La toxina botulínica se puede inyectar en músculos oculares extrínsecos contracturados para tratar el estrabismo al cambiar el equilibrio entre el músculo agonista y antagonista y recuperar la alineación de los ejes oculares. Las dosis típicas son de 1 a 3 unidades por músculo, aunque existen riesgos como efectos temporales, diplopía, desorientación sensorial, trauma ocular o reacciones en el sitio de inyección.