: a la personalidad de lo que es virtual­ mente un estado psicótico. Por lo tanto, ayuda a explicar la tenacidad con que el' sueño, como se lo presenta en la teoría clásica, se defiende del intento de convertir lo inconsciente en consciente. Tal vez pueda parecer imposible establecer una dis­ tinción entre dicho 'intento y la destrucción de la capacidád para soñar, en la medida en que esa capacidad está relacionada con la diferenciación entre c~nsciente e inconsciente 1 y con el man­ tenimiento de la diferenciación así establecida_ 1 "Diferenciación entre consciente e inconsciente"_ Este empleo de los términos es típico de la dificultad de emplear términos ambiguos cuando no se dispone de otros más precbos. Yo no quiero decir "lo" consciente o "lo" incon~cicntc. porque esto implicaría que se podría pedir a un observador (Iue distinga entre dos objetos. Pero no quiero excluir ese mati~ de significado porque cuando los elementos han sido diferenciados, algunos convirtiéndose en conscientes y otros en incons, cientes, resulta razonable decir que hay un inconsciente si dicho concepto es útil. u r I ( ! I r I Ii t i /~ CAPÍTULO VIII 1. Ahora trasladaré todo lo que he dicho acerca del estable­ cimiento de consciente e inconsciente y de una barrera entre ambos a una entidad supuesta que llamo "barrera de contacto". Freud usó este término para describir la entidad neurofisiológica j.' . ~ Ji r·· I ~'. posteriormente conocida como sinapsis. De acuerdo con esto he ft ;'i'~ reformulado mi enunciado de que el hombre debe "soñar" 1,,' i1': ~ji jo ~l~ una experiencia emocional corriente, tanto si ésta ocurre durante j,í1 t el dormir o durante la vigilia, de esta manera: la función-alfa ~ ~ 5~.~~ del hombre, dormido o despierto, transforma las impresiones i;H~ sensoriales relacionadas con una experiencia emocional en ele­ ¡h¡~ 'ij¡P. mentos-alfa, Jos que al proliferar se adhieren formando la it!~ barrera de contacto. Esta barrera de contacto, de este modo en íi¡fficontinuo proceso de formación, marca el punto de contacto y ~Ii!r. l ¡;~}~ separación entre los elementos conscientes e inconscientes y origi­ ~ !:;~ na la distinción entre ellos. La naturaleza de la ba'rrera de con­ ::i¡f~ tacto dependerá dt la naturaleza de la provision de elementos­ ~¡nº alfa y de cómo éstos se relacionan entre sí. Pueden adherirse. f'to1'1 Pueden estar aglomerados. Pueden estar ordenados en secuen­ cia para dar la apariencia de una narración (al menos en la for­ ma en que la barrera de contacto puede manifestarse en un sue­ ··,'n. ! í:i~ ñoJ. Pueden estar ordenados lógicamente. Pueden estar ordena­ ':~ .. ¡;,,;,~, dos geométricamente. -" 1' ::J 2. El término "barrera de contacto" acentúa el estableci­ ~-I. :.!! miento de contacto eutre consciente e inconsciente y el pasaje selectivo de elementos de uno al otro. El cambio de elementos de consciente a inconseiente y viceversa dependerá de la natura­ leza de la barrera de contacto. En tanto los sueños nos permi­ ten un acceso directo al estudio de la barrera de contacto, siguen teniendo en psicoanálisis la posición fundamental que Freud les asignó. La naturaleza de la transición de consciente a inconsciente y viceversa, y, en consecuencia, la naturaleza de la barrera de
  • 20. 39 jLl, jl.jJ ILlJillJ ~llJ ijLJJ ~IJ' ILlJ U . 38 W.R. BION contacto y los elementos-alfa que la componen afectan la memo­ ria y las características de cualquier tipo de recuerdo dado. 3. En la práctica, la teoría de las funciones y la teoría de una función-alfa posibilitan interpretaciones que muestran precisa­ mente cómo el paciente siente que tiene sentimientos, pero no puede aprender de ellos, y tiene sensacione!, algunas de ellas muy débiles, de las que tampoco puede aprender. Puede demos· trarse que junto a una incapacidad para rechazar o ignorar cual­ quier estímulo puede existir una determinación de no vivenciar nada. Las impn!siolies sensoriales pueden 'ser vistas como te­ niendo algún significado, pero el paciente se siente incapaz de saber cuál es ese significado. 4. Las int~rp,retac"iones derivadas de estas teorías parecen efectuar cambios en la capacidad de pensar del paciente, y por lo tanto en su capacidad de comprensión. En relación con los fenómenos que están 'siendo investigados, tal respuesta es por sí misma bastante peculiar como para requerir explicación. En primer lugar, la naturaleza de las dificultades, si en realidad han sido correctamente descritas, parecería descartar la posibilidad de que el paciente pueda comprender la descripción. Tal dificul­ tad podría ser superada elucidando los distintos grados de in­ capacidad. Desde el punto de vista de la técnica sería satisfac­ torio si la respuesta a las interpretaciones basadas en el uso de una teoría de las funciones, función-alfa y barrera de contacto dieran algún elemento de confirmación de que una realización se aproxima a estos conceptos teóricos. Científicamente, la vali­ dez de la teoría estaría apoyada por una correlación entre la evi­ dencia de que la capacidad de pensar ha aumentado por efecto del análisis y la evidencia de que existe una realización que co­ rrespondería al esquema teórico abstracto. Hay realmente un efecto de "eco" cuando se da una interpretación que apoya la idea de que el concepto teórico de barrera de contacto tiene una realización correspondiente. El análisis de esto está fuera del alcance de este trabaj o y lo dej o para otra ocasión. En los capítulos 111 a VIII he usado el concepto de función­ alfa para llenar las lagunas en mi conocimiento de un estado mental que se encuentra en el curso de la práctica del análisis y que deseo describir. De este modo he podido continuar con la comunicación sin necesidad de esperar a descubrir los hechos que faltan y sin formular enunciados que podrían sugerir que los hechos ya eran conocidos. /u IU· ~--- EXPERIENCIAAPRENDIENDO DE ~ Ahora quiero demostrar cómo se usa la teoría de las funciones como un instrumento en el trabajo analítico. Doy ejemplos del background de experiencias emocionales ("realizaciones") de las cuales la teoría fue abstraída Y doy luego ejemplos de "reali­ zaciones", desconocidas cuando la teoría fue abstraída, Y que luego se descubrió se aproximaban a ésta. Lamentablemente, el material no se presta a una exposición tan lógica sin producir una distorsión equívoca de los hechos. En el próximo capítulo me dedicaré especialmente al background de experiencia emo· cional del cual esta teoría es abstraída. Se trata de la descripción de los elementos de los cu~le8 se hizo la abstracción, pero éstos están mezclados con tantos otros que es imposible reclamar para i )~ esta descripción cualidades que son generalmente consideradas l!:~esenciales en un trnbajo r.ientífico. 1 I"¡'1 ' " :t ¡11~ :Llt"l)~ ¡¡"¡,¡l,n: -.t ¡~fJi l~J~ ~Iltr:r. li li~;~I'¡J','¡"h: ¡I;~~ !mi : ~!~ ¡¡1¡¡; ,1:'lO .'!'jei. :,f;;t ,::}~~~ :~ ¡~ , ~.~ '.
  • 21. ~, ~~, ~lJJ '-1' ~ll' ~lJJ 11]' lI' ~IJ' 'Ll' -r CAPÍTuLO IX 1. Un pequeño número de pacientes a quienes he debido tratar han presentado principalmente síntomas de perturbacio. :¡ ..., nes en su capacidad de tener pensamientos. En el curso de su .....: :~,¡~ tratamiento se presentaron y fueron aprovechadas oportunida. I ¡;¡~ des de interpretaciones transferenciales ortodoxas, pero muy a :';1~ !1>J.1,¡ menudo 'el paciente no aprendía nada de ellas., La corriente de asociaciones desconectadas continuaba. Las interpretaciones ba­ '¡:I~ :r lt ·1 ,'sadas en teorías de erotismo anal en sus diversas formas, teorías "":-i~ 1¡~.i' sobre la necesidad del paciente de improvisar una personalidad ;:::~ tomando como base elementos que él sentía carecían de valor "'IVjl"I. y que por lo tanto podía darse el lujo de perder, teorías de ,I~t Ili' splitting, identificación proyectiva, defensa ante ataques, etc., sólo tenían un efecto límitado. Había signos de confusión que HIi¡!ll¡'I yo he aprendido a asociar con la iden(ificación proyectiva. :t l~ 1" ,j, Por lo tanto, supuse que yo era el depositario de una parte de ?I~ ~:' iIH~!su personalidad como su salud mental o parte no·psicótica de su ;:i~'~~personalidad. No pasó mucho tiempo hasta que decidí que !I!1D ;:p,¡t¡ era improbable que posteriores interpretaciones basadas en es­ 1 ;' i~1 1 tas teorías alcanzaran algún fin útil. Probé la suposición de que yo contenía la parte no-psicótica de su personalidad, y . 1 .,:~. (';41 entonces comencé a darme cuenta de que yo debía estar cons­ ,~ '.ti ciente de lo que estaba pasando 'en tanto que él no lo estaba. 1 /-t!1' Yo era (contenía) su "consciente". A veces yo podía visualizar ,¡la situación que se desplegaba en el análisis como una situación en la que el paciente era un feto a quien las emociones de la ', :.t: madre se comunicaban, pero para quien el estímulo de las emociones y su origen eran desconocidos (véase "Construcción de modelos", capítulo XXII). En otros momentos él parecía te­ ner una idea rudimentaria de lo que estaba pasando, pero nin­ guna idea de cómo sentía. ,No describiré aquí las variaciones sobre este tema, puesto que no eran sustancialmente distintas de las descritas por M. Klein, H. Rosenfeld y .otros. El problema ~~~D===~~=-__~~____________~__~
  • 22. ",.., .,.- ,.." ,.." ,~, .~, IIJJ IlJ' 11.1' 111' ILJJ J, ILj, /u ¡U lJf -¡(jJ ~LJ' ·12 W. R. BION que ,esperaba solución, y que ahora estoy considerando, era determinar que era esta parte. La teoría de las funciones ofrecia una posibilidad de resolver este problema suponiendo que yo contenía funciones desconocidas de su personalidad, y a. partir de aquí examinar la experiencia en las sesiones en busca de pistas que me ayudaran a descubrir qué eran esas funciones. ,su. puse que yo era la ."conc;encia". La teoría de Freud de que la conciencia es el órgano sensorial de cualidad psíquica permitía suponer que se estaba efectuando una separáción entre la con­ ciencia y la cualidad psíquica. Esta suposición resultó prove­ chosa, pero sólo por una sesión o dos y luego volví a. enco~· trarme en la misma situación que antes o casi en la misma. Todavía pensaba que el problema era tal que podía resoiverse en términos de teoría de transferencia e identificación proyecti­ va, es decir, que yo podría suponer que los pacientes se sentían observados por mí y por las partes de su personalidad que se suponía yo contenía. A la luz de las teorías de la transferencia y de las identificaciones proyectivas el material producido podía ser considerado como un vínculo entre paciente y analista 'y yo podía interpretar en la forma descrita en Attacks on linking l. Las interpretaciones tuvieron cierto éxito, pero yo no sentía que esos cambios estuvieran necesariamente relacionados con un esclarecimiento producido por las interpretaciones. Enton· ces se me ocurrió que él estaba haciendo lo que he descrito anteriormente como "soñar" los acontecimientos inmediatos en el análisis, es decir, transformar impresiones sensoriales en ele­ mentos-alfa. Esta idea -parecía a veces esclarecer, pero sólo se volvió dinámica cuando la relacionaba con funciones-alfa de­ fectuosas, es decir, cuando me parecía que estaba siendo testigo de una incapacidad de soñar debida a falta de elementos-alfa y por lo tanto una incapacidad de dormir o estar despierto, de es~ar consciente o inconsciente. 2. Esto podría explicar por qué yo era un "consciente" incapaz de realizar las funciones de la conciencia y él un "in­ consciente" incapaz de realizar las funciones de la inconscien­ cia. (A fin de simplificar, supongo que esta división de funcio­ nes se mantenía estacionaria, pero en realidad no era así; los roles eran intercambiables.) J Bion, W. R.: ..Auacks on Linking", Int. l. o! Psychs-Anal., Vol. 40, 1959. . ~ l. APRENDIENDO DE 4'- EXPERIENCIA 43, 3. Ahora bien, esta situación no corresponde al marco teórico que he sugerido, es decir, la teoría de una barrera de contacto que debe su existencia a la proliferación de elementos-alfa por la función-alfa y que cumple la función de una membrana que, por la naturaleza de su composición y su permeabilidad, divide los fenómenos mentales en dos grupos, de los cuales uno realiza las funciones de la conciencia y el otro las funciones de la inconsciencia. ",:!i ;~ 4. En la nueva situación hay una división de clases, como :~ . 11 suspendida entre paciente y analista, pero que .no ofrece resis­ ¡, ,, ~ ,tencia al pasaje de elementos de tina zona a la otra. Esta situa­ .': " ; ~; ción no se presta al establecimiento de consciente e inconsciente '"; , y por lo tanto puede llevar a desarrollos imperfectos o anómalos ::,;H¡ 11.1'de una capacidad de recuerdo y represión. La diferencia en ~ ¡~H:los dos estados deriva de las diferencias entre una barrera de contacto compuesta de elementos-alfa y una compuesta, si es :l"!i~ ;11!lJ ésa la palabra correcta, de elementos-beta_ Se recordará que I¡:l-~: estos últimos parecen carecer de una capacidad de vincularse :!:;;~entre sí. Clínicamente esta pantalla de elementos-beta se pre­ ¡l¡senta a la observación casual como imposible de distinguir de ~~un estado confuso y en particular de cualquiera de esa clase ,ji}!de estados confusos que semejan sueños, á saber: 1) Una pro­ !¡i!ducción de frases o imágenes desconectadas que, si el paciente iA estuviera dormido, las tomaríamos ciertamente como pruebas 1;1' l~: de que el paciente soñaba. 2) Una producción similar pero ':i¡~expresada en forma tal que sugiere que el paciente simula que I:Al~ sueña. 3) Una producción confusa que parece ser prueba de }~1 alucinación. 4) Similar al anterior, pero sugiriendo una alu­ cinación de un sueño ; no he tenido motivo para suponer que el 'H:i I I ~. paciente soñaba que estaba alucinado. Estos cuatro estados Ii.~ están relacionados con el miedo que la posición depresiva :1: . ~ produjera un superyó asesino y 'por lo tanto con la necesidad :,i:~;l1 de tener la experiencia emocional en: la ·cual esto podría ocurrir ! ~,> en presencia del analista. Clínicamente, la pantalla de elementos­ .'.1 beta a que me refiero guarda una marcada semejanza superfi­ cial con cualesquiera de estas cuatro Cias~s y podría suponerse que es idéntica a éstas. 5.' Una comparación de la pantalla de elementos-beta con los confusos estados semejantes a sueños muestra que la panta­ lla de .elementos-beta es coherente y tiene un propósito. Una interpretación de que el paciente 'estaba produciendo tina co­
  • 23. u U U U lIJ- U- U- lIJ­.11' l' u ILl' u (J11 44 W. R. BION rriente de material que tenía por objeto destruir la potencia psi­ coanalítica del analista no parecería fuera de lugar. Igualmente apropiada sería una interpretación de que el paciente estaba más interesado en retener que en dar información. Una peculia­ ridad de la situación es la plétora de interpretaciones que se le . ocurriríá a cualquiera con algo de sentido común. Sin embargo, no se le ocurren al paciente. Estas interpretaciones de sentido común tienen una característica general: todas ellas son acu· . satorias o, alternativamente, laudatorias y Como rebuscadas a fin de asegurar al paciente de su bondad a pesar de las pruebas que indican lo' contrario. Esto no es fortuito; sería difícil frente a los datos sostener que lo es. Uno se ve forzado a llegar a una conclusión que. es inesperada y sorprendente, a saber, que la pantalla de elementos beta -la llamaré en el futuro pantalla beta para abreviar- tiene una cualidad que le permite provocar e! tipo de respuesta que el paciente desea, o alternativamente, una respuesta del analista fuertemente cargada de contratrans· ferencia. Ambas posibilidades requieren ser examinadas, dadas sus implicaciones. ~ ­ C~píTULO X 1. Gracias a la pantalla-beta, e! paciente psicótico tiene una capacidad para provocar emociones en el analista; sus asocia­ ciones son los elementos de la pantalla-beta, que tienen e! pro­ pósito de provocar interpretaciones u otras respuestas que están menos relacionadas con su necesidad de recibir interpretaciones ~ ~ ¡:' psicoanalíticas que con su necesidad de comprometerlo emocio­ :H nalmente 1. La teoría de la contratransferenda ofrece una ex­ plicación sólo parcialmente satisfactoria, porque ~e ocupa de !:,l¡: la manifestación sólo como un síntoma de los motivos incons­ U. cientes de! analista, y por lo tanto deja sin explicar la contri­ Ibución del pacieme. En primer lugar, el paciente para quien "j;:; " ¡~{f estas teorías han sido destinadas no emplea un lenguaje articu­ ..Wlado; demuestra con evidente sinceridad una incapacidad para +m>1 comprender su propio estado anímico, aun cuando le es señala­ 'i':i ,/o1ll' do. El empleo que hace de las palabras es más una acción '1 ;, destinada a "liberar a la psique de un acrecentamiento de estí­ *6~ mulos" que un lenguaje_ En segundo lugar, no se propone mane­ ': 11 ti: jar al analista del mismo modo que e! neurótico_ Hay cierta :1,:*·;1'1' coherencia en las características de los elementos-beta. El len­ ;r:~t guaje que debo emplear para describir una situación dinámica j:Jr produce una distorsión porque es el lenguaje de un método '/ científico ideado para e! estudio de lo inanimado. Esta defor­ mación afecta mi afirmación de que ciertas características de la pantalla-beta son congruentes. Sería más correcto decir que 1 Esto sugiere una capacidad para la intuición que parece ser incom­ 'patible con las ideas corrientes acerca de la insania. En tanto se trata de conducta intencional, el propósito ha de ser .controlado y dictado por la parte no psicótica de la personalidad. La provocación inherente a In pantalla-beta, si tiene éxito, significa que el paciente está hambriento de material terapéutico genuino, o sea verdad, y por lo tanto aquellos impulsos que tienden a la supervivencia trabajan en forma sobrecargada en un intento de lograr una curación contando con una material terapéuticamente pobre.
  • 24. ~IJ' flJ, l' ,u ILJJ u 46 W. R. BION una situación dinámica evoluciona y su evolución se revela a través de la aparición de una característica particular como la que impregna a un número cada vez mayor de elementos y les da congruencia. El reemplazo de una barrera de contacto por una pantalla.beta es un proceso viviente. Las observaciones del analista, por razones conectadas con la naturaleza del cambio de la posición esquizo-paranoide a la depresiva y viceversa, aporta a la situación analítica un elemento que hace que su desarrollo parezca ser una transición entre una serie disconti· nua de partículas o elementos a una síntesis de esos mismos elementos. Uno reemplaza a la otra de un modo análogo al reemplazo de un juicio por otro cuando examinamos una figura que ilustra la perspectiva reversible. 2. El analizado aporta cambios que están asociados con el reemplazo de la función-alfa, por lo que puede ser descrito como una inversión de la dirección de la función ~. En lugar de tratarse de impresiones sensoriales que se convierten en ele-o mentos·alfa para ser usados en pensamientos oníricos y en el pensar inconsciente de vigilia, el desarrollo de la barrera de contacto es reemplazado por su destrucción. Esto se leva a cabo por una inversión en la función·alfa, de modo tal que la barrera de contacto y los pensamientos oníricos y el proceso del pensar Inconsciente de vigilia que constituyen la contextura de la barrera de contacto se convierten en elementos·alfa des­ pojados 3 de todas las características que los separan de los 2 La inversión de dirección es compatible con el tratamiento de los pensamientos por evacuación; o sea que si la personalidad carece del aparato .que le permitiría "pensar" pensamientos, pero es capaz de inten· tar liberar a la psique de pensamientos en forma muy similar a como se libera a sí misma del incremento de estímulos, .entonces la inversión de la funciÓn·alfa puede ser el" método empleadoo 3 El despojar a los elementos-alfa de las características que los dife­ rencian de los elementos·beta es importante. Nos es dado un modelo de esto por la teoría según la cual la palabra es el nombre de un sistema deductivo científico, por ejo, "papá". El sistema deductivo científico consiste en una seTÍ.! de hipótesi50 El sistema es una afirmación de que ciertos elementos están constantemente unidos. La conjunción y los ele· mentos conjuntos dependen de la pre-concepción (el conocimiento a priori del individuo) y de olas "realizaciones" que el individuo ha tenido suce· sivamente para aproximarse a la preconcepción y transformarla en una concepción. La concepción a su vez se convierte en una abstracción, o modelo, al cual se cree o se experimenta aproximan todavía más "reali­ zaciones!'_ Son estas asOciaciones, que ahora' el sistema deductivo' cien· tífico define .como constantemente conjuntas (y debido a esta afirmación APRENDIENDO DE LA EXPERIENCIA 47 .elementos-beta y son luego proyectados formando de este modo la pantalla beta. 3. La inversión de la función-alfa significa la dispersión de la barrera de contacto y es perfectamente compatible con el establecimiento de objetos con las características que en un mo­ mento atribuí a los objetos extraños. La compatibilidad se acrecentaría si, a pesar de mi advertencia en el sentido de que la barrera de contacto (una función) y el yo (una estructura) no se consideren términos intercambiables refiriéndose a lo mismo, pudiésemos pensar que la inversfón de la función-alfa en realidad afecta al yo, por lo tanto no provoca un simple re­ torno a los elementos-beta, sino objetos que difieren en aspec­ tos importantes de los elementos·beta originales que no tenían ni rastros de la personalidad adheridos a ellos. El elemento-beta difiere del objeto extraño, en que este último es un e1emento­ beta sumado a vestigios del yo y del superyó. La inversión de la función-alfa altera la estruo,tura relacionada con la fun­ ción-alfa. 4. Repasemos los términos que he empleado hasta aquí: 1) El yo es una estructura que, como Freud la describe, es un desarrollo especializado del ello que tiene la función de estable· cer contacto entre la realidad psíquica y la externa. 2) La fun­ ción-alfa es el nombre dado a una ábstracción 'empleada por el analista para describir una función, cuya 'naturaleza desconoce, hasta el momento en que siente puede reemplazarla por factores de los cuales cree haber tenido pruebas en el curso de la in­ vestigación en la que está empleando la "función-alfa. Corres­ ponde a aquella función de ciertos factores, incluyendo la fun­ cÍón' del yo, que transforma los datos sensoriales en elementos· alfa. Lbs elementos-alfa comprenden las imágenes visuales, los modelos auditivos, modelos olfativos, y son adecuados para ser están constantemente conjuntas en la mente del individuo) las que son despojadas de la palabra que es el nombre del sistema deductivo cien· tífico, de modo que finalmente sólo queda el n()mbre "Papó". No me estoy refiriendo al valor social del nombre "Papó" ni tampoco a la versión social del sistema deductivo científico denominado con ese nombre. El aspecto que estoy analizando es el que existe antes de la publicación y que es por lo tanto propio del individuo. Es ese aspecto de un fenómeno que podría, para usar términos' de Kant, ser denominado "cualidad se· cundaria", al menos que hubiese pruebas, dadas por la publicación, de la universalidad q'ue Kant atribuyó a las cualidades primarias. " 1. [ !H. :I::':·¡o ,' )~; I:.ro". , ' :;~ ~ ¡r ¡!¡: Ii:­¡ " 14' ¡~i o! ~r ! ~l~ PI, i. 11~: l ~ I~r 1~,'0 ) ;,: í''; ';'"'; . ;} .¡ o •• " .~! . ql j" "
  • 25. ~LJr ,1J' u lJJ IU u U 48 W. R. BION empleados en el pensamiento omnco, el pensar inconsciente de vigilia, sueños, barrera de contacto, memoria. Desde el punto de vista clínico el objeto extraño que está impregnado de caracte­ rísticas ,superyoicas se aproxima a ofrecer una realización para, armonizar con el concepto de los elementos-beta. Pero 'el con­ cepto del elemento-beta comprende solamente impresiones sen­ soriales, la impresión sensorial como si fuera una parte de la personalidad que experimenta la impresión sensorial, y la im­ presión sensorial como si fuera la cosa-en-sÍ-misma a la cual corresponde la impresión sensorial. Debe notarse que la función-alfa puede ser considerada como una estructura, una parte del aparato mental que produce la barrera de contacto. A su vez, la barrera de contacto puede ser considerada, como el nombre que le he dado lo sugiere, como teniendo las características de una estructura. Esto es una repetición del problema implícito en la diferenciación mutua entre el yo, la conciencia y la función-alfa y vale la pena estu­ di~r las implicaciones de esta peculiaridad de la investigació~ ' psicoanalítica, es decir el empleo de conceptos en relación a objetos que a veces necesitamos considerar como si estuviesen relacionados con máquinas, o sea como si fuesen inanimados, y a veces como .;i fuesen funciones, los cuales, puesto que esta­ mos tratando con seres humanos y no con máquinas, segura­ mente están impregnados de características vitales. En el caso del empleo de la función-alfa como una incógnita, para que corresponda con una "realización" que está cambiando de lo desconocido a lo conocido, el nombre que se da a estos objetos debería aclarar si debemos observar el objeto en cuanto a su naturaleza como una función, como una estructura o como una abstracción. Se puede esparar que la barrera de contacto se manifieste en forma clínica -si es que en realidad llega a manifestarse­ como algo que se parece a los sueños. Como ya hemos visto, la barrera de contacto posibilita una relación y el mantenimiento de la creencia en ella como un acontecimiento real, sujeto a las leyes de la naturaleza, sin que este enfoque esté ahogado por emociones y fantasías que se han originado endopsíquicamente. En forma recíproca impide que las emociones de origen endo· psíquico resulten abrumadas por la visión realista. Por lo tanto, la barrera de contacto es responsable del mantenimiento de la distinción entre consciente e inconsciente y de su origen. De este modo lo inconsciente queda preservado. Se abastece de ...,,'...~- UU IU ) 4~APRENIHE!oO VE LA EXPERIENCIA elementos-alfa que le son suministrados por la función-alfa y que deben ser almacenados, pero que no pasan a la conciencia en aquellos momentos en que su impacto en l? comprensión de la situación de la realidad externa que tiene la persona sería sentido como fuera de lugar o una dislocación en el orden del I ¡ . 1' ,,1 pensamiento. 1 , '1 ¡ :¡ : I .!~ }ji .;'~1 L I l­ !1: ~ ,;1 ! , '"1 ', l : l ': ¡JfL;~ l,:! ¡ i _j:'; 1;' ¡:¡" , l'; :P: ~, . ' ! ....'; ;:1 .¡ ~ :¡§ ; .~
  • 26. 11 ,lJ, IU , ¡U CAPÍTULO XI 1. La teoría de las funciones y la teoría de la función-aifa en especial posibilitan nuevos aportes para la comprensión de los procesos del pensamiento. Consideraré la naturaleza y la función del pensar en cualquier situación que parezca reflejar una edad temprana en la vida del hombre, o sus profundidades primitivas habituales, donde sería posible detectar las cualida­ des que asociamos con el pensamiento. ,En su trabajo sobre "Dos principios del funcionamiento mental" Freud dice: "Se había hecho necesiuió restringir la descarga motriz (de acción) y esto fue proporcionado por el proceso de pensamiento, que se desarrolló de la ideación. El pensamiento estaba dotado de cualidades que hicieron posible que el aparato mental sopor­ tase un incremento de la tensión durante una demora en el proceso de descarga. Es esencialmente una forma experimental de actuar, acompañada de un desplazamiento de cantidades me­ nores de cargas junto con un gasto (descarga) menor de ellas". Continúa : "Con este fin la conversión de la carga libre en carga 'ligada' se imponía, y esto ocurrió al elevar el nivel de todo el proceso de carga". Continúa: "Es probable que el pen­ sar fuera originalment~ inconsciente, en tanto era algo más que simple ideación y se orientó hacia las relaciones entre las representaciones de los objetos, y es probable que luego fue dotado de otras cualidades que eran perceptibles a la concien· cia sólo a través de su conexión con los restos mnémicos de palabras". Está implícito en la afirmación de Freud el papel que la intolerancia a la frustración juega en la producción de tensión, y luego su alivio, por el empleo del pensamiento para llenar el intervalo entre la necesidad de liberar la psique del incremento de estímulos y la liberación misma. El vínculo entre la intolerancia a la frustración y el desarrollo del pensamiento es fundamental para la comprensión del pensamiento y sus trastornos. La afirmación de Freud sugiere que el principio de u ~ ) ) ¡'I '; !;li¡.1 '. ji¡ i ~ .{.l', . ~I ¡,, .~'j l · ~ . ' "' ! , j';' ','j . " ,' : '" ,,;.' J;, ~ ,~:" f o;. ~' :',' o",! ;,~ . ',.: I;..i ' f'i :~~l ;.ill .~-------
  • 27. ~1lJI1 u u u u u' u 52 W. R. BION realidad sigue al principio de placer; se necesita una modifica­ ción para que ambos principios coexistan. Aunque no me refe­ riré ahora a esto, hago la salvedad de que la intolerancia a la frustración puede ser excesiva, un cambio cuantitativo que casi se convierte en cualitativo. Supongamo~ que la intolerancia a la frustración se dé junto con el hambre: supongamos más aún y pensemos que es imposible satisfacer el hambre debido a que otros factores en la personalidad, como el temor, la voracidad, o la envidia no permiten que el pecho o su equivalente logren satisfacer a la persona envidiosa. En esa situación la voracidad se incremen.taría y también la ·intolerancia a la frustración: el efecto sería el mismo como si la personalidad estuviera dotada de una excesiva intolerancia a la frustración. ¿Tiene importan­ :::ia si la intolerancia a la frustración o cualquier otra carac­ terística dinámica es primaria o secundaria? La distinción señala que cualquier tratamiento que ocasione cambios en la personalidad se limita a los . factores secund~rios, ya que lo~ primarios no se modifican. El testimonio clínico de la necesidad del lactante de apoyo material y psicológico hace pensar que probablemente el lac­ tante no puede distinguir entre lo material y lo psicológico. En análisis, sin embargo, se puede deducir si la deficiencia fue de cualidad física o psíquica. Aun cuando la deficiencia pertenezca a una etapa muy temprana o no se sepa a qué se debe, será sen­ tida como real y exigiendo una solución real, o sea, una que parezca eliminar la enfermedad. Para el psicoanalista, la elec­ ción oscila entre procedimientos que tienden a evitar la frustra­ ción y los que tienden a modificarla. Es ésta una opción decisiva. Hay otros modos de clasificar el procedimiento adoptado, como, por ejémplo, aquellos que están finalmente destinados a revelarse como pertenecientes a la categoría de acción muscu· lar (generalmente movimiento físico) y aquellos destinados a desarrollarse en forma tal que se los clasifica finalmente como pertenecientes a los dominios del pensamiento. El hecho de que la decisión esté relacionada con esta clasificación final es sig­ nificativo, pero por el momento quisiera concentrarme en los fenómenos genéticamente relacionados con la coexistencia en la personalidad de sentimientos de frustración, intolerancia a sen­ timientos de frustración, emociones conectadas con esto, y la decisió~ que surge de esta concatenación de elementos. ~.__._-------_. , IU / • ~ iI CAPÍTULO XII ¡ . !. 1. La actividad que conocemos como "el pensar". fue en su origen un procedimiento para descargar a la psique del incre­ mento de estímulos, y el mecanismo es el descrito por Melanie Klein como identificación proyectiva. A · grandes rasgos esta teoría sostiene la existencia de una fantasía omnipotente de que es posible disociar temporariamente partes indeseables, aunque a veces también valoradas, de la personalidad y colocarlas en un objeto. En la práctica es posible, y deseable a los fines de una terapia provechosa, observar e interpretar los hechos que apoyan esta teoría y que esta teoría explica como ninguna otra. ¡:: 2. Es también posible, y en realidad esencial, tener en cuen­ ta los hechos que demuestran que un paciente en el que pue.de deducirse la operación de esta fantasía omnipotente es capaz de una conducta que se relaciona con una contraparte en la reali: dad de esta fantasía. El paciente, aun al comienzo de su vida, tiene suficiente contacto con la realidad como para poder actuar de un modo que produce en la madre sentimientos que él no quiere o que quiere que su madre tenga. Para lograr que la teoría corresponda a estos descubrimientos clínicos sugerí una versión modificada de la teoría del principio de placer de Freud, en forma tal que podría considerarse que el principio de realidad opera coexistiendo con el principio de placer. Un ejem­ plo de un intento de convertir a la fantasía omnipotente en realidad puede verse en el paciente que se siente impulsado a obligar a otros a s.entir que él es capaz de asesinar a los padres sexuales para sentirse capaz de tener una relación sexual amo­ .~!¡ rosa, libre del temor de que pudiera asesinar a su compañera ,i;i y a sí mismo, como se sentiría obligado a hacerlo si tuviese la lo: prueba de que entre él y su compañera hay una mutua pasión sexual. Sugerí que en una forma extrema esto puede llevar al .crimen como un método para concretar en el mundo de la realidad la fantasía omnipotente de la identificación proyectiva,
  • 28. ,~, IllJ jl1r ¡lJJ IU IV ~lJI S4 W. R. BION que, sin tal acción, permanecería sólo como una fantasía omnipotente. 3. Hay ejemplos mucho menos dramáticos y que por lo tanto exigen cierta perspicacia por parte del analista a fin de discernirlos. Es importante que el analista los observe. O sea que debería observar e interpretar la operación de la fantasía como un ' fenómeno mental deducible de los datos y también observar signos de que el paciente está lo suficientemente adap. tado a la realidad como para ser capaz de manipular su ambien­ te de modo que la fantasía de la identificación proyectiva parezca ser coherente con' la realidad. 4. Cuanto más se ponga en evidencia este componente rea­ Jista, y se lo haga evidente al paciente, será más posible juzgar . I{ hasta qué punto un paciente gravemente enfermo y necesitado de internación tiene contacto con la realidad, aunque es un tipo de realidad que no siempre es familiar a individuos mejor desarrollados. S. La capacidad del paciente para engranar su fantasía om­ nipotente de identificación proyectiva en la realidad está direc­ tamente conectada con su capacidad de tolerancia a la frustra­ ción. Si no puede tolerar la frustración, la fantasía omnipotente de identificación proyectiva tiene proporcionalmente una con­ traparte menos real en la realidad externa. Esto contribuye al estado que Melanie Klein denomina identificación proyectiva excesiva. Sin embargo, debe examinarse este eXceso cuidadosa­ mente. Puede parecer excesivo debido a que el analista está obligado a darse cuenta de ello a través de los pasos realistas que sigue el paciente para lograr que el analista de hecho ex­ perimente emociones de un tipo que el paciente no quiere tener (M. Klein). Este exceso debe ser claramente diferenciado de la identificación proyectiva excesiva, que representa el apelar a la fantasía omnipotente como una' huida de la realidad, y en particular de sentimientos no deseados. Pero la identificación proyectiva no puede existir sin su mecanismo recíproco, es de­ cir, una actividad introyectiva como intento de una acumula­ ción de objetos internos buenos. 6. Supongamos ahora que en realidad el pecho proporciona al lactante leche y sensaciones de seguridad, calor, bienestar, amor. y supongamos también que el lactante necesita -evito deliberadamente decir "desea"- tomar posesión de, la leche misma y las sensaciones correspondientes. Podemos distinguir - ., /u APRENDIENDO DE LA EXPERIENCIA 55 entre Ia:~ leche y el amor mediante una clasificación adecuada o podemos destacar, si nos conviene, aquellos aspectos en que parecen similares_ Entonces podemos decir que la leche es una sustancia material y que está relacionada con la alimentación y de la que presumiblemente se hace cargo el tracto digestivo. El amor, por otra parte, puede ser considerado inmatei'ial aun­ que comparahle a la leche en cuanto proporciona 'eI bienestar 1 mental del niño. Podemos ubicarlo en una o en más diferentes categorías dentro de las que nos brindan la filosofía, la reli­ gión y otras disciplinas. La única razón para limitar nuestro aparato de clasificación a una disciplina es el deseo 'de lograr simplicidad. Sea que usemos conceptos filosóficos, religiosos, endocrinológicos o conceptos empleados por el neurofisiólogo, todos estarán expuestos a la misma objeción, o sea la de que describen estados anímicos con los cuales estamos familiarizados y que usaremos para describir fenómenos, o las realidades que suponemos son la contraparte de esos fenómenos, con los que no estamos familiarizados, pero que creemos haber observado en forma correcta y correctamente los hemos atribuido al lactante. Dos personas adultas con una misma palabra, "amor", pueden significar cosas completamente distintas; sin embargo, 1 Resultaría 'imposible continuar si distrajera la atención del lector en todos los casos en que empleo frases donde utilizo un modelo en forma implícita y no explícita. Sin embargo, puede contribuir a la elucidación ¿el problema que me preocupa si introduzco tal interpreta· ción ocasionalmente, como lo hago aquí. El mismo término "bienestar" sugiere que el desarrollo mental como el físico dependen del funciona­ miento eficiente de un sistema alimentario mental. En forma similar el desarrollo puede sugerir una externalización opuesta al replegamiento que sugiere la internalización. Algún lector puede resultar inconsciente· mente afectado por el término bienestar, debido al efecto de concretización inherente al modelo implícito, aunque la teoría no hubiera sido aquella con la cual simpatiza. Por otra parte, puede no estar afectado por el modelo implícito en el término "¿esarrollo". Los que han leído el libro de Fowler The Kings English estarán familiariUldos con el problema tal como S" presenta a quien está interesado en escribir bien (véase sus comentarios sobre la metáfora en el capítulo IlI). Nadie podría acusar a FQwler de tratar en forma superficial el problema de escribir bien; sin embargo, Fowler se refiere a este problema con el encabezamiento de Airs and Graces •. Para el psicoanalista esto se encuentra muy cerca de la raíz o fuente, o matriz de los problemas de la capacidad de pensar y comunicar el pensamiento, que a su vez se relacionan con la posibi, , lidad,. o no, de lograr cualquier conocimiento real. • Hábitos de conducta y lenguaje no naturales, adquiridos, que buscan impre8iona ~ y atraer a la gente. rS.l J I1J' ~ JJ ¡J fU IU ~ ~ fU fLJJ IU IU :'" .. -' .:' II ¡;. ~.¡ ~ ~ 1;:' ~ : 1, ' '11' ;~. j ' " .1', . ~ !.:; :;~ ~, I[J, /[11