1. ¿Qué es lo que caracteriza a los seres vivos?
Nuestro planeta Tierra se originó hace 4.600 millones de años. En términos de
tiempo geológico, la vida apareció tempranamente, en algún momento entre la
consolidación de la corteza terrestre hace 4.000 millones de años, y el registro
de las primeras bacterias que data de 3.500 millones de años.
La mayoría de los biólogos sostiene la hipótesis de que la vida se desarrolló a
partir de la evolución de moléculas no vivas como aminoácidos y nucleótidos,
que constituyeron agregados macromoleculares: proteínas y ácidos nucleicos,
que eventualmente adquirieron la capacidad de auto replicarse (reproducción)
y de transformar moléculas mediante la liberación y utilización de energía, es
decir llevar a cabo funciones metabólicas.
En la actualidad existe consenso entre los biólogos y los filósofos sobre la
naturaleza de los seres vivos. Se sostiene que los organismos están
compuestos por los mismos elementos y presentan procesos comunes a todas
las formas de vida. Se ha establecido que todos los seres vivos están
compuestos por células y su funcionamiento está basado en una bioquímica
común y que todas las funciones en el nivel molecular (y casi todas en el nivel
celular) obedecen las leyes de la física y la química. Se rechaza totalmente el
vitalismo, pero se considera que los organismos son fundamentalmente
diferentes de la materia inorgánica.
Se acepta que los seres vivos conforman sistemas ordenados jerárquicamente,
con un gran número de propiedades emergentes que no se observan nunca en
la materia inanimada y, lo más importante, que sus actividades están
gobernadas por programas genéticos que contienen información adquirida a lo
largo del tiempo. De este modo, todos los seres vivos mantienen sus
caracteres hereditarios a través del material genético formado por DNA, que
utiliza un código genético universal. Cada unidad biológica contiene material
genético específico que la hace distinta a las demás.
Un sistema vivo es, en esencia, un sistema que administra la
información y la energía en función de sí mismo, como una unidad. Esto
le permite relacionarse con el medio y con otros seres vivos, lo que es una de
las más importantes funciones que debe afrontar.
Para cualquier ente vivo, estas son las condiciones mínimas que se deben
cumplir. Si no hay información, no hay "cómo" relacionarse, ni "quién" se
relacione; y si no hay energía, no hay "con qué" hacerlo.
Huelga decir que la identidad de un ser vivo no reside meramente en sus
propiedades estructurales y la morfología que de ellas deviene.
Los seres vivos no son sólo estructura, sino estructura y función. La mínima
"unidad" de la vida, es la célula. Y ello no debe perderse de
vista.
La capacidad autorreplicante del ADN, o la función enzimática de algunas
proteínas son entre otras, algunas de las trampas en que se puede caer. Pero
ni el ADN ni las enzimas, son seres vivos.
Los virus son quizá el mejor ejemplo de que, para poder desarrollar actividad
biológica, no basta con la estructura y la información. Si un virus no parasita
una célula y hace uso de su aparato energético, no puede llevar a cabo
ninguna función vital.
2. Como se dijo, los dos requerimientos indispensables para tener identidad
biológica son, información y energía. Con ellos se puede generar estructura, y
desarrollar las funciones biológicas propias de un ser vivo. Nada más allá de
las células, reúne tales propiedades.
Pese a su diversidad, los organismos vivos comparten una serie de
características que los distinguen de los objetos inanimados.
Estas características son:
1- Organización y Complejidad
Tal como lo expresa la Teoría Celular (uno de los conceptos unificadores de la
Biología) la unidad estructural de todos los organismos es la célula.
La célula en sí tiene una organización específica, todas tienen tamaño y formas
características por las cuales pueden ser reconocidas.
Algunos organismos están formados por una sola célula, se denominan
unicelulares, los organismos complejos son multicelulares, en ellos los
procesos biológicos dependen de la acción coordinada de las células que los
componen, las cuales suelen estar organizadas en tejidos, órganos, etc.
Los seres vivos muestran un alto grado de organización y complejidad. La vida
se estructura en niveles jerárquicos de organización, donde cada uno se basa
en el nivel previo y constituye el fundamento del siguiente nivel, por ejemplo:
los organismos multicelulares están subdivididos en tejidos, los tejidos están
subdivididos en células, las células en organelos etc.
2- Crecimiento y desarrollo
En algún momento de su ciclo de vida todos los organismos crecen. En sentido
biológico, crecimiento es el aumento del tamaño celular, del número de células
o de ambas. Aún los organismos unicelulares crecen, las bacterias duplican su
tamaño antes de dividirse nuevamente. El crecimiento puede durar toda la vida
del organismo como en los árboles, o restringirse a cierta etapa y hasta cierta
altura, como en la mayoría de los animales.
Los organismos multicelulares pasan por un proceso más complicado:
diferenciación y organogénesis. En todos los casos, el crecimiento comprende
la conversión de materiales adquiridos del medio en moléculas orgánicas
específicas del cuerpo del organismo que las captó.
El desarrollo incluye todos los cambios que ocurren durante la vida de un
organismo, el ser humano sin ir más lejos se inicia como un óvulo fecundado.
3- Metabolismo
Los organismos necesitan materiales y energía para mantener su elevado
grado de complejidad y organización, para crecer y reproducirse. Los átomos y
moléculas que forman los organismos pueden obtenerse del aire, agua, del
suelo o a partir de otros organismos.
La suma de todas las reacciones químicas de la célula que permiten su
crecimiento, conservación y reparación, recibe el nombre de metabolismo.
El metabolismo es anabólico cuando estas reacciones químicas permiten
transformar sustancias sencillas para formar otras complejas, lo que se traduce
en almacenamiento de energía, producción de nuevos materiales celulares y
crecimiento. Catabolismo, quiere decir desdoblamiento de sustancias
complejas con liberación de energía.
4- Homeostasis
Capacidad de autorregularse, para mantener el complejo sistema en estado
3. estacionario. Todos los organismos tienen la capacidad de regular su medio
interno para mantener condiciones estables. Esto lo realizan mediante
múltiples ajustes de equilibrio dinámico que son controlados por mecanismos
de regulación que se encuentran interrelacionados. Estos procesos son muy
complejos ya que implican la vigilancia y la regulación continua de diferentes
factores. La célula, por ejemplo, presenta cambios constantemente, absorbe
energía y materiales del entorno, sin embargo, permanece estable ya que
cuenta con mecanismos que le permiten regular esta interacción con el
ambiente. Entre las condiciones que se deben regular se encuentra: la
temperatura corporal, el contenido de agua, la concentración de electrolitos
etc. Gran parte de la energía de un ser vivo se destina a mantener el medio
interno dentro de límites homeostáticos.
5- Irritabilidad
Los seres vivos son capaces de detectar y responder a los estímulos que son
los cambios físicos y químicos del medio ambiente, ya sea interno como
externo. Entre los estímulos generales se cuentan:
Luz: intensidad, cambio de color, dirección o duración de los ciclos luzoscuridad
Presión
Temperatura
Composición química del suelo, agua o aire circundante.
En organismos sencillos o unicelulares, TODO el individuo responde al
estímulo, en tanto que en los organismos complejos multicelulares existen
células que se encargan de detectar determinados estímulos.
6- Reproducción y herencia
Dado que toda célula proviene de otra célula, debe existir alguna forma de
reproducción, ya sea asexual (sin recombinación de material genético) o sexual
(con recombinación de material genético). La variación, que Darwin y Wallace
reconocieran como fuente de la evolución y adaptación, se incrementa en este
tipo de reproducción. La mayor parte de los seres vivos usan un producto
químico: el ADN (ácido desoxirribonucleico) como el soporte físico de la
información que contienen.
A pesar de todos estos intentos por definir la esencia de los seres vivos,
todavía se nos plantean muchos interrogantes. Por ejemplo, los virus no
encajan fácilmente dentro de los esquemas ortodoxos de lo que se intenta
definir como organismo vivo. Se reproducen solamente dentro de células
vivas, apoderándose de las enzimas y otras maquinarias metabólicas de sus
hospedadores sin las cuales se muestran tan inertes como cualquier otra
macromolécula, por lo que no serían organismos vivos según la mayoría de
los criterios aquí expuestos. Todavía más desconcertantes son dos tipos de
agentes infecciosos que se replican en algunas células: los viroides, moléculas
de RNA desnudo que se encuentran en las plantas causándoles ciertas
enfermedades, y los priones, partículas proteináceas pequeñas que se
encuentran en los animales.