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José Wilder Peña Ortega
JUAN YACHA
yotrashistoriasdeGuamallis
Segunda Edición
Corregida yAumentada
José Wilder Peña Ortega
JUANYACHA
y otras historias de
Guamallis
Segunda Edición
Corregida y Aumentada
2009
Juan Yacha y otras historias de Guamallis
Segunda Edición - Corregida y aumentada
Guamalli, voz del dialecto llatino del quechua que designa al
falcoperegrinus,alquedebesunombrelahuanuqueña
provincia de Huamalíes.
Hecho el depósito en la
Biblioteca Nacional del Perú Nº 2010- XXXX.
Primera Edición, enero de 1999.
SegundaEdición,enerode2010.
Tiraje1000ejemplares.
© (Autor - Editor)
José Wilder Peña Ortega
Jr. Lima Nº 328
Llata - Huamalíes - Huánuco.
Printed in Perú.
Impreso en el Perú.
PREFACIOALA
SEGUNDAEDICIÓN
A José Antonio
PREFACIOALA
SEGUNDAEDICIÓN
Transcurridaunadécadadeinfortunio,undía
desperté como de un sueño o me evadí de
una pesadilla. Debo señalar que fue mucho
lo que este sueño, o pesadilla, me enseñó: el
modoenqueforjómicarácteryfortaleciómi
espíritu.
En tono confesional expreso mi gozo
infantil de reecontrarme con la lectura. La
antropologíafueelefugioperfecto,pletórico
decitasbibliográficas,referenciastemáticas,
autoresrayandoelacademicismo,posiciones
metodológicascontrapuestas,unaintrincada
ruta de propuestas, contrapropuestas,
ponenciasycomponencias.
Descubrí en algunos, no muchos, de
ellos la sabiduría popular en fulgurantes
fragmentos literarios. Quedé perplejo al
descubrir que algunos, en extremo pocos,
pudieran graficar vívidamente el delicado
esbozodelespíritudelindígenaperuano.
Yvuelvoalosdíasdehorasmezquinas
en el tráfago de la contemporaneidad. Y
vuelve la necesidad de justificar las inútiles
horas vespertinas, ahora por rutinarias. No
puedelimitarseelviviramantenerseenvigilia,
dormir,yantar,digerir,evacuar,copular,ylas
demásfuncionesbiológicasquenosequiparan
con nuestros congéneres bípedos.
La presente segunda edición de Juan
Yacha y otras historias de Guamallis, sólo
testimonia mi falta de creatividad, pereza y
torpezaenelexquisitoartedehilvanarfrases.
Mis limitaciones quedan testificadas en las
correcciones que aparecen en esta versión
que, sin reparo, reconozco. La más
importante es la nominación de las lagunas
que figuran en el relato que da nombre a la
presente publicación. Ciertamente
Sacracocha es la más extensa al Oeste de
Huamalíes,peroCarhuacochatienelamagia.
UbicadasenambasvertientesdelMishiwala
xxxx
(elevaciónquedicenestáformadoporlatesta
de un felino en que sobresalen sus orejas),
son dos vecinas distantes. Carhuacocha,
unidaaTelarcochaporunmeandro,dainicio
a una extensa quebrada. Su denominación
tienelasuficienteambigüedadparaencerrar
nuestro parentesco cultural con el corredor
interandino que va hacia el Sur en losAndes
Centrales.
Hacia el Norte están Wamanin Jirca
(doblementesagrado)yCarhuancho,quenos
recuerdan aWallallo Qarhuancho poderoso
rival de Pariaqaqa en el relato que
tempranamenterecogieraÁvilaenHuarochirí.
La denominación –según dicen los que allí
viven y más saben- obedece a la presencia
endémica de flores amarillas en abrigos
rocosos.Sinembargo,yaPariaqaqaanuncia
lafundacióndeLlatacomolinajesecundario
queaseguresuavancetriunfalluegodeapagar
la Bola de Fuego del Wallallo Qarhuancho
conabundantelluvia.
Otradelascorrecciones,nomenorpor
cierto, es el nombre de las montañas a la que
se alude en JuanYacha, digo de uno de ellos
Warmi Tancuy, cuando en precisión debí
anotar ChinaTancuy. Este falseamiento fue
inducido por mi torpe conocimiento de las
diferenciasentreelquechuayelaymara.Pido
perdón por ello.
Explicaestanarraciónelmodoenque
se formó el Pumacocha e implícitamente
conmemora la fábrica de Susucocha –agua
nutricia-tancaraparaLlata.Justificaelrelato
la existencia de las demás lagunas y
formacionesgeográficasconunaingenuidad
que sobrecoge.
Sigueenmí,pues,lapreocupaciónpor
disgregarlohistóricodeloimaginarioenlos
relatos que animan las mentalidades de
nuestros pueblos, ubicar el tenue lindel que
depura lo mítico de lo real, lo imaginario de
lo que en el decurso de la narración
pretendemos es ficción. Que en conjunto
fundaneluniversoyledanconsistencia.
xxxx
Como científico social -dizque eso
forma la antropología-, descreo de la
metempsicosis,latrasmigracióndelasalmas,
la reencarnación, la magia simpática u
homeopáticayelanimismo.Sinembargome
cuesta muchísimo, aun cuando busco
sumergirme en este afán, dilucidar los
complejos contenidos ideológicos, teóricos,
conceptuales e históricos, contenidos en
cualesquiera de nuestras narraciones
populares.
Todo compendio es una galería de
gustos personales y el presente no pretende
escapar a este sino. Los textos que
reiterativamente presento, han sido
compendiados muy torpemente. Reclaman
tan solo para sí, su adscripción a la
huanuqueña provincia de Huamalíes,
pretensión vana por cierto. Permítaseme –
como torpe justificación- declarar el cariño
entrañable a la tierra de mi infancia, madre
quealimentómiuniverso,miscreenciasylas
demismayores.
El último de los relatos de la presente
serie, se ocupa del mito de la fecundidad.
Como podrá advertir el lector, trata del
recurrentetemadelafertilidadligadaalagua
enlassociedadesandinas.Unaversiónlocal
fuepublicadaporWillelmoRobles,delaque
fuera recogida en Huarochirí por Julio C.
Tello,auncuandomáslacónicaypobreenla
amplitud de su alcance. Queda en ambos,
execrada la rapacidad de Wampu al querer
para sí toda la fuerza reproductiva.
El relato que le antecede, bajo la
fuliginosidad de un tema escabroso, es un
himno a la estructuración de la familia. En
nuestrascomunidades,dondelaorganización
social es la más importante herramienta
tecnológicaproductiva,laestrictadelimitación
de obligaciones interpersonales está
determinada por reglas de consanguinidad,
afinidadyritualidad.
Pablo Curu, pretende, narrando la
aparicióndelosShiuriCurus,unaexhortación
dramática contra las faltas a las reglas de la
xxxx
reciprocidad. Mauss, Sahlins, Godelier
trataron sobre el tema académicamente y su
lectura resulta inextricable en el lenguaje
ampulosoqueutilizalacienciaparatratarde
articularlosvaloressocialescontenidosenun
relato que propende ser elemental. He
preferido mantener la perífrasis inicial aun
cuando distraiga al lector no atento sobre el
fondo del tema, creo que la calidez de una
segundaediciónasíloexige.
PioPardavé,esunrelatorecurrenteen
la literatura oral de nuestras comunidades.
Bajo la apariencia de una bella mujer con
cabello dorado, ojos azules, piel blanca,
aparece la diosa lunar, Mama Quilla, dueña
delagua–otravezelagua-quevivifica,ahora
en su versión nocturna, enseñoreada sobre
losfenómenoscelestes.Sufinalesuntraslape
de lo ocurrido al hombre rico con quien
Huatiacuriseenfrentayvence,convertidoen
unvenadohacemutiscondirecciónalAntiy
fluctua de poderoso predador a presa de los
hombres.
Finalmente,elcompendioseiniciacon
Juan Yacha, el Margo Garacog del mundo
andino. Es interesante cómo el pueblo
huamaliano le adscribe conceptos y
particularidadesquelohacensingularyvalidan
su originalidad.Tiene los componentes que
lo hacen un mito de origen para el pueblo
llatino.Estánallílaperplejidadantelainmensa
cantidad de ganado habido en las punas del
distrito, la determinación del espacio
geográfico, del área cultural, del dominio
ecológico productivo, el establecimiento de
reglas en las relaciones comunales y
tercamente nuestra fe en nuestros Jircas y
Wamaniscubiertosconelmantodelsantoral
católicocristiano.
Sobre Juan, debo señalar que en el
Archivo General de la Nación existe un
expediente promovido por su biznieto José
Manuel de Rojas Yacha (injustamente
bientratado) pretendiendo retomar para sí el
kurakazgodesuseñorbisabueloylosbienes
por él habidos. Durante el proceso judicial
desarrollado, diversas personas notician
xxxx
sobre Don Juan Yacha, indio noble,
exaccionado, conquistador, hombre de
ingentes caudales, dueño de abundante
ganado que más de contarlos los medía en
los corrales que tenía en las pampas
adyacentes a Carhuacocha. Lo histórico,
realmente, resulta ser más fantástico e
inverosímilquelaversiónaquírecogida.
Esta segunda edición corregida me
permite, con pomposa solemnidad, abjurar
de los conceptos altílocuos expresados en la
Presentación de la primera versión. De ser
ello posible, ruego sean olvidados o
considerarlospárrafoscorruptosinterpolados
por algún genio malévolo o dados por no
publicadosenelbondadosoolvidodellector
acusioso.
Reitero aquellas pocas razones que a
miparecertienenvalidez,cuandoexpreséque
el pretender constreñir en un texto la
multiplicidad de sensaciones que encierra la
grandiosidad de un paisaje o la profundidad
deunsentimientoesundevaneoesforzadoy
decadente.Sinembargo,loshombreshemos
pretendido–sinéxitoalguno-,unayotravez,
encerrar en una tediosa sucesión de cientos
depáginasunaimagenperfectasinlograrlo.
Menoslícitoes,todavía,sugeriralguna
moralidad a los textos propuestos, ésto los
deformaylosfalsea.Losrelatosqueocupan
nuestra narrativa son fantasías puras que no
buscan justificación alguna. Si acaso algo
pueda justificarlos es la confluencia de la
realidad y el arte, las momentáneas
confluencias del mundo imaginario y del
mundoreal–delmundoqueeneldecursode
la lectura simulamos es real-. Qué nos
importanloshechosincreíblesytorpessinos
consta que han sido ideados no para
sorprendernuestrabuenafesinoparadefinir
lospersonajes;nuestracreenciaenellossalva
todaslasdeficiencias.
Expreso mi profundo agradecimiento
a quienes con el generoso despliegue de su
conocimiento y tiempo enriquecieron esta
ediciónconvirtiéndolaenlegibleyfiduciaria
xxxx
de alguna calidad, de entre ellos debo
mencionar a Edilberto Huertas Clemente y
RaúlVergara Rubín, así como aAndrea del
Carmen Peña Alvarado. Agradezco,
asimismo,alaEscuelaNacionalSuperiorde
Folklore «José María Arguedas» por
dispensarme el uso de la membresía
institucional en esta publicación. Los yerros
incurridos son de completa responsabilidad
mia, por los que nunca seré vituperado
suficientemente.
Expresomisdisculpasanticipadaspor
pareceraquíperipatético,ridículoyafectado.
Reitero que ni los temas ni las narraciones
mepertenecen,siacasoalgopuedajustificar
estasegundaediciónessuusocomomaterial
didáctico en alumnos de niveles iniciales.A
ellos, pido su benevolencia por lo laboriosa
que pueda resultar su lectura.
xxxx
JUAN YACHA
... aparte de la fe,
todo es baladí
en el camino de alcanzar lo anhelado
JUAN YACHA
A Lucía Beatriz
Lasprimerasreferenciasquesobreéltenemos
seremontanalsiglodiecisiete,enlascrónicas
quesobresusviajesporestosparajeshiciera
el cura Gutierrez de Castro. Confusos años
en que mineros y vagabundos españoles,
burlandoleyesyprohibiciones,seinstalaron
en las sierras de Huamalíes. Fundaron
pueblos e instalaron frailes que redujeron a
los indios para la cura de sus almas. No es
intenciónreferirnosalaveracidadhistóricao
procedencia de estos hechos, nos basta
consignarlos.
JuanYacha figura en los censos de la
época, Cacique Principal en uno de estos
pueblos: Llata; extraviado en una meseta a
3500 metros de altitud, rodeado de
precipicios profundos que lo llenan de un
sobrecogedor paisaje y, al mismo tiempo, lo
hacen infecundo para la agricultura. Sin
minería significativa, sus habitantes pugnan
desde aquellos tiempos entre la miseria y el
trabajosinhorizontes.
España, que nos trajo consigo el
dolorosotrabajo,trajoasimismoelconsuelo.
Acompañóalahuestecivilizadoraoccidental
ycristianalaesperanzadelafecatólicaenla
imagendeunamadre:laSantísimaVirgendel
Carmen, a cuya advocación celebraron
pompas en su honor.
Mas, en la miseria aun el consuelo es
una carga; alguien debe sufragar los gastos
en la celebración y fue Juan Yacha el
espontáneo (o el espontáneamente elegido)
paraasumirloelañopróximo.Algunosdicen
que asumió la realización de la fiesta
entusiasmado por los ríos de alegría líquida
en que se había sumergido.
Durante los siguientes doce meses
fatigósussementeras,extenuólafecundidad
de sus animales, se agotó en trabajos de
jornalero:para,alfinal,descubrirsupobreza.
xxxx
Y descubrió lo que acontece con un hombre
pobre: todos lo compadecen, pero nadie lo
socorre.Algunosafirmanquesuesposaestaba
embarazada,loqueincrementabasutensión
y angustia, había recurrido a todos sus
allegados obteniendo de ellos muchas,
muchaspalabrasdeconsuelo,peronoayuda.
No se arredró. Dando soltura a su
carácter altivo, confiando en su fortaleza y
sabiéndose escogido por la propia divinidad
comoinstrumentoparalacelebración,partió
en busca de empleo y paga.
Sedirigióalacosta–latradiciónnolo
consigna,peroesimposiblequeasínofuera-
por la ruta que tomó. Lo refieren junto al
espejodecielollamadoCarhuacocha,amás
de 4600 metros de altitud; allí, unida por un
meandro, existe una laguna llamada
Telarcocha, en uno de cuyos extremos hacia
el Este se ubica un área pantanosa llamada
Telarcuchu, en uno de sus recodos, a su vez,
se halla un abrigo rocoso conocido por
Telarmachay. En este lugar se reunió con el
atardecer, la soledad y el viento y lleno de
luna llena, esperó el transcurrir de la noche.
Otrosdicenqueesteviajefueenbusca
de la ayuda de su hermano, quien poseía un
hato de ganado ovino en esos parajes.Asu
llegada, lo recibió con palabras de
recriminación por su malhadado talante de
querer ser Mayordomo en una festividad no
reservada a los pobres.
Al terminar la tarde, hay una hora
mágicaenquelapunaestápordecirnosalgo;
nuncalohaceoquizálodiceinfinitamentey
no lo entendemos o tal vez lo entendemos
pero no lo podemos expresar en palabras,
como una música tenue cuya melodía bulle
en nuestra memoria pero no logramos
recordar. JuanYacha, sentado en un recodo
de la cueva, tanteando las hojas de coca que
traía consigo, se dejó al pasar de las horas.
Fue saturándolas con imágenes de bienestar
ybonanzaeneldulceensueñoquematerializa
la prosperidad al alcance de los dedos y que
sin embargo no puede asirla.
xxxx
Alguna versión cuenta de una
conversaciónhabidaentrelosJircasWamanis
que protegen la zona, preguntándose quién
era ese pobre hombre dormido en un lugar
taninhóspitoydelconocimiento,porunode
ellos,delabondadquealbergabasucorazón.
Conversaciónque,dicen,definiólasuertede
Juan.
Quedamente,sinsobresaltosniruidos
delatores, se supo acompañado por un
anciano de luenga barba, cabello crecido y
cano, cubierto por una pacucha multicolor,
chamarradecordillate,pantalóndemontary
una manta terciada a la bandolera. Sin
extrañarse,prosiguieronlaconversaciónque
percibieroniniciadadesdesiempre.
Juan,lecontóalancianosudesánimo,
tradujo entre balbuceos su recién entendida
pobreza material y le reveló en la fuerza de
su expresión la firmeza de su carácter.
El anciano, al inicio, le escuchó
socarronamente, luego con curiosidad, para
que finalmente con aire de bonachona
protecciónseidentificaraconél.
Repentinamenteseentusiasmó.
Con desencadenado frenesí le refirió
en un ininterrumpido parloteo ser el Jirca
Wamani, protector de los cerros.
Intercalando palabras y gestos, dijo poseer
riquezas nunca vistas, que ofreció
entregárselas a cambio de participar en una
particularporfía.
Le propuso masticar coca ininterrum-
pidamentehastaqueunodeellosdesistierao
que doblegado por el cansancio o el sueño,
abandonaselareunión.
Juan, que había ya traspuesto el dintel
de la verosimilitud, dejándose llevar por el
entusiasmodelanciano,sindiscernir,asintió.
Entonces le fueron dadas las
instrucciones:
xxxx
- Cierra los ojos, al abrirlos estarás en
China Tancuy donde encontrarás una
canasta con frutas, cárgala y vuelve a
cerrar los ojos; al abrirlos, estarás en
Orgo Tancuy, donde estará esperándote
unfardodecoca,cárgalotambién;luego,
al cerrar y abrir los ojos, nuevamente
estarás aquí.
Ciertas versiones, que pretenden y
afirmansermásprolijasendetalles,afirman
que las frutas fueron doradas naranjas.
Otros dicen que por indicación del
Jirca,Juanrealizóesteviajecabalgandosobre
un venado macho, considerado éste la
cabalgadura del Jirca, el cual más que correr
vuela por los aires.
Referir con rasgos de credibilidad los
hechosdeesteviaje,osuspormenores,sería
difícilyseguramenteimprocedente.Unrasgo
de lo sobrenatural es su irrealidad, que la
saturaylaempañaanulandosuverosimilitud.
¿Cómopodríaserlo,siquiénloejecutóacaso
en algún momento creyó en él? Tenemos la
convicción que se aferró a su posibilidad y
ello lo hizo practicable.Aparte de la fe, todo
es baladí en el camino para alcanzar lo
anhelado.Así pues, estuvo de regreso.
Losmásancianos,ahora,confirmanla
realizacióndeesteviaje,dicendelacercanía
delTancuy,puesendíasdelluvialostruenos
que retumban en la montaña son claramente
audibles en la puna, conocen la secreta
ubicación de piedras que a modo de
campanasnoticianlaslluvias,rayosytruenos
al fondo de la quebrada en el Tancuy. Así
pues, bien pudo Juan hacer este viaje.
Luego, al anochecer, sentados a la luz
deunalumbre,abrigadosporlacalidezdela
charla, distraídos y encandilados por
argumentos intrascendentes, empezaron a
charlar, entre tanto masticaban la coca.
Conforme compartieron las verdes
hojas, compartieron también las horas,
comentarios, anécdotas; conjugaron
xxxx
opiniones y, durante tres días, confiaron sus
vidas enteras sobre la manta que tendida al
suelolesservíademantel.Conformediscurría
el tiempo, Juan se fue liberando de
pesadumbreydesánimomostrandounalma
fortalecidaporelejerciciodeunavidafrugal,
con la aspereza que da una existencia llena
de privaciones y forjada en el ejercicio de
vencer los elementos de la naturaleza para
arrancarle sus frutos; a la vez, que sensible a
la belleza del paisaje que estalla en un
caleidoscopio de formas y colores así como
lamúsicaenelarmoniosocantodelospájaros
y el dulce silbido del viento cuando bate las
hojas de los árboles o se filtra entre la paja
de la puna.
Al tercer día, el anciano fue
adormeciéndose, poco a poco, desadver-
tídamente. Entre tanto Juan, al abrirse en la
conversación, fue sintiéndose cada vez más
liberado,lúcido,menostenso.
Percibióunchasquido,distraído,muy
suave y vio rodar a los pies del Jirca su
iscupuru, la calabacita que le servía para
alcanzarse la cal. Tornó la mirada y vio al
anciano, quieto, dormido, con los brazos
laxos, extendidos junto al cuerpo.
¡Te vencí! ¡Te vencí!
Lo despertó sin mayor demostración
de alegría que el convencimiento de haber
vencido, aun sin comprender en qué.
El anciano aceptó el hecho; con una
maldisimuladaalegría,adoptóunaposición
máscómodaydurmióprofundamente.
Alsiguientedía,bajounlímpidocielo,
elancianoledijo:
- Toma este cuchillo. De la laguna
saldrá un puma al que tendrás que matar y
desollar. Luego saldrá un carnero macho,
negro, al cual también matarás; finalmente,
aparecerá un carnero blanco. Déjalo.
Al restallar la huaraca del Jirca, salió
xxxx
de Gallococha un puma amenazador, al que
Juanacometiócongestodecididoymatócon
un golpe del cuchillo. Su sangre formó la
laguna de Pumacocha y su altiva cabeza
degollada, las alturas del Mishihuala.Aotra
señal del Jirca, salió de las aguas del
Telarcocha un carnero macho negro al que
también Juan dio muerte, de la sangre
manada se formó Yanacocha, cuyas aguas
discurren al Orcco Mayo. Cuando Juan
desollóaestosanimales,arrojólostestículos
a un costado del Uchpa Janca, de los que se
formaronGorotáncochayVinchuscocha.
Algunos ancianos, a quienes
conocimos en nuestra infancia, decían saber
mássobredetallesdeloqueallípasóenrelatos
que se han diluido en el tiempo y las
generaciones. No terminaremos de execrar
lascircunstanciasqueimpidieronrecogerlas
y registrarlas.Ahora, no podemos discernir
el modo en que se entrelazan la ventura que
encierraWakacocha,nientenderlosmalignos
designioscontenidosenGallococha,ocómo
el Inca ordenó la formación del Llama
Goshparanan.
Y,así,aunpenetrantesilbidodelJirca,
traselcarneromachoblanco,salierondeuna
paqarina al borde de Carhuacocha, una
infinitafiladeovejas,deunaenuna,deados
y de a tres; medrosas, bajando los ojos y el
hocicoalsuelo,yaquelloquehizolaprimera
lo hicieron las demás: llenaron los corrales
naturales que allí habían, arrimándose entre
ellasinofensivasytranquilas.
Fueron llenando los corrales que
estaban allí desde inmemoriales épocas: el
másgrandellamadoAlmud,otromáspequeño
llamado Celmín; el siguiente, Real Mati; un
cuarto, Medio Mati; un quinto, Purashnín y
el más pequeño conocido por Aptaynín.
CuandoJuanviocolmadosloscorralesysin
saber dónde guarecer más animales suplicó
a su benefactor para que cesaran de seguir
saliendo.ElJircaleordenóquesellaralasalida
colocandosupiesobreunapiedra,marcando
desde entonces la huella de su talón en señal
de hartura.
xxxx
Concluye aquí lo legendario. Lo
ocurrido luego, se pierde en el intrincado
decursodelohistórico,JuanYachafiguraen
los censos como Cacique Principal de Llata,
¿voluntario? benefactor de la Parroquia del
Espíritu Santo, a cuyo favor deja en Buenas
Memorias la totalidad de los corderos que
sumanmásdecincomilcabezas,conlosque
se instituiría la Cofradía de la Virgen del
Carmen,origendemuchasfortunaslocales.
Su recuerdo se diluye en los hechos
inmediatos posteriores como diluida quedó
la festividad hecha; no quedan rastros de los
toros que se lidiaron o los fuegos artificiales
quemados o la belleza de las doncellas que
durante tres días danzaron al son del arpa y
de los violines; tampoco queda recuerdo de
la carne consumida en pantagruélicas
comilonas, ni siquiera huellas de la mar de
aguardiente ingerido en los días que duró la
festividad;sólopermanecetercamentevívido
elrelatoquepuntualmentehemosreferidoy,
enmanosnotanpías,lafortunainiciadacon
JuanYacha.
xxxx
PÍO PARDAVÉ
¡Ah, vanagloria del poder humano, cuan
poco tiempo permanece
verde tu cima!
PÍO PARDAVÉ
A Isabel Priscila
Vivió sus primeros años, sin señal
extraordinaria alguna. Ni los cielos, ni los
elementos de la naturaleza –tan pródigos en
señales-dieroncuentadesuexistencia,dela
extraña estela que dejaría su vida.
Desconocemos quienes fueron sus
padres –y no queremos inventarlos-;
podemossí,afirmarquesunombrefue–oél
quisoquefuera-PíoPardavé.Bienformado,
de porte atlético, continente altivo, parco en
el hablar y absolutamente pobre.
Forjarían su carácter la carencia de
bienes materiales y aquel género de vida de
brindarle al cuerpo lo indispensable para su
subsistencia.
Comía sólo para calmar su hambre; el
aguaclaradelmanantialbastabaparacalmar
su sed y servía su pobre choza para
defenderlodeloselementosdelanaturaleza.
Dueño de su pobreza, no tuvo aquello
que de manera superflua fuera un afeite o
eleganteatavío.
Subsistía del recojo de leña en los
bosquecillossilvestreshabidosenlaquebrada
en que moraba al fondo de un precipicio
circundante al pueblo del Espíritu Santo de
Llata, en la sierra central. No se tuvo por
pobre entre tanto no deseaba más de lo que
tenía,sincodiciarloajeno.
Algunatarde,apareciósinlasacémilas
quesolíanprecederloy,sinquenadiereparase
en él, encaminó sus pasos al bazar de la
población. Luego, como azorado, retornó a
su casucha con un lío de ropa nueva bajo el
brazo.
A partir de entonces, apareció día tras
día, ora elegantemente vestido, ora
cabalgando un brioso corcel enjaezado de
xxxx
cautivadora brida y siempre, todos los
domingos,aMisamuydemañana.
Sus usuales apariciones fueron
prolongándose.Frecuentómáspersonasyfue
tolerado en los círculos de amistades.
Pausadamente, pero sin tregua, fue
arrastrado, debido a su prosperidad, por las
gentes que siempre asisten a los festejos.
Le fueron multiplicadas las
celebraciones,desdobladoslosmotivospara
festejos, aun lo insulso, en los que él, Don
Pío Pardavé, gastaba.
Solicitado y rodeado de afectos
impersonales,supodeladulzuradelhalago.
Enmediodelamelifluaembriaguezdel
poder, hizo traer desde lejanas tierras una
campana para lucirla en la torre de la Iglesia
Matriz,dijeronquehastanombretenía:María
Angola.Y, aunque nadie supo explicarle ni
explicarse el nombre, poco importó. La
celebración de su tañido marcó un hito entre
las demás y la farra siguió su curso.
El contacto con la turba lo fue
contaminando, puesto que se fue confiando
aellasincuidado.Jamásvolvióconelmismo
temple de alma con el que a ella hubiera
acudido.Notuvoconcienciaqueeltratocon
la multitud era dañosa, que entre quienes la
componen no había ninguno que dejase de
recomendarnos un vicio, o sin que lo
advirtiéramoslodejaraimpresoennosotros,
manchándonos.Y,aunmás,quenohabíanada
más perjudicial que las celebraciones –para
él tan frecuentes- puesto que en ellas, por
medio del placer, los vicios penetraban más
cómodamente.
Sin conciencia, fue tornándose más
sensualyhastacruel,másinhumano,entanto
sugenerosidadylarguezasefueronhaciendo
provebiales.
Nosupo,nopudoonoquisoapartarse
del trato con el pueblo, y le fue más fácil
ponersealladodelosmás,nituvoconciencia
xxxx
del empuje de los vicios que venían en tan
numerosa compañía. Un solo ejemplo de
lujuria o de crueldad nos ocasiona un gran
daño; el trato con un hombre voluptoso nos
enerva insensiblemente y nos ablanda; un
vecino rico excita la codicia, un compañero
malediciente mancha con su herrumbre a la
persona más franca e inocente.
Qué fue pues de la pobre moralidad
de Pío, a quien todo el pueblo acometió sin
piedadnitregua.Cómopermanecerindemne
ante tal asedio.
De entre ellos hubo quien se preguntó
sobre el origen de su fortuna; sólo fue
suficiente expresar la interrogante y la
curiosidadfuegeneralyacuciante,asícomo
su terca negativa en revelar el origen de su
caudal. Nada pudieron el reiterado halago,
nilosruegos.Inútilmentesegastaronlisonjas,
súplicas,niaunamenazas.Todochocabacon
respuestas siempre evasivas, para rodearlo
de un aire misterioso y reservado.
Inexplicada prosperidad, que lo
envolvió sin que opusiera resistencia y libre
de trabas lo llevó en una caída rauda; luego
de encaminarlo al borde de un precipicio, lo
arrojó desde semejante altura.
Averiguarsucausayorigenseconvirtió
enalgoimperativo,urgíaunaexplicaciónpara
tanta riqueza. Dos de sus amigos se
propusieron averiguarlo y, aprovechando su
cercanía,unatardecualquiera,entrelacharla
insulsa y libaciones en apariencia inocentes,
fueroncayendoenlaembriaguezylaxituddel
recelo.
Cuando la alerta fue descuidada, Pío
Pardavé develó su secreto: era una mujer, su
amante,quehabitabaenLlacuy,unaprofunda
gruta en la quebrada llamadaAnlay, de una
belleza bizarra, quien le proporcionaba las
aúreas monedas que gastaba sin tasa ni
medida y que siempre tenía más.
Reveló que se las daba a cambio de su
compañía, de su amor, y que en nombre del
xxxx
amor que le profesaba le había abierto los
arcanos que escondían los cerros.
Alsiguientedía,suponiendosusecreto
a buen recaudo entre sus amigos, Pío fue a
ver a su amante a la que encontró anegada
en llanto, quien entre sollozos le increpó su
deslealtad.
¿Porqué?–ledijo-¿Porquétuvisteque
revelar mi existencia? Ahora, ya nada
importa, quebrado el secreto, mi vida
se diluye, vuelvo a las sombras de la
gruta, mi espíritu gemirá su soledad en
lasnochesdelunallena,gritarétutraición
alosvientosparaquehastalosanimales
de la quebrada lo sepan causando
espanto;millantoserálalluviaqueinunde
los cielos y arrase los cultivos de los
hombres;misgritosdedolor,lostruenos
queretumbaránalaireespantandoalas
gestantesyseñalenalosaunnonacidos
por los hijos que no tuvimos; mi fuerza
desatada serán los rayos que ciegos y
en recuerdo a los días en que fuimos
felices, a cambio de la opulencia que
derrochaste, otorgarán dones a quienes
alcancen.
¿Qué fue de tu fortaleza de carácter?
¿Qué, de la sobriedad que amé en ti?
¿Por qué tuviste que ceder a las
tentaciones? Sitodotelodí,únicamente
acambiodetufidelidadynofuistecapaz
demantenermelealtad.¡Ah,vanagloria
del poder humano, cuan poco tiempo
permanece verde tu cima!
A tí, te convertiré en un venado macho
y te pondré al cuidado de los demás
venados que posee mi padre en las
alturasdelHuamashparaquecontuvida
loscuides.Porcadaunoquesetepierda
o sea cazado, me servirás un año más.
Acabo de revisar las notas anteriores, y debo
afirmar que su relato me es falazmente propio. El
xxxx
argumento lo he plagiado de alguna tradición oral,
pero devaluando su valor en la traducción del
quechua –que preciso es reconocerlo, posee una
expresividad difícilmente traducible- expresando de
modo vulgar, lo dicho con mejor estilo, así como
con una mayor fuerza expresiva.
El tema recurrente de la fortaleza de carácter
y su cuidado, harto presente en las ficciones
literarias, está tomado del Tao Te King, Capítulo 9:
Una pieza llena de oro y jade es difícil de proteger.
La opulencia y los honores llevan a la ruina.
Capítulo 33: El que sabe contentarse con lo que
tiene es rico. Capítulo 44: el que sabe donde
detenerse, no peligrará; que luego es repetido por
Dante en el Canto Séptimo del Infierno de su Divina
Comedia en el que expresa sobre la riqueza y la
avariacia: Tú puedes ver ahora, hijo mío, la efímera
vanidad de los bienes que se atribuyen a la Fortuna,
y por los que tanto se desvive la raza humana;
pues todo el oro que hay bajo la luna, ni todo el
que ha habido, no bastaría a saciar a una siquiera
de estas inquietas almas, y antes que él repetido
por Séneca en su Epístola VII a Lucilio.
Erróneamente puede creerse en todo ese
disceptar, pues el espíritu humano jamás pudo
vencer la sensualidad ni la intemperancia.
En cuanto a los hechos aquí narrados,
afirmo plenamente que todo es falso, excepto el
oscuro origen y nunca bien explicada existencia
de la campana María Angola que con su tañido
sigue recordándonos la hora de asistir siempre,
todos los domingos, a Misa muy de mañana.
PABLO CURU
... hubieron de calmar su hambre
rumiando su sorda impotencia
y miseria.
PABLO CURU
Los hechos me fueron referidos por primera
vez en 1980, en un tambo llamado Izcarag,
durante una travesía cruzando la cordillera
oriental de los andes, por un arriero de quien
vagamentepudeadivinarsusfacciones–más
que distinguirlas- pues se me presentaban
difuminadas por la noche, cuya negritud
rasgaba por instantes el ascua momentánea
deuncigarrillo;hablabaconunavozgangosa,
marcando largos silencios, entre tanto
masticaba un puñado de coca y expelía
bocanadas de humo; las cigarras –que por
un arcano de la naturaleza sobreviven al
húmedo ambiente- ponían un fondo
armonioso y de suspenso.
Durante dos días, habíamos fatigado
la antigua ruta trazada por Juan Bezares,
aquel controvertido personaje que entre la
etapa final de la Colonia y los primeros años
republicanos,ensuinfortunadabúsquedade
ElDorado,materializaraelcaminoconvisos
defábula;rutaqueluegodelfugazaugedela
cascarilla, quedó abandonada como
trepadero de animales salvajes y es
ocasionalmenteusadoporcontrabandistasy
traficantes. También es usado por aquellos
míseros que alquilan su fuerza de trabajo en
las plantaciones de coca en el valle del
Monzón.
El paisaje está dominado por la
lujuriosavegetacióntropicalquedesafiando
la altitud trepa afanosa por las escarpadas
laderasdelacordillerareteniendolahumedad
y llenando el ambiente de una densa neblina
que imposibilita la visión más allá de cinco
metros.
El tambo, lo constituye una choza
construida de ramas desnudas de arbustos,
por donde se filtra la luz y el aire. Esta única
construcción es usada como cocina-
dormitorio-sala-comedor; un claro entre la
vegetación para guarecer los animales –
xxxx
acémilasyganado-yparaeldescansodelos
viajeros una pared hecha de piedras unidas
con argamasa de barro negro de la zona,
donde guarecerse del húmedo viento
nocturno, con un alero techado con paja que
loprotegedelapersistentelloviznadiurnaque
permanece todo el año.
Lasuculentaviandaquesebrindaalos
viajerosloconstituyeunplatoúnico:uncaldo
de carne de cordero.Agua, sal, algún ramito
de orégano y una enorme presa de carne.
Aqueldía,supreciohabíasidoincrementado
en algunos centavos sin que los viajeros
pudieranhabersidoadvertidosdelavariación,
circunstanciaqueobligóaalgunosdeellos–
no a los contrabandistas y traficantes- a
prescindir de la cena, pues, ni los tamberos
consintieron en rebajar el precio o la ración,
ni los tales viajeros, hubieron de calmar su
hambre rumiando su sorda impotencia y
miseria.
En el decurso de los siguientes años,
volví a escuchar el relato con variaciones
ligeras en sus detalles, que se fueron
multiplicando en una espiral inextricable,
desfigurandoesta–paramí-primeraversión,
que la recuerdo más original, por la fuerza
expresivadelanarraciónyelambienteirreal
en que me fue referida. Algunos nombres
propios, una o dos circunstancias adjetivas
se han diluido en mis recuerdos, los que he
tratado de suplir con menoscabo de su
originalidad. El relato que prosigue, que
pretende ser literal, trata de lo ocurrido a
Pablo Serna, en un caserío perdido de
Huamalíes.
En la profunda oscuridad de la noche, se
despertó sobresaltado, faltarían aun dos o
treshorasparaelamanecer,perolarecurrente
pesadilladelasúltimasnocheshabíavueltoa
perturbar su descanso.
No podía explicarlo, en sus sueños se
mezclaban sus familiares más cercanos.
Estaban allí, su madre, hermanas, cuñados,
sobrinos;y,estabatambiénallíesasensación
xxxx
de pobreza, de desamparo total, impotencia
ydesnudezquesesientecuandohemossido
víctimasdeunrobo.
Unasensacióndeangustiainvadiótodo
su cuerpo, una falaz exultación del ánimo
había roto su sueño al igual que las últimas
noches.
Lentamente, fue tomando conciencia
de cuanto lo rodeaba: su lecho formado por
pieles de cordero secas y sin curtir, sus
cobertoresmulticoloresconfeccionadoscon
lana de sus ovejas; fue percibiendo en la
absoluta oscuridad de la noche la habitación
que constituía toda su casa.
Ciertamentelamiseriasehabíacebado
enél,puestoquenisiquierateníalosanimales
que su hermano había podido adquirir luego
de una prolongada estadía en las alturas
cuidando una mahada ajena y cuyas crías
fuerondistribuidasentreélylospropietarios
enmitades.Él,conmujerydoshijosnohabía
podido(nohabíaquerido)separarsedeellos
para marcharse a la puna y le resultaba
impensable siquiera lo realizado por su
hermano de llevar consigo a su familia a las
soledades de las alturas.
Pablo, si bien pobre, era arrogante y
orgulloso de su pobreza, impidiéndole esta
circunstancia aceptar trabajo alguno que
significara colocarlo en situación de
servidumbre o lo obligase a soportar ser
tratado como inferior. Sin embargo, era
grandesumiseria.
Pero hoy, tendrían fin todas sus
penalidades,susementeradepapasdebíaser
cosechada; luego de un larguísimo período,
lasplantasestabanparadarlesusfrutosycon
ellos proporcionarle el bienestar económico
que estaba seguro merecía.
En la penumbra previa al amanecer
vislumbró cómo su cosecha era pródiga y
vendida al mejor precio y el dinero recibido
excedía sus cálculos sintiendo en sus dedos
lasmonedasylosbilletes,queluegoempezó
xxxx
a distribuir. Planificó con meticulosidad las
compras que efectuaría, cuáles concedería,
las que pospondría y aquellas que negaría.
Pensó en las galas tanto para sí como
parasumujer,losjuguetesparasushijos,los
utensilios y herramientas necesarios, los
utensiliosyherramientasanheladas,enfin,se
perdió en un sinfín de etcéteras.
Selevantóconlasprimeraslucesdela
aurora de un grisáceo día; sin embargo, con
unaextrañadesazónquenosupoexplicarse,
dispuso todo para las labores de la cosecha.
Partieron,consumujerehijoshacialachacra
cercana, no dejaron en la casucha ni a los
perros.
Alzaronconlasherramientas,algunas
ollas, sal, ají, costales y mantas. Partieron
silenciosos, como agazapándose, cual si
fueran ladrones en acecho.
Llegados que fueron a la chacra,
dispuso que la mujer y los hijos fueran a su
zaga recogiendo los tubérculos que él iría
removiendo con la calza, para luego de
escogidosirlosencostalando.
Con fruición dieron inicio al trabajo,
solos,furtivos,puesnohabíanpedidoayuda
de ningún miembro de la familia, ni vecino
alguno.
Con los ayudantes se habría visto
mermada su cosecha, puesto que ellos no
solicitabanunaretribuciónendinerosinomás
bien apartaban para sí una parte de la
producción y la sementera en este año se
presentaba tan buena que era impensable
compartirla, aun cuando el trabajo fuera
multiplicado.Tansinimportanciaresultaban
ahora las jornadas de roturación, siembra,
cultivo y recultivo en los que tuvo ayuda de
sus parientes y allegados, buscándolos,
agasajándolos,comprometiéndoseconellos.
Bien que él –razonó- había estado en las
labores en las chacras de ellos, dando por
saldadoelcompromisoadquirido.
xxxx
Laspapasfueronapareciendograndes,
lustrosas, bien formadas, en tan grande
cantidadqueexcedíatodassusexpectativas.
Ah,quépródigaeralanaturalezaymuybuena
había resultado la chacra, o sería quizá el
guano traído de las granjas polleras de la
costa. Pablo pensaba y conjeturaba en
silencio mientras trabajaba febrilmente, con
el entusiasmo de un torrente desbordado.
Ahora veía tan cerca la concreción de su
sueño.Tan realizables sus esperanzas.
Y, repentinamente, escucharon un
silbidopenetrante,agudo;quelesparalizó.
Todosloescucharon,atodoslespesó,
los sobrecogió y sin embargo, como
concertados, no dieron muestras de haberse
percatado.Siguierontrabajandosilenciosos.
El silbido se repitió con más fuerza.Y
aun sonó por tercera y cuarta vez.
Pablo sintió explicada su desazón del
amanecer. Algún pariente o amigo venía a
despojarlo de una parte de sus papas, y
ayudarle.
Rápido,sindelatarse,seocultóenuna
cueva contigua que les servía de depósito, e
instruyó a su mujer que lo negara.
La visitante se fue acercando, hasta
llegar al borde de la chacra sin que Pablo
pudiera evitarlo. Terminó por esconderse
dentro de los tallos de la papa recién
cosechada y la paja donde estaban
almacenando las recién cosechadas papas,
cubriéndoseconellos.
- Buenos días mamitay ...
Tuvo por respuesta el silencio y un
asentirconungestocomoafirmativo.
-Y... el Pablo?
Nuevamenteelsilencio,conotrogesto
como desdeñoso.
xxxx
La visitante –que resultó ser la madre
de Pablo- luego de discurrir algunas
simplezas, se despidió y se marchó.
Seguramentesintióladesconfianzadelaque
era objeto y ese monólogo tan tenso que se
percibía en el aire.
Lamujervolvióarespirartranquilidad.
Pasado el momento de desconfianza, lo
llamó.
- Pablo.
Lerespondióelsilencio.
Pensóenunabroma,talerasualegría.
Volvióallamarloconuntonoentreanimado
yconunaalegríanerviosa.
- ¡Pablo!
Yfinalmentefueabuscarlo.
Al descubrir la paja, tan sólo encontró
losrestosdelquefuerasuesposo,totalmente
carcomidoporlosShiuriCurus,gusanos,que
salidos de la papa sintiendo el olor a carne
fresca, lo habían devorado.
(*) Curu: vocablo del dialecto quechua huamaliano
que traducido al castellano designa «gusano».
Refiérese a la larva del gorgojo Phyrdenus
muriceus o la polilla Phthorimaea operculella que
infestan las papas durante su crecimiento.
xxxx
TUMA GARAÑÓN
bajo las estrellas,
solos, furtivamente,
sabiéndose infieles y teniendo la puna
y su soledad por testigos
TUMA GARAÑÓN
En las sierras de Huánuco, así como en el
resto del Perú, los campesinos tienen lo que
modernamente llamamos «ocupación
estacional»; esto es, que pasada la campaña
agrícolaingresanenunaetapadeocioquese
tornatediosaeimproductiva.
Muchos de ellos aprovechan estos
meses para dirigirse a la selva alta y
contratarse como jornaleros al destajo en las
labores propias de la cosecha y el cultivo de
coca.
Esta ocupación les proporciona los
medios para subsistir con algo de soltura y
algún dinero adicional para mejorar sus
plantacionesconfertilizantesypesticidas.
Siguiendo este círculo de pobreza
Emeterio, Clarisa, su mujer, y Edilberto, el
menordesusushermanosquefrisabalaedad
delafortaleza,partierondelcaseríoMuchcay,
en las serranías de Huamalíes, para dirigirse
al Fundo Cascada, en el valle del Monzón,
en la que siempre eran contratados.
Duranteochosemanassusdíasfueron
una sucesión de levantarse con las primeras
lucesdelamanecer,desayunar,cosecharcoca
hasta escuchar el cuerno que llamaba al
almuerzo; volver a la chacra hasta donde
iluminelaluzdeldíayllegaraverificarelpesaje
de lo cosechado.
En dos meses cosecharon tres
hectáreas de coca, con jornadas de entre 14
y 16 horas, siempre sujetos al pesaje. Los
domingos, lejos de dedicarlos al descanso,
se atarearon en jalar cabuya de las pencas
que crecen en los bordes de las plantaciones
delazonayconlafibraasíobtenidatrenzaron
fuertes sogas que luego venderían en su
pueblo;Clarisa,entretantolavabalaropade
los tres en el riachuelo cercano.
Sinembargo,alconcluirlacosecha,el
dueño de la chacra les propuso que uno de
xxxx
ellossequedaseunasemanamásparacultivar
la plantación y dejar lista la coca para la
próximacosecha.
Emeterio, el mayor de los hermanos,
decidió que debía quedarse, entre tanto que
EdilbertoconClarisadeberíanregresaracasa
paraevitarelgastoenlaalimentacióndiaria,
que al no trabajar directamente no les
correspondía.
Edilberto y Clarisa prepararon, pues,
sendos bultos con lo conseguido en sus dos
meses de trabajo, sogas, ropa, frutos de
chirimoyo–alosqueerantanaficionados-y
las naranjas que el patrón les dejó cosechar
y aun el dinero que consiguieron de paga lo
convirtieronencocaenfardelada,puestoque
vendidaenlasierralesdaríaunmayorrédito.
Ellunessiguiente,demadrugada,poco
antes del amanecer, partieron.Tendrían que
caminar durante tres días, para cruzar la
antiguarutaalMonzón,trazadaporlaúltima
expedición española que partiendo de
Huánuco fue en infructuosa búsqueda de El
Dorado.
Caminaron durante todo el día
cruzando el valle, atravesaron el poblado
llamado Maravillas, de una sola calle y sin
Iglesia; cruzaron el puente Mono-Punco
(Puerta del Mono), donde se inicia una
extenuante subida que concluye en un
serpenteante tramo llamado Caracol,
compuesto por trece zigzagueantes trechos
para vencer lo empinado de la cuesta, que es
como ascender volando sin alas.
LlegadosalacimadeSantoDomingo,
y desde allí, divisaron el último panorama
visible de la selva antes de adentrarse en la
zona de espesa neblina que separa la selva
de la sierra en cuyo trayecto cruzaron el
peligroso Balcón de Judas y se percataron
deloavanzadodeldía.Durmieroneneltambo
Mirador, acompañados por viajeros que,
comoellos,utilizabanlarutaparasucomercio
conlaselva.
xxxx
Al día siguiente, como no querían
incurrir en gastos, prepararon su propio
desayuno, un poco de agua hervida con café
diluidoendulzadoconunpuñadodeazúcar.
Siendomediamañana,prosiguieronsu
camino, cruzaron las punas de Izcarag y el
día se tornó lluvioso, hasta que se desató la
tempestad, apuraron el paso y llegaron a
guarecerseenunagrancuevallamadaCuchi-
Machay (Cueva del Chancho) en donde
descansaron en espera que el cielo escampe.
Sin embargo, la lluvia prosiguió hasta
pasada la media tarde y decidieron quedarse
a pasar la noche en la cueva y proseguir su
camino al siguiente día. Acomodaron sus
bultos y viendo llover esperaron el pasar de
las horas.
En el crepúsculo de la tarde, todo en
la naturaleza nos habla, los colores con que
se pinta el cielo reflejando la luz del sol que
se resiste a ocultarse, los perfumes que
exhalanlasplantasylatierrahúmedadespués
delalluviayaquellamiriadadeanimalesque
pueblan el paisaje y cantan su alegría por el
agua que vivifica. Todo excita nuestros
sentidoshastalasensualidad.Noresultópues
extraño que un ave vestida con todos los
colores del arco iris fuera a posarse sobre
una gran peña al frente de la cueva y emitió
ungraznidobisbiseanteconunagradabletono
aflautadoyquemuysugerentementesonó:
Sssipuy ssshay ...
(Fornica con ella; hazla tuya ... )
Edilberto sintió que sus mejillas se
sonrojaban y sin poder dominarse, una
vergüenza que le caló hasta los huesos.
Enesemomentotuvoconcienciadela
cercanía de Clarisa, de sus formas redondas
como fruta madura y fresca se recordó
viéndolaarremangarselafaldaparalavarlos
pantalones suyos el domingo en el arroyo y
que viéndose descubierta le lanzó como un
dardo esa risa cantarina que le penetró en el
pecho.
xxxx
Tuvo conciencia de la permanencia y
lacercaníadelave,porquevolvióaescuchar
su graznido ahora más corto y marcado.
Sipuyshay.
Si tan sólo era un ave emitiendo su
graznido, por qué aquel hormigueo en la
espalda, cómo explicar esa sequedad tan
intensaenlabocaylaimposibilidaddevolver
el rostro y mirar a Clarisa que seguramente
estaría agraviada en su femenino pudor. Y
prosiguió el martirio repitiendo el ave una y
otra vez su graznido, firme, entrecortado,
penetrante.
Cómohacerparanoescuchar;porqué
noseríamosdotadosconpárpados–comoen
la vista- para no escuchar aquello que no
deseamos.
No soportó más, muy avergonzado y
con voz tan baja que era apenas perceptible
alavistacomentó:
- Cómo quieres que haga tal cosa, es
mi hermana, esposa de mi hermano. Sería
impropio.
Sinembargo,Clarisa,antesuasombro
comentóconsoltura:
- Así como es con tu hermano, igual
será pues.
Y le abrió las puertas para que entrase
enlamardedeliciasquesinsaberlodeseaba
hacemuchotiempo.Durantetodalanochey
bajo las estrellas, solos, furtivamente,
sabiéndose infieles y teniendo la puna y su
soledad por testigos, se entregaron el uno al
otro, golosamente, una y otra vez, como los
niños que gustan de un dulce sin saciarse.
Llegadoeldía,Edilberto,galante,juntó
su bulto con el de Clarisa, y se cargó con
ambos, emprendiendo el camino
ensimismadoensugozo,orgulloso,pleno.
Doskilómetrosmásadelante,existeuna
xxxx
enorme roca en la cima de una montaña, por
el que discurre un arroyuelo muy pequeño,
sin que nadie pueda explicarse de donde
mana.Esunaguaclara,limpiayfresca,deun
excepcional sabor agradable. Y Edilberto
apuró el paso para calmar allí la sed que lo
agobiaba.
Llegó sin sentir su fatiga, pese a lo
ajustado que había sido su paso, pero los
deleitesdelanochepasadalohabíantornado
intrépido,yenunalardedehombríayfortaleza
decidió beber sin bajar la carga de sus
hombros.
Hincó ambas rodillas en el suelo y
bebió como se abrevan los animales (¿acaso
no recordaría lo leído en la Biblia?);
largamente,condeleite.
Clarisa, que como mujer –su mujer-
venía un tanto rezagada, lo vio beber y se
sonrió. Lo alcanzó caminando lentamente y
esperó.
Sin embargo Edilberto no se ponía en
pie y seguía en actitud de gustar del agua.
Ella,sintiéndoseauninundadaporlahombría
–torrente caliente que sentía correr por sus
venas- recién descubierta, lo apuró.
- ¡Toma garañón!
Que con el sabor propio de su lengua
maternasonó:
-¡Túmagarañón!.
Y repitió el llamado, entre coqueta y
talvezsiofreciéndosenuevamente.
Sin embargo Edilberto nunca
respondió,elesfuerzodebeberenlaposición
en que lo hiciera, con el peso sobre sus
hombros, le impidió poder ponerse
nuevamente en pie; y él, joven, fuerte y
garañón había muerto ahogado en un hilillo
de agua.
Dejoaquíconstanciademidesazónal
xxxx
agotar las preguntas que me fueron posible
formularypermutar,paradiscernircómoeste
relato fue distorsionándose y se convirtió en
legendario, entre los pobladores
circunvecinosallugarquedesdeentonceses
llamado«TumaGarañón».
xxxx
TUMPAYSUY
... paradójicamente
sintió la presencia de la anciana
como una seudoestesia
TUMPAYSUY
A José Pedro
Llataestáubicadasobrelaconfluenciadedos
ríos, elTambos y elAco. Cerca, asentada en
un puente natural en el cauce del ríoTaricay
que se forma en esta confluencia, está el
pobladodeCochapata.LasaguasdelTaricay
van a dar al Marañón. Como podemos
advertir, el nombre le fue dado al río con los
españoles,antesfueconocidoporQuiquillan,
conformeloregistranantiguascrónicas.Previa
esta confluencia, aguas arriba, se encuentra
la antigua hacienda de Morca, en un paraje
en que el río tiene aguas calmas.
En una parcela ubicada a la vera de
este paraje, extrañamente, barbechaba un
solitario personaje, premunido de su chaqui
taklla; llegó, y dio inicio al chaqmeo de su
chacra.Nopodemosafirmarlasrazonesque
lo impulsaban a trabajar solo, cuando la
herramienta está desarrollada para trabajar
formandoparadas,formadaspordosvarones
con takllas y una mujer, llamada rapag, que
voltea los terrones que al unísono van
pateandolosvaronesllamadosporestaacción
jaitajkuna.
Era un joven bien formado, de una
fuerza y complexión atlética marcadas, con
una especial destreza en el manejo de su
herramienta. De cierta distancia se le veía
bizarro, no sólo por trabajar solo, sino por la
singularidaddesubienformadafigura.Vestía,
eso sí, de muy modesta manera.
No supo de dónde salió, como un
espectro se apartó hacia él del camino
cercano,paradójicamentesintiólapresencia
de la anciana como una seudoestesia,
tampoco tuvo conciencia de cómo iniciaron
la conversación referida a su extraña forma
de trabajar sin compañía, de la fuerza que es
necesaria para chaqmear de esta manera, de
ladescortesíaqueresultabaparaellaverque
un joven trabajara solo y entre estas y otras
razones, se ofreció a ayudarlo. Así, aun
xxxx
cuandonoformaranunaparadacompleta,al
menos aliviaría su labor. Sin más, pusieron
manos a la obra.
La ayuda de la anciana hizo que los
movimientossemecanizaran,lanaturalezade
lalabortiendeauniraquienesrealizanestos
armonizadosmovimientos.Sibienlafaenase
hizomásligerayllevadera,deprontoeljoven
se sintió inusualmente cansado, la fatiga lo
agobióintempestivamente,losmúsculossele
aflojaron, la respiración se tornó pesada, sus
latidos acelerados no tenían la presión ni la
fuerza que hubieran sido habituales en
situaciones semejantes e iteradamente la
seudoestesia.
Extrañado,intrigado,temeroso,ledice
asufortuitaayudantequenecesitaevacuar,y
sealejahaciaunosmatorrales.Allí,seexamina
minuciosamente, se palpa la cabeza, los
brazos,vadesciñendolaspiezasdesuvestir,
tienta sus piernas, su cintura, caderas. Nada
anormal; pero el cansancio lo agobia
inusualmente.
De pronto, hurga sus testículos. Oh
sorpresa: Impar, impar, y cómo, y desde
cuándo.Quedóperplejo,anonadado.Luego,
dejando de lado su estupefacción, respiró
profundo, sopesó las pasadas circunstancias
en las que sólo la presencia de aquella
inusitaday,sinembargo,alparecerprovecta,
mujer había roto lo habitual de los hechos
ocurridos.
Volvió a vestirse, acomodó
prolijamente sus ropas, se ciñó con firmeza
la cintura y sin mostrar su azoramiento y
portando su taklla volvió a su mecanizada
labor, hundiendo rítmicamente la calza en la
tierrasemanteníaalertaacadamovimientoy
carácter de su inusual compañía; se percató
desupresenciasucia,desgreñada,lasmanos
sarmentosas, las uñas crecidas y llenas de
mugre, los vestidos con parches infinitos y
decolorados, los cabellos apelmazados de
suciedad,trenzadosdesdetiempoinmemorial
y debajo de ellos le pareció ver en un
momento su nuca llena de una gruesa capa
demugre.Luego,enunmovimientobrusco,
xxxx
inusual, tuvo la certeza de ver en esa nuca
una boca desmesurada, grotesca, con labios
enrojecidos.
Ahora todo encuentra explicación, la
desagradableacompañante,sucansancio,la
juventudsinfuerzas,labocadelaAchkay,la
mutilacion de su testículo. Temeroso,
azorado, balbuceó sin articular argumentos
varios y se apartó nuevamente, con actitud
desadvertída llevó consigo su herramienta y
buscandonoservistohuyó,llevandosupesar
a rastras. Subió raudo Barbacó como quien
vuela sin alas y desapareció internándose en
la maraña de viviendas y calles que
constituyenLlata.
LaAchkayesperóalgunosmomentos,
seimpacientó,noseaqueladebilidadlohaya
adormilado. Lo buscó infructuosamente por
los recodos del campo, bajo los arbustos y
se desesperó, se sintió burlada. Olfateando
el aire, buscando sus huellas, adivinando su
rumbosupodesuausenciaenellugar.Como
una bestezuela rabiosa se dio a perseguirlo.
Pasó por Morca, Cochapata, Taricay y de
allí a Llata. Mientras recorría el camino,
preguntabaalosviandantes:
¡Tumpaysuy! ¿sula gorota gohualata
rikalargayqui?
¡Tumpaysuy!¿habrásvistoamimarido,
eldeltestículoimpar?
Tratándose de un joven, sospechando
que podría ser quien buscaba, estiraba su
manoyexplorabainesperadamentelaparidad
de sus testículos, asumiendo en su fracaso,
unaactituddetonteríaqueatenuabaelfastidio
delosmaznados,induciéndolosalabenévola
compasión teniéndola por ida. Llegada que
fue a Llata, se dio a una mal disimulada
frenética búsqueda, ora preguntando, ora
palpando y siempre sonriendo, lo que
confirmósulocura.
Una madrugada, apareció en una
paupérrimaviviendaelcuerpoensangrentado
de un joven, muerto de manera brutal, sus
restos cubiertos con un poncho listado de
xxxx
vivos colores, que correspondía a los del
joven que vivía en la margen del Marañón.
Se percataron también de la súbita
desaparición de laAchkay o su huida que se
prolongóporvariosdías.Estehechoconfirmó
suculpabilidad.
La comunidad, con un miedo pánico,
decidió eliminarla y concertó la forma de
desaparecerla. Aun cuando fuera astuta y
huidiza, pues no aparecía todos los días y
nadie sabía o no les interesaba dónde vivía.
Tuvieron que valerse de un ardid.
Durantelarealizacióndeunafestividad
popular,conlaparticipacióndemojigangas,
músicos que al son de la caja y el pincullo
armonizaban el ambiente o que con sus
violines y arpa daban un fondo festivo a la
población, la invitaron a degustar una
pachamanca como parte del fin de fiesta.
En un momento de descuido fue
arrojada a una fosa profunda. Nadie supo
quien la cavó, tampoco se tiene la precisión
actualdesuubicación.Allílaenterraron,entre
todos,comohormigas,unosllevaronpiedras,
otrosterrones;losmáspequeños,pedrezuelas
o aun espinas, todo sirvió para sellar la boca
de la fosa, que una vez emparejada al ras del
piso fue apisonada y su ubicación borrada,
como borrado quedó el recuerdo de aquella
Achkay.
Loquepermanecevívidoyresuenaen
elrecuerdodelosqueallíestuvieronsonsus
últimaspalabras:
¡Allauchi!,ascamarcataushagshimilá.
Pobre de mi boca exterminadora de
muchospueblos.
xxxx
INDICE
PrefacioalaSegundaEdición xxx
JuanYacha xxx
Pío Pardavé xxx
Pablo Curu xxx
TumaGarañón xxx
Tumpaysuy xxx
La presente Segunda Edición,
corregida y aumentada de
JuanYacha y otras historias de Guamallis,
se terminó de imprimir el
10 de Enero de 2010,
en los Talleres Gráficos de
Daibrens Publicidad y Marketing
Jr. Callao Nº 427-4
Lima,1

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  • 3. José Wilder Peña Ortega JUANYACHA y otras historias de Guamallis Segunda Edición Corregida y Aumentada 2009 Juan Yacha y otras historias de Guamallis Segunda Edición - Corregida y aumentada Guamalli, voz del dialecto llatino del quechua que designa al falcoperegrinus,alquedebesunombrelahuanuqueña provincia de Huamalíes. Hecho el depósito en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 2010- XXXX. Primera Edición, enero de 1999. SegundaEdición,enerode2010. Tiraje1000ejemplares. © (Autor - Editor) José Wilder Peña Ortega Jr. Lima Nº 328 Llata - Huamalíes - Huánuco. Printed in Perú. Impreso en el Perú.
  • 5. PREFACIOALA SEGUNDAEDICIÓN Transcurridaunadécadadeinfortunio,undía desperté como de un sueño o me evadí de una pesadilla. Debo señalar que fue mucho lo que este sueño, o pesadilla, me enseñó: el modoenqueforjómicarácteryfortaleciómi espíritu. En tono confesional expreso mi gozo infantil de reecontrarme con la lectura. La antropologíafueelefugioperfecto,pletórico decitasbibliográficas,referenciastemáticas, autoresrayandoelacademicismo,posiciones metodológicascontrapuestas,unaintrincada ruta de propuestas, contrapropuestas, ponenciasycomponencias. Descubrí en algunos, no muchos, de ellos la sabiduría popular en fulgurantes fragmentos literarios. Quedé perplejo al descubrir que algunos, en extremo pocos, pudieran graficar vívidamente el delicado esbozodelespíritudelindígenaperuano. Yvuelvoalosdíasdehorasmezquinas en el tráfago de la contemporaneidad. Y vuelve la necesidad de justificar las inútiles horas vespertinas, ahora por rutinarias. No puedelimitarseelviviramantenerseenvigilia, dormir,yantar,digerir,evacuar,copular,ylas demásfuncionesbiológicasquenosequiparan con nuestros congéneres bípedos. La presente segunda edición de Juan Yacha y otras historias de Guamallis, sólo testimonia mi falta de creatividad, pereza y torpezaenelexquisitoartedehilvanarfrases. Mis limitaciones quedan testificadas en las correcciones que aparecen en esta versión que, sin reparo, reconozco. La más importante es la nominación de las lagunas que figuran en el relato que da nombre a la presente publicación. Ciertamente Sacracocha es la más extensa al Oeste de Huamalíes,peroCarhuacochatienelamagia. UbicadasenambasvertientesdelMishiwala xxxx
  • 6. (elevaciónquedicenestáformadoporlatesta de un felino en que sobresalen sus orejas), son dos vecinas distantes. Carhuacocha, unidaaTelarcochaporunmeandro,dainicio a una extensa quebrada. Su denominación tienelasuficienteambigüedadparaencerrar nuestro parentesco cultural con el corredor interandino que va hacia el Sur en losAndes Centrales. Hacia el Norte están Wamanin Jirca (doblementesagrado)yCarhuancho,quenos recuerdan aWallallo Qarhuancho poderoso rival de Pariaqaqa en el relato que tempranamenterecogieraÁvilaenHuarochirí. La denominación –según dicen los que allí viven y más saben- obedece a la presencia endémica de flores amarillas en abrigos rocosos.Sinembargo,yaPariaqaqaanuncia lafundacióndeLlatacomolinajesecundario queaseguresuavancetriunfalluegodeapagar la Bola de Fuego del Wallallo Qarhuancho conabundantelluvia. Otradelascorrecciones,nomenorpor cierto, es el nombre de las montañas a la que se alude en JuanYacha, digo de uno de ellos Warmi Tancuy, cuando en precisión debí anotar ChinaTancuy. Este falseamiento fue inducido por mi torpe conocimiento de las diferenciasentreelquechuayelaymara.Pido perdón por ello. Explicaestanarraciónelmodoenque se formó el Pumacocha e implícitamente conmemora la fábrica de Susucocha –agua nutricia-tancaraparaLlata.Justificaelrelato la existencia de las demás lagunas y formacionesgeográficasconunaingenuidad que sobrecoge. Sigueenmí,pues,lapreocupaciónpor disgregarlohistóricodeloimaginarioenlos relatos que animan las mentalidades de nuestros pueblos, ubicar el tenue lindel que depura lo mítico de lo real, lo imaginario de lo que en el decurso de la narración pretendemos es ficción. Que en conjunto fundaneluniversoyledanconsistencia. xxxx
  • 7. Como científico social -dizque eso forma la antropología-, descreo de la metempsicosis,latrasmigracióndelasalmas, la reencarnación, la magia simpática u homeopáticayelanimismo.Sinembargome cuesta muchísimo, aun cuando busco sumergirme en este afán, dilucidar los complejos contenidos ideológicos, teóricos, conceptuales e históricos, contenidos en cualesquiera de nuestras narraciones populares. Todo compendio es una galería de gustos personales y el presente no pretende escapar a este sino. Los textos que reiterativamente presento, han sido compendiados muy torpemente. Reclaman tan solo para sí, su adscripción a la huanuqueña provincia de Huamalíes, pretensión vana por cierto. Permítaseme – como torpe justificación- declarar el cariño entrañable a la tierra de mi infancia, madre quealimentómiuniverso,miscreenciasylas demismayores. El último de los relatos de la presente serie, se ocupa del mito de la fecundidad. Como podrá advertir el lector, trata del recurrentetemadelafertilidadligadaalagua enlassociedadesandinas.Unaversiónlocal fuepublicadaporWillelmoRobles,delaque fuera recogida en Huarochirí por Julio C. Tello,auncuandomáslacónicaypobreenla amplitud de su alcance. Queda en ambos, execrada la rapacidad de Wampu al querer para sí toda la fuerza reproductiva. El relato que le antecede, bajo la fuliginosidad de un tema escabroso, es un himno a la estructuración de la familia. En nuestrascomunidades,dondelaorganización social es la más importante herramienta tecnológicaproductiva,laestrictadelimitación de obligaciones interpersonales está determinada por reglas de consanguinidad, afinidadyritualidad. Pablo Curu, pretende, narrando la aparicióndelosShiuriCurus,unaexhortación dramática contra las faltas a las reglas de la xxxx
  • 8. reciprocidad. Mauss, Sahlins, Godelier trataron sobre el tema académicamente y su lectura resulta inextricable en el lenguaje ampulosoqueutilizalacienciaparatratarde articularlosvaloressocialescontenidosenun relato que propende ser elemental. He preferido mantener la perífrasis inicial aun cuando distraiga al lector no atento sobre el fondo del tema, creo que la calidez de una segundaediciónasíloexige. PioPardavé,esunrelatorecurrenteen la literatura oral de nuestras comunidades. Bajo la apariencia de una bella mujer con cabello dorado, ojos azules, piel blanca, aparece la diosa lunar, Mama Quilla, dueña delagua–otravezelagua-quevivifica,ahora en su versión nocturna, enseñoreada sobre losfenómenoscelestes.Sufinalesuntraslape de lo ocurrido al hombre rico con quien Huatiacuriseenfrentayvence,convertidoen unvenadohacemutiscondirecciónalAntiy fluctua de poderoso predador a presa de los hombres. Finalmente,elcompendioseiniciacon Juan Yacha, el Margo Garacog del mundo andino. Es interesante cómo el pueblo huamaliano le adscribe conceptos y particularidadesquelohacensingularyvalidan su originalidad.Tiene los componentes que lo hacen un mito de origen para el pueblo llatino.Estánallílaperplejidadantelainmensa cantidad de ganado habido en las punas del distrito, la determinación del espacio geográfico, del área cultural, del dominio ecológico productivo, el establecimiento de reglas en las relaciones comunales y tercamente nuestra fe en nuestros Jircas y Wamaniscubiertosconelmantodelsantoral católicocristiano. Sobre Juan, debo señalar que en el Archivo General de la Nación existe un expediente promovido por su biznieto José Manuel de Rojas Yacha (injustamente bientratado) pretendiendo retomar para sí el kurakazgodesuseñorbisabueloylosbienes por él habidos. Durante el proceso judicial desarrollado, diversas personas notician xxxx
  • 9. sobre Don Juan Yacha, indio noble, exaccionado, conquistador, hombre de ingentes caudales, dueño de abundante ganado que más de contarlos los medía en los corrales que tenía en las pampas adyacentes a Carhuacocha. Lo histórico, realmente, resulta ser más fantástico e inverosímilquelaversiónaquírecogida. Esta segunda edición corregida me permite, con pomposa solemnidad, abjurar de los conceptos altílocuos expresados en la Presentación de la primera versión. De ser ello posible, ruego sean olvidados o considerarlospárrafoscorruptosinterpolados por algún genio malévolo o dados por no publicadosenelbondadosoolvidodellector acusioso. Reitero aquellas pocas razones que a miparecertienenvalidez,cuandoexpreséque el pretender constreñir en un texto la multiplicidad de sensaciones que encierra la grandiosidad de un paisaje o la profundidad deunsentimientoesundevaneoesforzadoy decadente.Sinembargo,loshombreshemos pretendido–sinéxitoalguno-,unayotravez, encerrar en una tediosa sucesión de cientos depáginasunaimagenperfectasinlograrlo. Menoslícitoes,todavía,sugeriralguna moralidad a los textos propuestos, ésto los deformaylosfalsea.Losrelatosqueocupan nuestra narrativa son fantasías puras que no buscan justificación alguna. Si acaso algo pueda justificarlos es la confluencia de la realidad y el arte, las momentáneas confluencias del mundo imaginario y del mundoreal–delmundoqueeneldecursode la lectura simulamos es real-. Qué nos importanloshechosincreíblesytorpessinos consta que han sido ideados no para sorprendernuestrabuenafesinoparadefinir lospersonajes;nuestracreenciaenellossalva todaslasdeficiencias. Expreso mi profundo agradecimiento a quienes con el generoso despliegue de su conocimiento y tiempo enriquecieron esta ediciónconvirtiéndolaenlegibleyfiduciaria xxxx
  • 10. de alguna calidad, de entre ellos debo mencionar a Edilberto Huertas Clemente y RaúlVergara Rubín, así como aAndrea del Carmen Peña Alvarado. Agradezco, asimismo,alaEscuelaNacionalSuperiorde Folklore «José María Arguedas» por dispensarme el uso de la membresía institucional en esta publicación. Los yerros incurridos son de completa responsabilidad mia, por los que nunca seré vituperado suficientemente. Expresomisdisculpasanticipadaspor pareceraquíperipatético,ridículoyafectado. Reitero que ni los temas ni las narraciones mepertenecen,siacasoalgopuedajustificar estasegundaediciónessuusocomomaterial didáctico en alumnos de niveles iniciales.A ellos, pido su benevolencia por lo laboriosa que pueda resultar su lectura. xxxx
  • 11. JUAN YACHA ... aparte de la fe, todo es baladí en el camino de alcanzar lo anhelado
  • 12. JUAN YACHA A Lucía Beatriz Lasprimerasreferenciasquesobreéltenemos seremontanalsiglodiecisiete,enlascrónicas quesobresusviajesporestosparajeshiciera el cura Gutierrez de Castro. Confusos años en que mineros y vagabundos españoles, burlandoleyesyprohibiciones,seinstalaron en las sierras de Huamalíes. Fundaron pueblos e instalaron frailes que redujeron a los indios para la cura de sus almas. No es intenciónreferirnosalaveracidadhistóricao procedencia de estos hechos, nos basta consignarlos. JuanYacha figura en los censos de la época, Cacique Principal en uno de estos pueblos: Llata; extraviado en una meseta a 3500 metros de altitud, rodeado de precipicios profundos que lo llenan de un sobrecogedor paisaje y, al mismo tiempo, lo hacen infecundo para la agricultura. Sin minería significativa, sus habitantes pugnan desde aquellos tiempos entre la miseria y el trabajosinhorizontes. España, que nos trajo consigo el dolorosotrabajo,trajoasimismoelconsuelo. Acompañóalahuestecivilizadoraoccidental ycristianalaesperanzadelafecatólicaenla imagendeunamadre:laSantísimaVirgendel Carmen, a cuya advocación celebraron pompas en su honor. Mas, en la miseria aun el consuelo es una carga; alguien debe sufragar los gastos en la celebración y fue Juan Yacha el espontáneo (o el espontáneamente elegido) paraasumirloelañopróximo.Algunosdicen que asumió la realización de la fiesta entusiasmado por los ríos de alegría líquida en que se había sumergido. Durante los siguientes doce meses fatigósussementeras,extenuólafecundidad de sus animales, se agotó en trabajos de jornalero:para,alfinal,descubrirsupobreza. xxxx
  • 13. Y descubrió lo que acontece con un hombre pobre: todos lo compadecen, pero nadie lo socorre.Algunosafirmanquesuesposaestaba embarazada,loqueincrementabasutensión y angustia, había recurrido a todos sus allegados obteniendo de ellos muchas, muchaspalabrasdeconsuelo,peronoayuda. No se arredró. Dando soltura a su carácter altivo, confiando en su fortaleza y sabiéndose escogido por la propia divinidad comoinstrumentoparalacelebración,partió en busca de empleo y paga. Sedirigióalacosta–latradiciónnolo consigna,peroesimposiblequeasínofuera- por la ruta que tomó. Lo refieren junto al espejodecielollamadoCarhuacocha,amás de 4600 metros de altitud; allí, unida por un meandro, existe una laguna llamada Telarcocha, en uno de cuyos extremos hacia el Este se ubica un área pantanosa llamada Telarcuchu, en uno de sus recodos, a su vez, se halla un abrigo rocoso conocido por Telarmachay. En este lugar se reunió con el atardecer, la soledad y el viento y lleno de luna llena, esperó el transcurrir de la noche. Otrosdicenqueesteviajefueenbusca de la ayuda de su hermano, quien poseía un hato de ganado ovino en esos parajes.Asu llegada, lo recibió con palabras de recriminación por su malhadado talante de querer ser Mayordomo en una festividad no reservada a los pobres. Al terminar la tarde, hay una hora mágicaenquelapunaestápordecirnosalgo; nuncalohaceoquizálodiceinfinitamentey no lo entendemos o tal vez lo entendemos pero no lo podemos expresar en palabras, como una música tenue cuya melodía bulle en nuestra memoria pero no logramos recordar. JuanYacha, sentado en un recodo de la cueva, tanteando las hojas de coca que traía consigo, se dejó al pasar de las horas. Fue saturándolas con imágenes de bienestar ybonanzaeneldulceensueñoquematerializa la prosperidad al alcance de los dedos y que sin embargo no puede asirla. xxxx
  • 14. Alguna versión cuenta de una conversaciónhabidaentrelosJircasWamanis que protegen la zona, preguntándose quién era ese pobre hombre dormido en un lugar taninhóspitoydelconocimiento,porunode ellos,delabondadquealbergabasucorazón. Conversaciónque,dicen,definiólasuertede Juan. Quedamente,sinsobresaltosniruidos delatores, se supo acompañado por un anciano de luenga barba, cabello crecido y cano, cubierto por una pacucha multicolor, chamarradecordillate,pantalóndemontary una manta terciada a la bandolera. Sin extrañarse,prosiguieronlaconversaciónque percibieroniniciadadesdesiempre. Juan,lecontóalancianosudesánimo, tradujo entre balbuceos su recién entendida pobreza material y le reveló en la fuerza de su expresión la firmeza de su carácter. El anciano, al inicio, le escuchó socarronamente, luego con curiosidad, para que finalmente con aire de bonachona protecciónseidentificaraconél. Repentinamenteseentusiasmó. Con desencadenado frenesí le refirió en un ininterrumpido parloteo ser el Jirca Wamani, protector de los cerros. Intercalando palabras y gestos, dijo poseer riquezas nunca vistas, que ofreció entregárselas a cambio de participar en una particularporfía. Le propuso masticar coca ininterrum- pidamentehastaqueunodeellosdesistierao que doblegado por el cansancio o el sueño, abandonaselareunión. Juan, que había ya traspuesto el dintel de la verosimilitud, dejándose llevar por el entusiasmodelanciano,sindiscernir,asintió. Entonces le fueron dadas las instrucciones: xxxx
  • 15. - Cierra los ojos, al abrirlos estarás en China Tancuy donde encontrarás una canasta con frutas, cárgala y vuelve a cerrar los ojos; al abrirlos, estarás en Orgo Tancuy, donde estará esperándote unfardodecoca,cárgalotambién;luego, al cerrar y abrir los ojos, nuevamente estarás aquí. Ciertas versiones, que pretenden y afirmansermásprolijasendetalles,afirman que las frutas fueron doradas naranjas. Otros dicen que por indicación del Jirca,Juanrealizóesteviajecabalgandosobre un venado macho, considerado éste la cabalgadura del Jirca, el cual más que correr vuela por los aires. Referir con rasgos de credibilidad los hechosdeesteviaje,osuspormenores,sería difícilyseguramenteimprocedente.Unrasgo de lo sobrenatural es su irrealidad, que la saturaylaempañaanulandosuverosimilitud. ¿Cómopodríaserlo,siquiénloejecutóacaso en algún momento creyó en él? Tenemos la convicción que se aferró a su posibilidad y ello lo hizo practicable.Aparte de la fe, todo es baladí en el camino para alcanzar lo anhelado.Así pues, estuvo de regreso. Losmásancianos,ahora,confirmanla realizacióndeesteviaje,dicendelacercanía delTancuy,puesendíasdelluvialostruenos que retumban en la montaña son claramente audibles en la puna, conocen la secreta ubicación de piedras que a modo de campanasnoticianlaslluvias,rayosytruenos al fondo de la quebrada en el Tancuy. Así pues, bien pudo Juan hacer este viaje. Luego, al anochecer, sentados a la luz deunalumbre,abrigadosporlacalidezdela charla, distraídos y encandilados por argumentos intrascendentes, empezaron a charlar, entre tanto masticaban la coca. Conforme compartieron las verdes hojas, compartieron también las horas, comentarios, anécdotas; conjugaron xxxx
  • 16. opiniones y, durante tres días, confiaron sus vidas enteras sobre la manta que tendida al suelolesservíademantel.Conformediscurría el tiempo, Juan se fue liberando de pesadumbreydesánimomostrandounalma fortalecidaporelejerciciodeunavidafrugal, con la aspereza que da una existencia llena de privaciones y forjada en el ejercicio de vencer los elementos de la naturaleza para arrancarle sus frutos; a la vez, que sensible a la belleza del paisaje que estalla en un caleidoscopio de formas y colores así como lamúsicaenelarmoniosocantodelospájaros y el dulce silbido del viento cuando bate las hojas de los árboles o se filtra entre la paja de la puna. Al tercer día, el anciano fue adormeciéndose, poco a poco, desadver- tídamente. Entre tanto Juan, al abrirse en la conversación, fue sintiéndose cada vez más liberado,lúcido,menostenso. Percibióunchasquido,distraído,muy suave y vio rodar a los pies del Jirca su iscupuru, la calabacita que le servía para alcanzarse la cal. Tornó la mirada y vio al anciano, quieto, dormido, con los brazos laxos, extendidos junto al cuerpo. ¡Te vencí! ¡Te vencí! Lo despertó sin mayor demostración de alegría que el convencimiento de haber vencido, aun sin comprender en qué. El anciano aceptó el hecho; con una maldisimuladaalegría,adoptóunaposición máscómodaydurmióprofundamente. Alsiguientedía,bajounlímpidocielo, elancianoledijo: - Toma este cuchillo. De la laguna saldrá un puma al que tendrás que matar y desollar. Luego saldrá un carnero macho, negro, al cual también matarás; finalmente, aparecerá un carnero blanco. Déjalo. Al restallar la huaraca del Jirca, salió xxxx
  • 17. de Gallococha un puma amenazador, al que Juanacometiócongestodecididoymatócon un golpe del cuchillo. Su sangre formó la laguna de Pumacocha y su altiva cabeza degollada, las alturas del Mishihuala.Aotra señal del Jirca, salió de las aguas del Telarcocha un carnero macho negro al que también Juan dio muerte, de la sangre manada se formó Yanacocha, cuyas aguas discurren al Orcco Mayo. Cuando Juan desollóaestosanimales,arrojólostestículos a un costado del Uchpa Janca, de los que se formaronGorotáncochayVinchuscocha. Algunos ancianos, a quienes conocimos en nuestra infancia, decían saber mássobredetallesdeloqueallípasóenrelatos que se han diluido en el tiempo y las generaciones. No terminaremos de execrar lascircunstanciasqueimpidieronrecogerlas y registrarlas.Ahora, no podemos discernir el modo en que se entrelazan la ventura que encierraWakacocha,nientenderlosmalignos designioscontenidosenGallococha,ocómo el Inca ordenó la formación del Llama Goshparanan. Y,así,aunpenetrantesilbidodelJirca, traselcarneromachoblanco,salierondeuna paqarina al borde de Carhuacocha, una infinitafiladeovejas,deunaenuna,deados y de a tres; medrosas, bajando los ojos y el hocicoalsuelo,yaquelloquehizolaprimera lo hicieron las demás: llenaron los corrales naturales que allí habían, arrimándose entre ellasinofensivasytranquilas. Fueron llenando los corrales que estaban allí desde inmemoriales épocas: el másgrandellamadoAlmud,otromáspequeño llamado Celmín; el siguiente, Real Mati; un cuarto, Medio Mati; un quinto, Purashnín y el más pequeño conocido por Aptaynín. CuandoJuanviocolmadosloscorralesysin saber dónde guarecer más animales suplicó a su benefactor para que cesaran de seguir saliendo.ElJircaleordenóquesellaralasalida colocandosupiesobreunapiedra,marcando desde entonces la huella de su talón en señal de hartura. xxxx
  • 18. Concluye aquí lo legendario. Lo ocurrido luego, se pierde en el intrincado decursodelohistórico,JuanYachafiguraen los censos como Cacique Principal de Llata, ¿voluntario? benefactor de la Parroquia del Espíritu Santo, a cuyo favor deja en Buenas Memorias la totalidad de los corderos que sumanmásdecincomilcabezas,conlosque se instituiría la Cofradía de la Virgen del Carmen,origendemuchasfortunaslocales. Su recuerdo se diluye en los hechos inmediatos posteriores como diluida quedó la festividad hecha; no quedan rastros de los toros que se lidiaron o los fuegos artificiales quemados o la belleza de las doncellas que durante tres días danzaron al son del arpa y de los violines; tampoco queda recuerdo de la carne consumida en pantagruélicas comilonas, ni siquiera huellas de la mar de aguardiente ingerido en los días que duró la festividad;sólopermanecetercamentevívido elrelatoquepuntualmentehemosreferidoy, enmanosnotanpías,lafortunainiciadacon JuanYacha. xxxx
  • 19. PÍO PARDAVÉ ¡Ah, vanagloria del poder humano, cuan poco tiempo permanece verde tu cima!
  • 20. PÍO PARDAVÉ A Isabel Priscila Vivió sus primeros años, sin señal extraordinaria alguna. Ni los cielos, ni los elementos de la naturaleza –tan pródigos en señales-dieroncuentadesuexistencia,dela extraña estela que dejaría su vida. Desconocemos quienes fueron sus padres –y no queremos inventarlos-; podemossí,afirmarquesunombrefue–oél quisoquefuera-PíoPardavé.Bienformado, de porte atlético, continente altivo, parco en el hablar y absolutamente pobre. Forjarían su carácter la carencia de bienes materiales y aquel género de vida de brindarle al cuerpo lo indispensable para su subsistencia. Comía sólo para calmar su hambre; el aguaclaradelmanantialbastabaparacalmar su sed y servía su pobre choza para defenderlodeloselementosdelanaturaleza. Dueño de su pobreza, no tuvo aquello que de manera superflua fuera un afeite o eleganteatavío. Subsistía del recojo de leña en los bosquecillossilvestreshabidosenlaquebrada en que moraba al fondo de un precipicio circundante al pueblo del Espíritu Santo de Llata, en la sierra central. No se tuvo por pobre entre tanto no deseaba más de lo que tenía,sincodiciarloajeno. Algunatarde,apareciósinlasacémilas quesolíanprecederloy,sinquenadiereparase en él, encaminó sus pasos al bazar de la población. Luego, como azorado, retornó a su casucha con un lío de ropa nueva bajo el brazo. A partir de entonces, apareció día tras día, ora elegantemente vestido, ora cabalgando un brioso corcel enjaezado de xxxx
  • 21. cautivadora brida y siempre, todos los domingos,aMisamuydemañana. Sus usuales apariciones fueron prolongándose.Frecuentómáspersonasyfue tolerado en los círculos de amistades. Pausadamente, pero sin tregua, fue arrastrado, debido a su prosperidad, por las gentes que siempre asisten a los festejos. Le fueron multiplicadas las celebraciones,desdobladoslosmotivospara festejos, aun lo insulso, en los que él, Don Pío Pardavé, gastaba. Solicitado y rodeado de afectos impersonales,supodeladulzuradelhalago. Enmediodelamelifluaembriaguezdel poder, hizo traer desde lejanas tierras una campana para lucirla en la torre de la Iglesia Matriz,dijeronquehastanombretenía:María Angola.Y, aunque nadie supo explicarle ni explicarse el nombre, poco importó. La celebración de su tañido marcó un hito entre las demás y la farra siguió su curso. El contacto con la turba lo fue contaminando, puesto que se fue confiando aellasincuidado.Jamásvolvióconelmismo temple de alma con el que a ella hubiera acudido.Notuvoconcienciaqueeltratocon la multitud era dañosa, que entre quienes la componen no había ninguno que dejase de recomendarnos un vicio, o sin que lo advirtiéramoslodejaraimpresoennosotros, manchándonos.Y,aunmás,quenohabíanada más perjudicial que las celebraciones –para él tan frecuentes- puesto que en ellas, por medio del placer, los vicios penetraban más cómodamente. Sin conciencia, fue tornándose más sensualyhastacruel,másinhumano,entanto sugenerosidadylarguezasefueronhaciendo provebiales. Nosupo,nopudoonoquisoapartarse del trato con el pueblo, y le fue más fácil ponersealladodelosmás,nituvoconciencia xxxx
  • 22. del empuje de los vicios que venían en tan numerosa compañía. Un solo ejemplo de lujuria o de crueldad nos ocasiona un gran daño; el trato con un hombre voluptoso nos enerva insensiblemente y nos ablanda; un vecino rico excita la codicia, un compañero malediciente mancha con su herrumbre a la persona más franca e inocente. Qué fue pues de la pobre moralidad de Pío, a quien todo el pueblo acometió sin piedadnitregua.Cómopermanecerindemne ante tal asedio. De entre ellos hubo quien se preguntó sobre el origen de su fortuna; sólo fue suficiente expresar la interrogante y la curiosidadfuegeneralyacuciante,asícomo su terca negativa en revelar el origen de su caudal. Nada pudieron el reiterado halago, nilosruegos.Inútilmentesegastaronlisonjas, súplicas,niaunamenazas.Todochocabacon respuestas siempre evasivas, para rodearlo de un aire misterioso y reservado. Inexplicada prosperidad, que lo envolvió sin que opusiera resistencia y libre de trabas lo llevó en una caída rauda; luego de encaminarlo al borde de un precipicio, lo arrojó desde semejante altura. Averiguarsucausayorigenseconvirtió enalgoimperativo,urgíaunaexplicaciónpara tanta riqueza. Dos de sus amigos se propusieron averiguarlo y, aprovechando su cercanía,unatardecualquiera,entrelacharla insulsa y libaciones en apariencia inocentes, fueroncayendoenlaembriaguezylaxituddel recelo. Cuando la alerta fue descuidada, Pío Pardavé develó su secreto: era una mujer, su amante,quehabitabaenLlacuy,unaprofunda gruta en la quebrada llamadaAnlay, de una belleza bizarra, quien le proporcionaba las aúreas monedas que gastaba sin tasa ni medida y que siempre tenía más. Reveló que se las daba a cambio de su compañía, de su amor, y que en nombre del xxxx
  • 23. amor que le profesaba le había abierto los arcanos que escondían los cerros. Alsiguientedía,suponiendosusecreto a buen recaudo entre sus amigos, Pío fue a ver a su amante a la que encontró anegada en llanto, quien entre sollozos le increpó su deslealtad. ¿Porqué?–ledijo-¿Porquétuvisteque revelar mi existencia? Ahora, ya nada importa, quebrado el secreto, mi vida se diluye, vuelvo a las sombras de la gruta, mi espíritu gemirá su soledad en lasnochesdelunallena,gritarétutraición alosvientosparaquehastalosanimales de la quebrada lo sepan causando espanto;millantoserálalluviaqueinunde los cielos y arrase los cultivos de los hombres;misgritosdedolor,lostruenos queretumbaránalaireespantandoalas gestantesyseñalenalosaunnonacidos por los hijos que no tuvimos; mi fuerza desatada serán los rayos que ciegos y en recuerdo a los días en que fuimos felices, a cambio de la opulencia que derrochaste, otorgarán dones a quienes alcancen. ¿Qué fue de tu fortaleza de carácter? ¿Qué, de la sobriedad que amé en ti? ¿Por qué tuviste que ceder a las tentaciones? Sitodotelodí,únicamente acambiodetufidelidadynofuistecapaz demantenermelealtad.¡Ah,vanagloria del poder humano, cuan poco tiempo permanece verde tu cima! A tí, te convertiré en un venado macho y te pondré al cuidado de los demás venados que posee mi padre en las alturasdelHuamashparaquecontuvida loscuides.Porcadaunoquesetepierda o sea cazado, me servirás un año más. Acabo de revisar las notas anteriores, y debo afirmar que su relato me es falazmente propio. El xxxx
  • 24. argumento lo he plagiado de alguna tradición oral, pero devaluando su valor en la traducción del quechua –que preciso es reconocerlo, posee una expresividad difícilmente traducible- expresando de modo vulgar, lo dicho con mejor estilo, así como con una mayor fuerza expresiva. El tema recurrente de la fortaleza de carácter y su cuidado, harto presente en las ficciones literarias, está tomado del Tao Te King, Capítulo 9: Una pieza llena de oro y jade es difícil de proteger. La opulencia y los honores llevan a la ruina. Capítulo 33: El que sabe contentarse con lo que tiene es rico. Capítulo 44: el que sabe donde detenerse, no peligrará; que luego es repetido por Dante en el Canto Séptimo del Infierno de su Divina Comedia en el que expresa sobre la riqueza y la avariacia: Tú puedes ver ahora, hijo mío, la efímera vanidad de los bienes que se atribuyen a la Fortuna, y por los que tanto se desvive la raza humana; pues todo el oro que hay bajo la luna, ni todo el que ha habido, no bastaría a saciar a una siquiera de estas inquietas almas, y antes que él repetido por Séneca en su Epístola VII a Lucilio. Erróneamente puede creerse en todo ese disceptar, pues el espíritu humano jamás pudo vencer la sensualidad ni la intemperancia. En cuanto a los hechos aquí narrados, afirmo plenamente que todo es falso, excepto el oscuro origen y nunca bien explicada existencia de la campana María Angola que con su tañido sigue recordándonos la hora de asistir siempre, todos los domingos, a Misa muy de mañana.
  • 25. PABLO CURU ... hubieron de calmar su hambre rumiando su sorda impotencia y miseria.
  • 26. PABLO CURU Los hechos me fueron referidos por primera vez en 1980, en un tambo llamado Izcarag, durante una travesía cruzando la cordillera oriental de los andes, por un arriero de quien vagamentepudeadivinarsusfacciones–más que distinguirlas- pues se me presentaban difuminadas por la noche, cuya negritud rasgaba por instantes el ascua momentánea deuncigarrillo;hablabaconunavozgangosa, marcando largos silencios, entre tanto masticaba un puñado de coca y expelía bocanadas de humo; las cigarras –que por un arcano de la naturaleza sobreviven al húmedo ambiente- ponían un fondo armonioso y de suspenso. Durante dos días, habíamos fatigado la antigua ruta trazada por Juan Bezares, aquel controvertido personaje que entre la etapa final de la Colonia y los primeros años republicanos,ensuinfortunadabúsquedade ElDorado,materializaraelcaminoconvisos defábula;rutaqueluegodelfugazaugedela cascarilla, quedó abandonada como trepadero de animales salvajes y es ocasionalmenteusadoporcontrabandistasy traficantes. También es usado por aquellos míseros que alquilan su fuerza de trabajo en las plantaciones de coca en el valle del Monzón. El paisaje está dominado por la lujuriosavegetacióntropicalquedesafiando la altitud trepa afanosa por las escarpadas laderasdelacordillerareteniendolahumedad y llenando el ambiente de una densa neblina que imposibilita la visión más allá de cinco metros. El tambo, lo constituye una choza construida de ramas desnudas de arbustos, por donde se filtra la luz y el aire. Esta única construcción es usada como cocina- dormitorio-sala-comedor; un claro entre la vegetación para guarecer los animales – xxxx
  • 27. acémilasyganado-yparaeldescansodelos viajeros una pared hecha de piedras unidas con argamasa de barro negro de la zona, donde guarecerse del húmedo viento nocturno, con un alero techado con paja que loprotegedelapersistentelloviznadiurnaque permanece todo el año. Lasuculentaviandaquesebrindaalos viajerosloconstituyeunplatoúnico:uncaldo de carne de cordero.Agua, sal, algún ramito de orégano y una enorme presa de carne. Aqueldía,supreciohabíasidoincrementado en algunos centavos sin que los viajeros pudieranhabersidoadvertidosdelavariación, circunstanciaqueobligóaalgunosdeellos– no a los contrabandistas y traficantes- a prescindir de la cena, pues, ni los tamberos consintieron en rebajar el precio o la ración, ni los tales viajeros, hubieron de calmar su hambre rumiando su sorda impotencia y miseria. En el decurso de los siguientes años, volví a escuchar el relato con variaciones ligeras en sus detalles, que se fueron multiplicando en una espiral inextricable, desfigurandoesta–paramí-primeraversión, que la recuerdo más original, por la fuerza expresivadelanarraciónyelambienteirreal en que me fue referida. Algunos nombres propios, una o dos circunstancias adjetivas se han diluido en mis recuerdos, los que he tratado de suplir con menoscabo de su originalidad. El relato que prosigue, que pretende ser literal, trata de lo ocurrido a Pablo Serna, en un caserío perdido de Huamalíes. En la profunda oscuridad de la noche, se despertó sobresaltado, faltarían aun dos o treshorasparaelamanecer,perolarecurrente pesadilladelasúltimasnocheshabíavueltoa perturbar su descanso. No podía explicarlo, en sus sueños se mezclaban sus familiares más cercanos. Estaban allí, su madre, hermanas, cuñados, sobrinos;y,estabatambiénallíesasensación xxxx
  • 28. de pobreza, de desamparo total, impotencia ydesnudezquesesientecuandohemossido víctimasdeunrobo. Unasensacióndeangustiainvadiótodo su cuerpo, una falaz exultación del ánimo había roto su sueño al igual que las últimas noches. Lentamente, fue tomando conciencia de cuanto lo rodeaba: su lecho formado por pieles de cordero secas y sin curtir, sus cobertoresmulticoloresconfeccionadoscon lana de sus ovejas; fue percibiendo en la absoluta oscuridad de la noche la habitación que constituía toda su casa. Ciertamentelamiseriasehabíacebado enél,puestoquenisiquierateníalosanimales que su hermano había podido adquirir luego de una prolongada estadía en las alturas cuidando una mahada ajena y cuyas crías fuerondistribuidasentreélylospropietarios enmitades.Él,conmujerydoshijosnohabía podido(nohabíaquerido)separarsedeellos para marcharse a la puna y le resultaba impensable siquiera lo realizado por su hermano de llevar consigo a su familia a las soledades de las alturas. Pablo, si bien pobre, era arrogante y orgulloso de su pobreza, impidiéndole esta circunstancia aceptar trabajo alguno que significara colocarlo en situación de servidumbre o lo obligase a soportar ser tratado como inferior. Sin embargo, era grandesumiseria. Pero hoy, tendrían fin todas sus penalidades,susementeradepapasdebíaser cosechada; luego de un larguísimo período, lasplantasestabanparadarlesusfrutosycon ellos proporcionarle el bienestar económico que estaba seguro merecía. En la penumbra previa al amanecer vislumbró cómo su cosecha era pródiga y vendida al mejor precio y el dinero recibido excedía sus cálculos sintiendo en sus dedos lasmonedasylosbilletes,queluegoempezó xxxx
  • 29. a distribuir. Planificó con meticulosidad las compras que efectuaría, cuáles concedería, las que pospondría y aquellas que negaría. Pensó en las galas tanto para sí como parasumujer,losjuguetesparasushijos,los utensilios y herramientas necesarios, los utensiliosyherramientasanheladas,enfin,se perdió en un sinfín de etcéteras. Selevantóconlasprimeraslucesdela aurora de un grisáceo día; sin embargo, con unaextrañadesazónquenosupoexplicarse, dispuso todo para las labores de la cosecha. Partieron,consumujerehijoshacialachacra cercana, no dejaron en la casucha ni a los perros. Alzaronconlasherramientas,algunas ollas, sal, ají, costales y mantas. Partieron silenciosos, como agazapándose, cual si fueran ladrones en acecho. Llegados que fueron a la chacra, dispuso que la mujer y los hijos fueran a su zaga recogiendo los tubérculos que él iría removiendo con la calza, para luego de escogidosirlosencostalando. Con fruición dieron inicio al trabajo, solos,furtivos,puesnohabíanpedidoayuda de ningún miembro de la familia, ni vecino alguno. Con los ayudantes se habría visto mermada su cosecha, puesto que ellos no solicitabanunaretribuciónendinerosinomás bien apartaban para sí una parte de la producción y la sementera en este año se presentaba tan buena que era impensable compartirla, aun cuando el trabajo fuera multiplicado.Tansinimportanciaresultaban ahora las jornadas de roturación, siembra, cultivo y recultivo en los que tuvo ayuda de sus parientes y allegados, buscándolos, agasajándolos,comprometiéndoseconellos. Bien que él –razonó- había estado en las labores en las chacras de ellos, dando por saldadoelcompromisoadquirido. xxxx
  • 30. Laspapasfueronapareciendograndes, lustrosas, bien formadas, en tan grande cantidadqueexcedíatodassusexpectativas. Ah,quépródigaeralanaturalezaymuybuena había resultado la chacra, o sería quizá el guano traído de las granjas polleras de la costa. Pablo pensaba y conjeturaba en silencio mientras trabajaba febrilmente, con el entusiasmo de un torrente desbordado. Ahora veía tan cerca la concreción de su sueño.Tan realizables sus esperanzas. Y, repentinamente, escucharon un silbidopenetrante,agudo;quelesparalizó. Todosloescucharon,atodoslespesó, los sobrecogió y sin embargo, como concertados, no dieron muestras de haberse percatado.Siguierontrabajandosilenciosos. El silbido se repitió con más fuerza.Y aun sonó por tercera y cuarta vez. Pablo sintió explicada su desazón del amanecer. Algún pariente o amigo venía a despojarlo de una parte de sus papas, y ayudarle. Rápido,sindelatarse,seocultóenuna cueva contigua que les servía de depósito, e instruyó a su mujer que lo negara. La visitante se fue acercando, hasta llegar al borde de la chacra sin que Pablo pudiera evitarlo. Terminó por esconderse dentro de los tallos de la papa recién cosechada y la paja donde estaban almacenando las recién cosechadas papas, cubriéndoseconellos. - Buenos días mamitay ... Tuvo por respuesta el silencio y un asentirconungestocomoafirmativo. -Y... el Pablo? Nuevamenteelsilencio,conotrogesto como desdeñoso. xxxx
  • 31. La visitante –que resultó ser la madre de Pablo- luego de discurrir algunas simplezas, se despidió y se marchó. Seguramentesintióladesconfianzadelaque era objeto y ese monólogo tan tenso que se percibía en el aire. Lamujervolvióarespirartranquilidad. Pasado el momento de desconfianza, lo llamó. - Pablo. Lerespondióelsilencio. Pensóenunabroma,talerasualegría. Volvióallamarloconuntonoentreanimado yconunaalegríanerviosa. - ¡Pablo! Yfinalmentefueabuscarlo. Al descubrir la paja, tan sólo encontró losrestosdelquefuerasuesposo,totalmente carcomidoporlosShiuriCurus,gusanos,que salidos de la papa sintiendo el olor a carne fresca, lo habían devorado. (*) Curu: vocablo del dialecto quechua huamaliano que traducido al castellano designa «gusano». Refiérese a la larva del gorgojo Phyrdenus muriceus o la polilla Phthorimaea operculella que infestan las papas durante su crecimiento. xxxx
  • 32. TUMA GARAÑÓN bajo las estrellas, solos, furtivamente, sabiéndose infieles y teniendo la puna y su soledad por testigos
  • 33. TUMA GARAÑÓN En las sierras de Huánuco, así como en el resto del Perú, los campesinos tienen lo que modernamente llamamos «ocupación estacional»; esto es, que pasada la campaña agrícolaingresanenunaetapadeocioquese tornatediosaeimproductiva. Muchos de ellos aprovechan estos meses para dirigirse a la selva alta y contratarse como jornaleros al destajo en las labores propias de la cosecha y el cultivo de coca. Esta ocupación les proporciona los medios para subsistir con algo de soltura y algún dinero adicional para mejorar sus plantacionesconfertilizantesypesticidas. Siguiendo este círculo de pobreza Emeterio, Clarisa, su mujer, y Edilberto, el menordesusushermanosquefrisabalaedad delafortaleza,partierondelcaseríoMuchcay, en las serranías de Huamalíes, para dirigirse al Fundo Cascada, en el valle del Monzón, en la que siempre eran contratados. Duranteochosemanassusdíasfueron una sucesión de levantarse con las primeras lucesdelamanecer,desayunar,cosecharcoca hasta escuchar el cuerno que llamaba al almuerzo; volver a la chacra hasta donde iluminelaluzdeldíayllegaraverificarelpesaje de lo cosechado. En dos meses cosecharon tres hectáreas de coca, con jornadas de entre 14 y 16 horas, siempre sujetos al pesaje. Los domingos, lejos de dedicarlos al descanso, se atarearon en jalar cabuya de las pencas que crecen en los bordes de las plantaciones delazonayconlafibraasíobtenidatrenzaron fuertes sogas que luego venderían en su pueblo;Clarisa,entretantolavabalaropade los tres en el riachuelo cercano. Sinembargo,alconcluirlacosecha,el dueño de la chacra les propuso que uno de xxxx
  • 34. ellossequedaseunasemanamásparacultivar la plantación y dejar lista la coca para la próximacosecha. Emeterio, el mayor de los hermanos, decidió que debía quedarse, entre tanto que EdilbertoconClarisadeberíanregresaracasa paraevitarelgastoenlaalimentacióndiaria, que al no trabajar directamente no les correspondía. Edilberto y Clarisa prepararon, pues, sendos bultos con lo conseguido en sus dos meses de trabajo, sogas, ropa, frutos de chirimoyo–alosqueerantanaficionados-y las naranjas que el patrón les dejó cosechar y aun el dinero que consiguieron de paga lo convirtieronencocaenfardelada,puestoque vendidaenlasierralesdaríaunmayorrédito. Ellunessiguiente,demadrugada,poco antes del amanecer, partieron.Tendrían que caminar durante tres días, para cruzar la antiguarutaalMonzón,trazadaporlaúltima expedición española que partiendo de Huánuco fue en infructuosa búsqueda de El Dorado. Caminaron durante todo el día cruzando el valle, atravesaron el poblado llamado Maravillas, de una sola calle y sin Iglesia; cruzaron el puente Mono-Punco (Puerta del Mono), donde se inicia una extenuante subida que concluye en un serpenteante tramo llamado Caracol, compuesto por trece zigzagueantes trechos para vencer lo empinado de la cuesta, que es como ascender volando sin alas. LlegadosalacimadeSantoDomingo, y desde allí, divisaron el último panorama visible de la selva antes de adentrarse en la zona de espesa neblina que separa la selva de la sierra en cuyo trayecto cruzaron el peligroso Balcón de Judas y se percataron deloavanzadodeldía.Durmieroneneltambo Mirador, acompañados por viajeros que, comoellos,utilizabanlarutaparasucomercio conlaselva. xxxx
  • 35. Al día siguiente, como no querían incurrir en gastos, prepararon su propio desayuno, un poco de agua hervida con café diluidoendulzadoconunpuñadodeazúcar. Siendomediamañana,prosiguieronsu camino, cruzaron las punas de Izcarag y el día se tornó lluvioso, hasta que se desató la tempestad, apuraron el paso y llegaron a guarecerseenunagrancuevallamadaCuchi- Machay (Cueva del Chancho) en donde descansaron en espera que el cielo escampe. Sin embargo, la lluvia prosiguió hasta pasada la media tarde y decidieron quedarse a pasar la noche en la cueva y proseguir su camino al siguiente día. Acomodaron sus bultos y viendo llover esperaron el pasar de las horas. En el crepúsculo de la tarde, todo en la naturaleza nos habla, los colores con que se pinta el cielo reflejando la luz del sol que se resiste a ocultarse, los perfumes que exhalanlasplantasylatierrahúmedadespués delalluviayaquellamiriadadeanimalesque pueblan el paisaje y cantan su alegría por el agua que vivifica. Todo excita nuestros sentidoshastalasensualidad.Noresultópues extraño que un ave vestida con todos los colores del arco iris fuera a posarse sobre una gran peña al frente de la cueva y emitió ungraznidobisbiseanteconunagradabletono aflautadoyquemuysugerentementesonó: Sssipuy ssshay ... (Fornica con ella; hazla tuya ... ) Edilberto sintió que sus mejillas se sonrojaban y sin poder dominarse, una vergüenza que le caló hasta los huesos. Enesemomentotuvoconcienciadela cercanía de Clarisa, de sus formas redondas como fruta madura y fresca se recordó viéndolaarremangarselafaldaparalavarlos pantalones suyos el domingo en el arroyo y que viéndose descubierta le lanzó como un dardo esa risa cantarina que le penetró en el pecho. xxxx
  • 36. Tuvo conciencia de la permanencia y lacercaníadelave,porquevolvióaescuchar su graznido ahora más corto y marcado. Sipuyshay. Si tan sólo era un ave emitiendo su graznido, por qué aquel hormigueo en la espalda, cómo explicar esa sequedad tan intensaenlabocaylaimposibilidaddevolver el rostro y mirar a Clarisa que seguramente estaría agraviada en su femenino pudor. Y prosiguió el martirio repitiendo el ave una y otra vez su graznido, firme, entrecortado, penetrante. Cómohacerparanoescuchar;porqué noseríamosdotadosconpárpados–comoen la vista- para no escuchar aquello que no deseamos. No soportó más, muy avergonzado y con voz tan baja que era apenas perceptible alavistacomentó: - Cómo quieres que haga tal cosa, es mi hermana, esposa de mi hermano. Sería impropio. Sinembargo,Clarisa,antesuasombro comentóconsoltura: - Así como es con tu hermano, igual será pues. Y le abrió las puertas para que entrase enlamardedeliciasquesinsaberlodeseaba hacemuchotiempo.Durantetodalanochey bajo las estrellas, solos, furtivamente, sabiéndose infieles y teniendo la puna y su soledad por testigos, se entregaron el uno al otro, golosamente, una y otra vez, como los niños que gustan de un dulce sin saciarse. Llegadoeldía,Edilberto,galante,juntó su bulto con el de Clarisa, y se cargó con ambos, emprendiendo el camino ensimismadoensugozo,orgulloso,pleno. Doskilómetrosmásadelante,existeuna xxxx
  • 37. enorme roca en la cima de una montaña, por el que discurre un arroyuelo muy pequeño, sin que nadie pueda explicarse de donde mana.Esunaguaclara,limpiayfresca,deun excepcional sabor agradable. Y Edilberto apuró el paso para calmar allí la sed que lo agobiaba. Llegó sin sentir su fatiga, pese a lo ajustado que había sido su paso, pero los deleitesdelanochepasadalohabíantornado intrépido,yenunalardedehombríayfortaleza decidió beber sin bajar la carga de sus hombros. Hincó ambas rodillas en el suelo y bebió como se abrevan los animales (¿acaso no recordaría lo leído en la Biblia?); largamente,condeleite. Clarisa, que como mujer –su mujer- venía un tanto rezagada, lo vio beber y se sonrió. Lo alcanzó caminando lentamente y esperó. Sin embargo Edilberto no se ponía en pie y seguía en actitud de gustar del agua. Ella,sintiéndoseauninundadaporlahombría –torrente caliente que sentía correr por sus venas- recién descubierta, lo apuró. - ¡Toma garañón! Que con el sabor propio de su lengua maternasonó: -¡Túmagarañón!. Y repitió el llamado, entre coqueta y talvezsiofreciéndosenuevamente. Sin embargo Edilberto nunca respondió,elesfuerzodebeberenlaposición en que lo hiciera, con el peso sobre sus hombros, le impidió poder ponerse nuevamente en pie; y él, joven, fuerte y garañón había muerto ahogado en un hilillo de agua. Dejoaquíconstanciademidesazónal xxxx
  • 38. agotar las preguntas que me fueron posible formularypermutar,paradiscernircómoeste relato fue distorsionándose y se convirtió en legendario, entre los pobladores circunvecinosallugarquedesdeentonceses llamado«TumaGarañón». xxxx
  • 39. TUMPAYSUY ... paradójicamente sintió la presencia de la anciana como una seudoestesia
  • 40. TUMPAYSUY A José Pedro Llataestáubicadasobrelaconfluenciadedos ríos, elTambos y elAco. Cerca, asentada en un puente natural en el cauce del ríoTaricay que se forma en esta confluencia, está el pobladodeCochapata.LasaguasdelTaricay van a dar al Marañón. Como podemos advertir, el nombre le fue dado al río con los españoles,antesfueconocidoporQuiquillan, conformeloregistranantiguascrónicas.Previa esta confluencia, aguas arriba, se encuentra la antigua hacienda de Morca, en un paraje en que el río tiene aguas calmas. En una parcela ubicada a la vera de este paraje, extrañamente, barbechaba un solitario personaje, premunido de su chaqui taklla; llegó, y dio inicio al chaqmeo de su chacra.Nopodemosafirmarlasrazonesque lo impulsaban a trabajar solo, cuando la herramienta está desarrollada para trabajar formandoparadas,formadaspordosvarones con takllas y una mujer, llamada rapag, que voltea los terrones que al unísono van pateandolosvaronesllamadosporestaacción jaitajkuna. Era un joven bien formado, de una fuerza y complexión atlética marcadas, con una especial destreza en el manejo de su herramienta. De cierta distancia se le veía bizarro, no sólo por trabajar solo, sino por la singularidaddesubienformadafigura.Vestía, eso sí, de muy modesta manera. No supo de dónde salió, como un espectro se apartó hacia él del camino cercano,paradójicamentesintiólapresencia de la anciana como una seudoestesia, tampoco tuvo conciencia de cómo iniciaron la conversación referida a su extraña forma de trabajar sin compañía, de la fuerza que es necesaria para chaqmear de esta manera, de ladescortesíaqueresultabaparaellaverque un joven trabajara solo y entre estas y otras razones, se ofreció a ayudarlo. Así, aun xxxx
  • 41. cuandonoformaranunaparadacompleta,al menos aliviaría su labor. Sin más, pusieron manos a la obra. La ayuda de la anciana hizo que los movimientossemecanizaran,lanaturalezade lalabortiendeauniraquienesrealizanestos armonizadosmovimientos.Sibienlafaenase hizomásligerayllevadera,deprontoeljoven se sintió inusualmente cansado, la fatiga lo agobióintempestivamente,losmúsculossele aflojaron, la respiración se tornó pesada, sus latidos acelerados no tenían la presión ni la fuerza que hubieran sido habituales en situaciones semejantes e iteradamente la seudoestesia. Extrañado,intrigado,temeroso,ledice asufortuitaayudantequenecesitaevacuar,y sealejahaciaunosmatorrales.Allí,seexamina minuciosamente, se palpa la cabeza, los brazos,vadesciñendolaspiezasdesuvestir, tienta sus piernas, su cintura, caderas. Nada anormal; pero el cansancio lo agobia inusualmente. De pronto, hurga sus testículos. Oh sorpresa: Impar, impar, y cómo, y desde cuándo.Quedóperplejo,anonadado.Luego, dejando de lado su estupefacción, respiró profundo, sopesó las pasadas circunstancias en las que sólo la presencia de aquella inusitaday,sinembargo,alparecerprovecta, mujer había roto lo habitual de los hechos ocurridos. Volvió a vestirse, acomodó prolijamente sus ropas, se ciñó con firmeza la cintura y sin mostrar su azoramiento y portando su taklla volvió a su mecanizada labor, hundiendo rítmicamente la calza en la tierrasemanteníaalertaacadamovimientoy carácter de su inusual compañía; se percató desupresenciasucia,desgreñada,lasmanos sarmentosas, las uñas crecidas y llenas de mugre, los vestidos con parches infinitos y decolorados, los cabellos apelmazados de suciedad,trenzadosdesdetiempoinmemorial y debajo de ellos le pareció ver en un momento su nuca llena de una gruesa capa demugre.Luego,enunmovimientobrusco, xxxx
  • 42. inusual, tuvo la certeza de ver en esa nuca una boca desmesurada, grotesca, con labios enrojecidos. Ahora todo encuentra explicación, la desagradableacompañante,sucansancio,la juventudsinfuerzas,labocadelaAchkay,la mutilacion de su testículo. Temeroso, azorado, balbuceó sin articular argumentos varios y se apartó nuevamente, con actitud desadvertída llevó consigo su herramienta y buscandonoservistohuyó,llevandosupesar a rastras. Subió raudo Barbacó como quien vuela sin alas y desapareció internándose en la maraña de viviendas y calles que constituyenLlata. LaAchkayesperóalgunosmomentos, seimpacientó,noseaqueladebilidadlohaya adormilado. Lo buscó infructuosamente por los recodos del campo, bajo los arbustos y se desesperó, se sintió burlada. Olfateando el aire, buscando sus huellas, adivinando su rumbosupodesuausenciaenellugar.Como una bestezuela rabiosa se dio a perseguirlo. Pasó por Morca, Cochapata, Taricay y de allí a Llata. Mientras recorría el camino, preguntabaalosviandantes: ¡Tumpaysuy! ¿sula gorota gohualata rikalargayqui? ¡Tumpaysuy!¿habrásvistoamimarido, eldeltestículoimpar? Tratándose de un joven, sospechando que podría ser quien buscaba, estiraba su manoyexplorabainesperadamentelaparidad de sus testículos, asumiendo en su fracaso, unaactituddetonteríaqueatenuabaelfastidio delosmaznados,induciéndolosalabenévola compasión teniéndola por ida. Llegada que fue a Llata, se dio a una mal disimulada frenética búsqueda, ora preguntando, ora palpando y siempre sonriendo, lo que confirmósulocura. Una madrugada, apareció en una paupérrimaviviendaelcuerpoensangrentado de un joven, muerto de manera brutal, sus restos cubiertos con un poncho listado de xxxx
  • 43. vivos colores, que correspondía a los del joven que vivía en la margen del Marañón. Se percataron también de la súbita desaparición de laAchkay o su huida que se prolongóporvariosdías.Estehechoconfirmó suculpabilidad. La comunidad, con un miedo pánico, decidió eliminarla y concertó la forma de desaparecerla. Aun cuando fuera astuta y huidiza, pues no aparecía todos los días y nadie sabía o no les interesaba dónde vivía. Tuvieron que valerse de un ardid. Durantelarealizacióndeunafestividad popular,conlaparticipacióndemojigangas, músicos que al son de la caja y el pincullo armonizaban el ambiente o que con sus violines y arpa daban un fondo festivo a la población, la invitaron a degustar una pachamanca como parte del fin de fiesta. En un momento de descuido fue arrojada a una fosa profunda. Nadie supo quien la cavó, tampoco se tiene la precisión actualdesuubicación.Allílaenterraron,entre todos,comohormigas,unosllevaronpiedras, otrosterrones;losmáspequeños,pedrezuelas o aun espinas, todo sirvió para sellar la boca de la fosa, que una vez emparejada al ras del piso fue apisonada y su ubicación borrada, como borrado quedó el recuerdo de aquella Achkay. Loquepermanecevívidoyresuenaen elrecuerdodelosqueallíestuvieronsonsus últimaspalabras: ¡Allauchi!,ascamarcataushagshimilá. Pobre de mi boca exterminadora de muchospueblos. xxxx
  • 44. INDICE PrefacioalaSegundaEdición xxx JuanYacha xxx Pío Pardavé xxx Pablo Curu xxx TumaGarañón xxx Tumpaysuy xxx
  • 45. La presente Segunda Edición, corregida y aumentada de JuanYacha y otras historias de Guamallis, se terminó de imprimir el 10 de Enero de 2010, en los Talleres Gráficos de Daibrens Publicidad y Marketing Jr. Callao Nº 427-4 Lima,1