Narración a propósito del bicentenario de la revolución de Mayo de 1810, inicio del proceso de emancipación. Para niños de escuela primaria. Centrada en el conflicto de soberanía y representación política.

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Maestros en sociales
Recursos para el aula
1er ciclo
"Había una vez un reino con un mar en el
medio..."
Narración a propósito de la revolución de
Mayo de 1810 en Buenos Aires.
por Silvia Pignat
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Esta historia que les voy a contar ocurrió hace mucho,
mucho tiempo, en un reino que era tan grande que tenía un mar en
el medio. Dentro del reino había montañas, ríos, lagos, bosques,
selvas y desiertos; también había muchas ciudades
desparramadas, algunas estaban a las orillas del mar y a ellas
llegaban los barcos que cruzaban el mar que estaba en el medio
del reino.
La gente que vivía de este lado del mar no conocía a la gente
que vivía del otro lado, pero se mandaban saludos y cartas. Los
barcos traían y llevaban las noticias navegando por el ancho mar
durante meses enteros, eran el único medio de comunicación que
se había inventado hasta ese entonces. Como no había tele, ni
radio, los noticieros venían con los barcos y la gente esperaba en
el puerto para enterarse de las novedades.
Un día pasó algo terrible.... ¿saben ustedes qué sería lo más
terrible que le podía pasar a un reino ?........
Lo más grave que podía pasar era que el rey fuera tomado
prisionero, y eso mismo es lo que pasó. ¿Pero cómo pasó?
Resulta que al lado de nuestro reino, había otro reino en el que
mandaba un rey petisito y muuuuy ambicioso. Los dos reyes
vecinos no se llevaban muy bien, siempre tenían algún motivo para
discutir. Así que, palabra va, palabra viene, un día el rey petisito
organizó un gran ejército y entró al reino que tenía un mar en el
medio.
¿Con qué intenciones habrá entrado con su ejército ?….
La cuestión fue que al rey petisito que era también muuuuy
ambicioso no le alcanzaba con una sola corona y quería ¡¡ dos ¡¡.
Así que buscó por todas partes a su vecino, el rey Fernando, y

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cuando lo encontró le sacó la corona, se la puso arriba de la que
ya tenía y se miró en el espejo.
- ! Qué alto que me veo! - exclamó.
- ! Ahora si que soy el rey más alto! Para que Fernando no me
quite esta hermosa corona lo voy a encerrar en un castillo-
Pensó.
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Y así fue como Fernando terminó prisionero en un hermoso
castillo y el rey petisito con dos coronas arriba de la cabeza.
Pero las cosas no iban a terminar ahí, porque un rey sin corona no
sirve para nada y menos si está prisionero. De modo que en el
reino que tenía un mar en el medio las cosas cambiaron de la
noche a la mañana.
¿Cómo habrá reaccionado la gente cuando se enteró?
- ! Pero qué barbaridad!
- ! Qué desgracia!
- Y ahora ¿qué hacemos?, se preguntaban todos reunidos en las
plazas de las ciudades del reino.
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Ilustración de Pablo, alumno de 5to grado de escuela de José León Suárez, provincia de Buenos Aires,
Argentina.

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- Yo no sé, pero a ese petisito no lo pienso obedecer - dijo una
señora
- ! Tan tranquilos que estábamos y ahora.... - se lamentaban
otros.
- ! Y ahora tenemos que avisarles a los que viven del otro lado
del mar! - dijo un flaco con cara de inteligente.
- ! Claro, esos ni se imaginan lo que está pasando acá!- dijo la
señora gorda, y agregó: hay que mandar rápido un barco con
las noticias ! -
Enseguida le obedecieron, se ve que la señora sabía dar
órdenes. Y ahí nomás salió un barco a cruzar el mar que estaba
en el medio del reino. Como recordarán el viaje era bastante
largo, y aunque el capitán se esforzó por llegar lo antes posible,
pasaron varias semanas hasta que alcanzó un puerto del otro lado
del mar que decían que tenía muy buenos aires.
Ni bien llegó, el capitán mandó a su ayudante a dar la noticia.
Pero el muchacho no sabía para donde disparar, es decir, no se le
ocurría como hacer para que todos se enteraran enseguida.
¿Qué hubieran hecho ustedes en su lugar ?…..
Cerca del puerto había una plaza, a un lado de la plaza había una
iglesia y la iglesia, como todas las iglesias tenía una....campana.
Así que se colgó de la campana y... !tan, tan, tan! ! TAN, TAN,
TAN !...
Los comerciantes salieron de sus negocios, los militares salieron
del fuerte, los abogados salieron de sus oficinas, los pescadores
dejaron sus cañas, los que limpiaban la plaza dejaron sus escobas,
las señoras interrumpieron sus tertulias, todo el pueblo salió de
sus casas para ver que estaba pasando. Se fueron acercando a la
plaza. La verdad es que no todos se animaban por que era un día
de perros, estaba lloviendo y hacía mucho frío en ese mes de
mayo. Pero los que llegaron rodearon al muchacho que para esto

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estaba todo empapado. De modo que se apuró a contar lo que
había pasado...
¿Por qué no lo ayudamos?
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¿Qué creen ustedes que decía la gente?
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- Pero qué barbaridad, cómo llueve!!
- ! Mejor que vayamos a un lugar que esté seco!
- ! Claro, vayamos al cabildo, allí vamos a estar más cómodos!
- ! Eso, el cabildo es grande y tiene muchas sillas!
- ! Para eso está el cabildo, para que nos reunamos los vecinos si
hace falta!
(Pregunta si alguien conoce algún cabildo)
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Y así fue como todos se acomodaron en el viejo cabildo. Bueno,
todos no, porque el cabildo era grande, pero no para tanto. Ni
bien se sentaron empezó una larga discusión, todos hablaban a la
vez, así que nadie entendía nada. Por fin uno de los presentes
ordenó el debate.

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¿Saben ustedes lo que es un debate ?...
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Los que querían opinar levantaban la mano, esperaban su turno y
cuando les tocaba decían lo que pensaban y lo que había que
hacer ante el problema de estar en un reino que no tenía rey.
¿Qué hubieran opinado ustedes?
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- Yo creo que hay que esperar a que Fernando se escape del
castillo - dijo uno que hacía rato que tenía la mano levantada.
- Claro, hay que esperar, ese petisito invasor no puede durar
mucho con las dos coronas sobre la cabeza- aseguró otro.
- De ninguna manera, hay que hacer algo, no podemos esperar
cruzados de brazos- gritó un vecino que se estaba poniendo
colorado.
- Pero, ¿qué podemos hacer nosotros que estamos tan lejos? -
preguntó un joven
- Veamos cómo está la situación - empezó a decir un señor de
anteojos.
- ! Qué veamos ni veamos, acá no cambió nada! - interrumpió un
maleducado
- ! Orden, orden! ! Levanten la mano para hablar y no
interrumpan! dijo el que estaba encargado de ordenar el
debate.
- ! Pido la palabra! - dijo el de anteojos.
- Esta bien, hable nomás - le contestaron
- Yo creo que lo primero es ponernos de acuerdo si acá no
cambió nada, como dijo ese señor, o si ahora que no tenemos
rey debemos organizarnos nosotros mismos - dijo muy serio el
de anteojos

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- ! Eso, que rey ni rey. Nosotros podemos vivir sin rey, eso hace
mucho tiempo que lo estoy pensando! se entusiasmó un
abogado.
- ! Están locos....vivir sin rey, quiere decir...- murmuró un tímido.
- Quiere decir que nosotros, cada uno de nosotros, los que
estamos acá y los que están en sus casas podemos seguir
viviendo sin esperar las órdenes del rey - aclaró el abogado.
- Pero... no sé... así cada vecino va a hacer lo que se le dé la gana
y tendremos más problemas - siguió el tímido.
(Pregunta a los chicos, qué opinan, qué dirían ellos en una
situación como esa, quién tiene razón en el debate del cabildo,
por qué)
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- ! Tengo una idea! - dijo otro abogado, un tal Juan José - Lo que
hay que hacer es votar a un grupo de vecinos, los que sean los
más honestos, capaces y decididos a gobernar en nombre de
todos los que viven de éste lado del mar. Si el rey está preso
no puede gobernar. ! Esa es la situación!
- Bueno, ya todos hablaron, ahora hay que votar - dijo el
encargado del debate.
- Pero... ¿qué tenemos que votar ? - preguntó un distraído.
( La pregunta se dirige a los chicos )
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Cada uno de los que estaban en el cabildo votó, se contaron los
votos y... Los que querían esperar sin hacer nada fueron pocos,
la mayoría decidió nombrar un grupo de vecinos representantes.
Y así terminó el debate.
El capitán del barco avisó que tenía que volver y necesitaba
una respuesta para llevar al otro lado del mar. Entonces la
Primera Junta, así se llamó el grupo de vecinos que había sido
elegido para gobernar de éste lado del mar, le mandó una carta a
Fernando.

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Se anima al grupo a redactar la carta entre todos. La clase
puede terminar con la técnica del cuento circular, cada uno dice
una frase para la carta.
Comentarios para el maestro/narrador
1- El texto está pensado en una ida y vuelta con los niños, para
hacer presentes sus ideas previas, para intervenir en el
consenso conceptual, para colaborar en las inferencias e
hipótesis de los niños sobre el texto.
2- El relato parte de un recorte entre otros que pudieron
hacerse a propósito de la fecha que se celebra. Se eligió
recortar el conflicto que provoca la falta de una autoridad
central y el debate subsiguiente. Subyacen los conceptos
de soberanía y representación política, de un alto nivel de
abstracción que en el relato se integran a la trama y en
particular al conflicto.
3- Están presentes principios explicativos y conceptos
estructurantes de las ciencias sociales: conflicto,
intencionalidad de los actores sociales, multiperspectiva,
cambio y continuidad, causa ( por la edad de los niños no se
presenta la multicausalidad, pero esto podría revisarse)
tiempo (secuencia, duración, simultaneidad) y espacio en
diferentes escalas y su interrelación (reino y ciudades)
4- La estructura presenta una introducción, un conflicto/nudo
y un desenlace.
5- No se apela a conceptos polisémicos como “libertad”, sino
que se presenta el conflicto como uno de los conceptos
explicativos del devenir histórico. En experiencias
anteriores se verifica que a los niños les cuesta comprender
el concepto de representación (esto también habría que
revisarlo).
Recursos para el aula. Silvia Pignat
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