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EL HOMBRE, IMAGEN DE DIOS
Por: Abelardo Chavarria Pallarco
A lo largo de la historia del ser humano, muchas culturas, filósofos, teólogos
se han planteado una serie de preguntas acerca del origen, historia del hombre;
dando como resultado la acumulación de libros tras libros, tratando de explicar
algunos de estos asuntos, que a cualquier ser mortal le quita el sueño; preguntas
como: ¿Qué es la vida?, ¿por qué existo?, ¿hay algún propósito para mi vida?,
¿somos un accidente en el universo o somos un diseño de su ser inteligente y
superior?, etc.
Sin embargo, estas preguntas no solo son patrimonio de los hombres
seculares, sino que aun dentro del ambiente cristiano evangélico, nos planteamos
algunas preguntas tales como: ¿Por qué nos creó Dios?, ¿cuál es el propósito del
hombre en la vida? y ¿de qué manera el hombre es la imagen y semejanza de
Dios?, estas preguntas, de manera concisa serán respondidas, desde la óptica de
las sagradas escrituras, para lo cual cada pregunta será un tema del presente
ensayo, partiendo de la idea de que el hombre no es un accidente en el universo
sino que fue creado por Dios con un determinado propósito.
1. ¿Por qué nos creó Dios?
En las narraciones del Génesis 1 – 2, Dios en su infinita soberanía
decide crear el universo, siendo el hombre (entiéndase el “hombre”, no al
género masculino, sino a la humanidad entera o género humano) el pináculo
de la actividad creativa de Dios, su creación de los seres humanos, tanto
varón como mujer, fueron creados no solo por medio de la acción de la
palabra, sino que Dios intervino directamente, soplando aliento de vida sobre
un cúmulo de barro con forma, creó Dios al hombre para que fueran su
imagen y semejanza diferenciándolos de todo ser viviente sobre la faz del
universo.
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El profesor y teólogo Wayne Grudem nos menciona que “las escrituras nos
dicen que fuimos creados para glorificar a Dios, lo que indica que somos
importantes para Dios mismo”1.
Mientras que los escritores de la biblia; entre los cuales el profeta
Isaías escribió “Traigan a todo el que me reconoce como su Dios, porque yo
los he creado para mi gloria. Fui yo quien los formé”2, de la misma manera
el apóstol Pablo en su carta dirigida a los corintios menciono: “Así que, sea
que coman o beban o cualquier otra cosa que hagan, háganlo todo para la
gloria de Dios”3 y en su carta a los Efesios, escribió que: “…dado que
estamos unidos a Cristo, hemos recibido una herencia de parte de Dios,
porque él nos eligió de antemano y hace que todas las cosas resulten de
acuerdo con su plan. El propósito de Dios fue que nosotros, los judíos —que
fuimos los primeros en confiar en Cristo—, diéramos gloria y alabanza a
Dios.”4.
Todos estos pasajes dejan en claro que el hombre fue creado para su
propia gloria de Dios, garantizando que nuestra vida es significativa y
trascendental.
2. ¿Cuál es el propósito del hombre en la vida?
Reconociendo el hecho de que somos creados para la gloria de Dios,
surge inmediatamente la pregunta, entonces ¿cuál es nuestro propósito en
la vida?, Jesús en cierta ocasión dio la respuesta a esta pregunta al decirnos:
“…mi propósito es darles una vida plena y abundante”5, es decir, que el
propósito perfecto de Dios al crear al hombre fue que todos podamos gozar
a Dios y deleitarnos en él y en nuestra relación con él (Salmos 16,11).
1
Wayne Grudem (2007). “Teología Sistemática”. Editorial Vida. La Florida. EEUU. p. 461.
2
Texto bíblico: Isaías 43, 7 (Versión NTV)
3
Texto bíblico: 1 Corintios 10, 31 (Versión NTV)
4
Texto bíblico: Efesios 1. 11 - 12 (Versión NTV)
5
Texto bíblico: Juan 10, 10 (Versión NTV)
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Sin embargo a raíz de la caída del hombre, estos propósitos
maravillosos del plan perfecto de Dios, se han distorsionado por el pecado y
la maldad de los hombres, y es por eso que Dios en su infinito amor a través
de su hijo Jesucristo, “Dios mismo se hizo hombre, como nosotros, y sufrió
una muerte horrible en la cruz del calvario para rectificar todo lo malo que
sus criaturas personales y humanas habían infligido a ellas mismas. Él ha
hecho y está haciendo todo lo posible por tenernos como humanos
eternamente con él”6
Para dejar en claro que el hombre tiene un propósito y que no camina
a la deriva durante su vida, y que dicho propósito solo lo puede encontrar en
su creador, el apóstol Juan en el último libro de la Biblia, escribió: “Tú eres
digno, oh Señor nuestro Dios, de recibir gloria y honor y poder. Pues tú
creaste todas las cosas, y existen porque tú las creaste según tu voluntad.”7
Mientras que Pablo dejo en claro en su carta dirigida a los romanos
mencionando: “Pues todas las cosas provienen de él y existen por su poder
y son para su gloria. ¡A él sea toda la gloria por siempre! Amén.”8
3. ¿De qué manera el hombre es la imagen y semejanza de
Dios?
En el Génesis 1,26; se menciona que el hombre fue creado a imagen
y semejanza de Dios, pero, ¿qué significa ser imagen y semejanza de
Dios?, se refiere a una cuestión de que somos una copia de Dios, que Dios
tiene la misma forma que nosotros, con ojos, cabellos, dos pies, un corazón
que bombea sangre, etc. Al parecer surgen demasiadas preguntas
respecto a este asunto, y por ende, surgen un sinfín de respuestas, desde
posiciones y especulaciones meramente humanas y personales;
interpretaciones literales que asumen que el hombre es una copia de Dios,
mentalizando que Dios es un viejito con cabellos blancos y una barba muy
6
Gregory A. Boyd y Edward K. Boyd. (2004). “Cartas de un Escéptico”. Edit. Vida. Florida-EEUU. p. 72-73
7
Texto bíblico: Apocalipsis 4,11 (Versión NTV)
8
Texto bíblico: Romanos 11, 36 (Versión NTV)
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larga; es esto, lo que quiere decir las escrituras en verdad, para lo cual,
como estudiosos responsables y diligentes de las escrituras debemos
remitirnos a los escritos originales en el cual fue escrito la biblia (El hebreo)
y tratar de acercarnos al significado y el sentido próximo con el cual fue
escrito, el profesor W. Grudem, lo explica de la siguiente manera:
Cuando Dios dice: «Hagamos al hombre a nuestra imagen,
conforme a nuestra semejanza» (Gn 1:26), el sentido es que Dios
planeaba hacer una criatura similar a él. La palabra hebrea que
se traduce «imagen» (tselem) y la palabra hebrea que se traduce
«semejanza» (demut) se refieren a algo que es similar, pero no
idéntico a aquello que representa o de lo que es una «imagen».
La palabra imagen también se puede usar para denotar algo que
representa otra cosa.9
La lectura y la interpretación de las escrituras tal como lo dice
Harold J. Sala debe ser la más clara y simple porque “Dios no le ha
dado su libro a los que tienen un doctorado sino a la gente común y
corriente, y los significados comunes y corrientes son precisamente lo
más acertado”10, partiendo de esta premisa podemos entender del
texto en referencia a la imagen y semejanza, no como una simple
copia, y que Dios es el original; sino que Moisés quería transmitir a
sus lectores que el hombre era como Dios (atributos comunicables) y
que en muchas maneras representaba a Dios, en palabras de W.
Grudem el texto del Génesis 1, 26; parafraseado sería: “ Hagamos al
hombre como nosotros somos y para que nos represente”11.
En el génesis 5, 3; se menciona que Set era la imagen (tselem)
y semejanza (demut) de Adán, eso quiere decir que Set era la copia
fiel de Adán, por supuesto que la respuesta es no, lo que texto quiere
decir es que Set era como Adán, sin embargo, a raíz de la caída del
9
Wayne Grudem (2007). “Teología Sistemática”. Editorial Vida. La Florida. EEUU. p. 463.
10
Harold J. Sala. (2009). “Por qué podemos confiar en la Biblia”. Edit. Vida. La Florida – EEUU. p. 244.
11
Wayne Grudem (2007). “Teología Sistemática”. Editorial Vida. La Florida. EEUU. p. 463.
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hombre; la imagen y semejanza del hombre respecto a Dios ha sido
deformada y distorsionada, pero a pesar de esto, aun mantenemos la
imagen de Dios (Santiago 3, 9), aunque, no en la forma completa, la
pureza moral se ha perdido y su carácter pecaminoso no refleja para
nada la santidad de Dios, el intelecto del hombre esta corrompido por
la falsedad y el mal entendimiento, la forma de hablar del hombre no
glorifica a Dios, las relaciones personales están gobernadas por el
egoísmo y el orgullo, etc. (Eclesiastés 7, 29).
En tal sentido que aspectos específicos nos caracteriza para ser
la imagen y semejanza de Dios, pues en términos generales son:
a) Aspectos Morales:
- Moralmente responsables ante Dios.
- Discernir entre lo bueno y malo.
- Un conocimiento de lo santo y la noción de justicia.
b) Aspectos espirituales:
- Tenemos un cuerpo físico como inmaterial.
- Capacidad de relacionarlos con Dios.
- La inmortalidad.
c) Aspectos mentales:
- Capacidad para razonar y pensar lógicamente.
- Tener un lenguaje abstracto y complejo.
- Tenemos conciencia del futuro distante.
- Poseemos una creatividad y capacidad para transformar
nuestro contexto.
- Tener emociones en un grado complejo.
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d) Aspectos relacionales:
- La noción de relaciones intrapersonales e interpersonales.
- El matrimonio.
- La capacidad de relacionarnos con la creación y dominar sobre
ella.
e) Aspectos físicos:
- La capacidad de engendrar hijos y criarlos
A manera de conclusión el hombre como un ser especial, imagen y semejanza
de Dios, en todo momento debe ser consciente de tener:
“… un profundo sentido de dignidad y de importancia al reflexionar en la
excelencia de todo el resto de la creación: el universo estrellado, la tierra
abundante, el mundo de las plantas y de los animales y el reino angelical
son extraordinarias, aun magnificentes. Pero somos más como nuestro
Creador que cualquiera de esas cosas. Somos la culminación de esa
obra de Dios infinitamente sabia y bella que es la creación. Aunque el
pecado ha dañado bastante esa semejanza, reflejamos ahora mucho de
ella y lo reflejaremos más aún al crecer en la semejanza a Cristo.”12
Referencias bibliográficas:
Biblia Nueva Traducción Viviente. (2010). Tyndale House Publishers.
EEUU.
Gregory A. Boyd y Edward K. Boyd. (2004). “Cartas de un Escéptico”. Edit.
Vida. Florida-EEUU.
Harold J. Sala. (2009). “Por qué podemos confiar en la Biblia”. Edit. Vida. La
Florida – EEUU.
Wayne Grudem (2007). “Teología Sistemática”. Editorial Vida. La Florida.
EEUU.
12
Wayne Grudem (2007). “Teología Sistemática”. Editorial Vida. La Florida. EEUU. p. 471.