Concepto y definición de tipos de Datos Abstractos en c++.pptx
"Que será de nosotros, los malos alumnos" (reflexión)
1. Sara Alonso Diez
1º de Infantil
Entenderlos es el primer paso para ayudarlos
“Que será de nosotros, los malos alumnos” es un libro que, en mi opinión, recoge de forma
clara y profunda muchos de los aspectos sobre cómo tratar el fracaso escolar, analizando sus
causas y proponiendo distintas soluciones. Álvaro Marchesi habla sobre la importancia de
conocer los posibles motivos de las dificultades que muchos niños tienen en la escuela desde
el estudio de los aspectos psicológicos, socioculturales e institucionales, para así poder actuar
en función de cada caso concreto y adaptando las respuestas a las distintas necesidades
particulares. Lo que sería una educación basada en la atención a la diversidad.
La concepción general es que los malos alumnos son aquellos que o bien tienen un retraso en
el aprendizaje, o están desmotivados o tienen problemas de comportamiento y emocionales (o
todo ello a la vez). Marchesi dice que el concepto de mal alumno depende del momento, la
cultura y la historia. Quizá no entendí bien lo que quiso decir con esto pero no estoy del todo
de acuerdo. Creo que normalmente un mal alumno se entiende por aquel que no consigue
alcanzar los objetivos (al fin y al cabo, sacar buenas notas o aprobar) y que no se comporta
bien en clase. Y creo que aunque estuviésemos en España o Japón, en la actualidad o hace 70
años, o durante la república o la monarquía, el mal alumno siempre sería el que no consiguiera
aprobar y se portara mal.
Hay otro tema con el que tampoco estoy muy de acuerdo. Marchesi expone una serie de
estrategias organizativas que para él podrían contribuir de forma eficaz a la educación en
diversidad. Habla sobre la reducción de las materias comunes en 3º y 4º de la ESO para que los
alumnos tengan más posibilidad de elección según sus capacidades e intereses. En mi opinión,
y quizás hablando desde mi experiencia personal, creo que mandar a los alumnos elegir algo
tan específico en esos cursos es un poco precipitado. Para mí ya fue duro escoger en
bachillerato porque no tenía ni idea que hacer con mi vida. De hecho, al final acabé en algo
totalmente distinto a lo que estudié. Por eso creo que mandarles elegir tan pronto les puede
cerrar puertas en el futuro, además que pienso que en esas edades aún no se tiene muy claro
lo que quieres hacer, tienes muchas ideas en la cabeza y tu opinión cambia fácilmente.
Respecto a las estrategias que pueden usar los profesores con los alumnos conflictivos, creo
que son tan útiles como complicadas de llevar a cabo. Con esto no digo que por el lo no hay ni
siquiera que intentarlo, todo lo contrario, pero me hace darme cuenta de que el papel de
profesor no es ni mucho menos sencillo. Rectifico, el papel de buen profesor. Cualquiera
puede explicar unos contenidos en clase e irse, pero comprometerte con tus “malos alumnos”,
implicarte con cada uno o adaptar tu metodología a las distintas necesidades…para mí eso es
lo que distingue a un profesor de alguien capaz de (aunque suene un poco radical) cambiar el
futuro de una persona.
Estoy de acuerdo en la importancia de mostrar a estos alumnos tu confianza en ellos, y de
buscar todas las razones que pueden ser el motivo de su situación y su comportamiento. Esto
lo hemos trabajado en la asignatura de procesos con Juan Carlos. Nos ha dejado claro lo
importante de buscar todas las razones y no caer en respuestas banales o generales, del tipo:
“se comporta así porque hace poco perdió a su abuelo”. Es probable que eso también pueda
influir, pero no excluye que pueda estar viviendo en una familia con problemas económicos,
que este siendo maltratado por sus compañeros de clase o que creciera con poco afecto y su
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1º de Infantil
autoestima este por los suelos. Para darnos cuenta de todo esto es fundamental una gran
dedicación y observación día a día de tu alumno. Con eso, creando compromisos y acuerdos
privados entre profesor y alumno que le motiven en las tareas de clase, sin abusar (o siquiera
utilizar) del castigo y con muchas otras estrategias creo que poco a poco podemos ir ayudando
a esos alumnos más difíciles.
Tal como dice el libro, es fundamental además una coordinación entre profesores, para hablar,
compartir experiencias y tener apoyo en momentos en que quizás podemos sentir que la
situación se nos escapa de las manos. No creo que el fracaso escolar se acabe de repente, pero
si todos, incluyendo las instituciones educativas y gubernamentales, nos proponemos tratar
este problema, podemos conseguir proporcionar una vida, tanto escolar como personal y
social, más esperanzadora a muchas personas.