5. Dafne
E X P O S I C I Ó N
14 NOVIEMBRE / 13 DICIEMBRE 2019
EDIFICIO CARMEN JIMÉNEZ
LA ZUBIA (GRANADA)
6. EXPOSICIÓN
ORGANIZA
Centro de Igualdad / Ayuntamiento de la Zubia
Universidad de Granada
COORDINACIÓN GENERAL
Cristina López-Gollonet Cambil
COMISARIA
Irene Ballester Buigues
SALA
Carmen Jiménez La Zubia (Granada)
ARTISTAS
Art al Quadrat
Berena Álvarez
Tonia Trujillo
Les Egusquiza
Nadia Granados
Lucía Peiró Lloret
Zoitsa Noriega
Isabel Ramírez Torres
DISEÑO GRÁFICO EXPOSICIÓN
Boreal diseño gráfico
AGRADECIMIENTOS
Gracias a todas las artistas que con su trabajo y
compromiso, han hecho posible esta exposición
CATÁLOGO
EDITA
Universidad de Granada
CORRDINACIÓN Y COMITÉ CIENTÍFICO
Cristina López-Gollonet Cambil
Irene Ballester Buigues
COORDINACIÓN CATÁLOGO
Irene Ballester Buigues
Alejandro Mañas García
ASESORÍA TÉCNICA
Julia Moreno Pérez
TEXTOS
Inmaculada Montalbán Huertas
Rosa Gamero Arévalo
Cristina López-Gollonet Cambil
Irene Ballester Buigues
DISEÑO Y MAQUETACIÓN
Alejandro Mañas García
ISBN: 978-84-09-18908-3
CRÉDITOS
Dafne
7. ÍNDICE
Presentación institucional
Rosa Gamero Arévalo
Detener el aleteo fatal de la mariposa
Inmaculada Montalbán Huertas
DAFNEY“ELLAUREL”violenciaovictoria,
¿de qué y de quién?
LA VIOLENCIA DE GÉNERO
Cristina López-Gollonet Cambil
Dafne
Irene Ballester Buigues
Catálogo
Art al Quadrat
Berena Álvarez
Tonia Trujillo
Les Egusquiza
Nadia Granados
Lucía Peiró Lloret
Zoitsa Noriega
Isabel Ramírez Torres
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Dafne
8. 8
Presentación institucional
E
l día 14 de noviembre se inauguró la exposición Dafne, en el Centro Carmen Jiménez de
La Zubia, una exposición de arte contemporáneo que versa sobre la violencia de género
que sufrimos las mujeres en todo el mundo. Esta exposición ha contado con el apoyo
de decenas de entidades sociales y en especial de las asociaciones de mujeres (Asamblea de
Mujeres Clara Campoamor, Asociación Poder Alternativo, Asociación de Mujeres empresarias,
Tejedoras de Sueños...) y de diferentes autoridades, incluidas varias concejalías de La Zubia.
Fue apoyada por Dña. Inmaculada Montalbán Magistrada de la Sala de lo Contencioso del
Tribunal Superior de Justicia de Andalucía y madrina de este acto. Irene Ballester Buigues, una
profesional muy destacada en el ámbito de la cultura, ha sido la comisaria de la exposición.
Quiero agradecer a Margarita Sánchez Romero, Vicerrectora de Igualdad de la Universidad de
Granada y en nombre de toda La Zubia la labor que la Universidad hace en el Centro Carmen
Jiménez. Con esta exposición Cristina López-Gollonet, coordinadora del centro y psicóloga, ha
situado a La Zubia en un excelente nivel profesional.
La Zubia siempre ha sido un faro destacado en el trabajo por la igualdad, y durante los meses de
marzo y de noviembre se pone de manifiesto en el elenco de actividades que se desarrollan en
el municipio.
Estamos en el mes contra la violencia de género, exactamente el día 25 noviembre es el “Día
Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer”. Ese día 25, en un mes de
noviembre de 1960 asesinaron brutalmente a tres mujeres activistas de la igualdad, las hermanas
Mirabal en República Dominicana y por tal motivo, años más tarde en 1999 la ONU hizo un
llamamiento e invitó a los gobiernos y organismos internacionales, a organizar y convocar
actividades dirigidas a sensibilizar a la opinión pública sobre la violencia que se ejerce sobre las
mujeres en todo el mundo y reclamar políticas en todos los países para su erradicación.
Este año, es especialmente doloroso para La Zubia y los datos que se publican por Naciones
Unidas son estremecedores:
9. 9
En todo el mundo, una de cada tres mujeres ha sufrido violencia física o sexual, principalmente
por parte de un compañero sentimental (un 35%).
Casi 750 millones de mujeres y niñas que viven hoy en día se casaron antes de cumplir 18
años, mientras que al menos 200 millones de ellas se han visto sometidas a la mutilación genital
femenina.
Unas 137 mujeres alrededor del mundo son asesinadas a diario por un miembro de su familia.
El 71% de las víctimas de la trata en todo el mundo son mujeres y niñas, y 3 de cada 4 de ellas
son utilizadas para la explotación sexual.
En lo que va de año, solo en España han sido asesinadas por sus parejas 51 mujeres y 3 casos en
investigación, y eso solo según las estadísticas oficiales, que como sabéis solo recogen las mujeres
asesinadas en el marco de la relación de pareja o expareja. Y según el Ministerio del Interior,
se denuncia una violación cada 5 horas. En 2019, se han contabilizado 63 violaciones grupales.
En La Zubia estamos comprometidos con lograr una sociedad más igualitaria, con especial
incidencia en la prevención y en la promoción de la igualdad entre mujeres y hombres, y somos
referentes en el trabajo que estamos desplegando desde el Centro de Igualdad y desde este
ayuntamiento.
Inauguramos una exposición singular de arte contemporáneo que tiene como objetivo poner el
foco en la violencia contra las mujeres, y poder trabajar en su prevención, en el marco de una
exposición que se llama Dafne.
Una exposición cuyo título se basa en la mitología griega, base de nuestra cultura. Una ninfa
que para huir del acoso de Apolo se convierte en laurel. Dafne es sinónimo de laurel. Y de ahí el
significado de sus hojas, usadas por Apolo como símbolo de triunfo y victoria. Desde entonces
cuando los poetas, guerreros, atletas, cantores etc,... triunfaban, se adornarnaban con el laurel
sus cabezas como símbolo de triunfo y victoria. El amor romántico y el patriarcado que cosifica
el cuerpo de las mujeres adquieren toda su dimensión en esta parte de la mitología grecolatina.
Comoindicabaalinicio,nosacompañaDoñaInmaculadaMontalbán,madrinadeestaexposición
y de los actos de hoy. El calificativo de MADRINA es muy especial, el término madrina procede
10. 10
del vocablo latino matrīna o matria, a su vez derivado de mater (que puede traducirse como
“madre”). Así se llama a la mujer que brinda asistencia en ciertos contextos y adquiere, a partir
de su rol, determinados compromisos. Es alguien que brinda cooperación o amparo para que
un sujeto o una organización prospere. La madrina realiza diferentes clases de aportes, ya sean
materiales o simbólicos, con el objetivo de ayudar al cumplimiento de metas, en nuestro caso la
meta de la igualdad entre mujeres y hombres.
Quien mejor que este año, que la madrina de nuestros actos y de esta exposición sea una
magistrada del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, comprometida con los valores de la
igualdad, como es Dña Inmaculada Montalban. Muchas gracias en nombre de todo el pueblo
por aceptar dicho compromiso.
Por eso en el marco de esta exposición y bajo el AMADRINAMIENTO de una magistrada del
Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, se planta un laurel en recuerdo de todas y cada una de
las mujeres asesinadas por violencia machista, que junto a una placa con una parte de un poema
de una de nuestras poetas, Alicia Choin, recientemente homenajeada en nuestro municipio,
servirá para mantener siempre el recuerdo vivo de estas mujeres y de nuestro compromiso por
la igualdad y por una sociedad más justa en La Zubia y en nuestro mundo.
Rosa Gamero Arévalo
Concejala de Igualdad y Cultura
12. 12
E
s necesario contrarrestar los falsos mitos que banalizan los efectos de la violencia sobre
las mujeres.
Itziar Prats pidió protección a las instituciones y no la obtuvo. Es la madre de las pequeñas Nerea
y Martina, asesinadas por el padre cuando estaba con ellas en su turno de visitas fijado en el
proceso de divorcio. Fue en Castellón, en septiembre de 2018. Unos meses antes, un médico de
la sanidad pública avisó al juzgado de indicios de violencia de género en la madre.
Prats describe con precisión y serenidad aquel día aciago en el que el marido arrojó la amenaza
más turbadora: “Me voy a cargar lo que más quieres”. Estaban en una cafetería y hablaban sobre
los días de visita y los 200 euros mensuales que le endemoniaba pagar por cada pequeña. Hasta
un camarero se apercibió. Envuelta en el fatal presagio, Prats acudió al Centro de la Mujer,
después a la Comisaría de Policía y allí explicó que tenía miedo por la amenaza recibida. El
protocolo policial se activó y, tras oírla, se informó de un riesgo “bajo” de volver a ser violentada.
Tres días después acudió al Juzgado de Violencia sobre la Mujer, con el peso del miedo sobre las
espaldas; solicitó la orden de protección y la respuesta fue negativa con el argumento de que no
existían datos para afirmar peligro.
Quizá aquel día, en la cafetería, se produjo la perturbación inicial del llamado efecto mariposa.
El primer aleteo comenzó a propagarse a través de falsos mitos que banalizan los efectos de la
violencia sobre las mujeres. Finalmente, culminó, siete meses mas tarde, con el asesinato de las
niñas y la amenaza cumplida.
En un trabajo de background buscaríamos los signos que provocaron la minusvaloración de la
amenaza e impidieron detener el primer aleteo del efecto mariposa. En el relato reencontramos
el mito de desavenencias domésticas irrelevantes que se consideran normales en los procesos
de divorcio conflictivos, a pesar de que los estudios de sentencias de feminicidios (Observatorio
del Consejo General del Poder Judicial) revelan que suelen ser caldo de cultivo de extremas
violencias contra la mujer y los hijos. También reaparece la falsa creencia de que un maltratador
Detener el aleteo fatal de la mariposa
13. 13
puede ser buen padre, y así propaló sus efectos sin dique de contención. Entre las primeras
actuaciones de policía, jueces y fiscales —según máxima grabada a cincel en la memoria de
juristas— se encuentra la de proteger a los ofendidos, familiares o a otras personas, pero no
ocurrió así. En el año 2015 se reforzó la protección de los hijos e hijas menores y la Guía de
aplicación de la Ley Integral contra la Violencia de Género (Observatorio del CGPJ 2016)
recomienda medidas policiales de protección aun con diagnóstico de riesgo bajo, pero tampoco
ocurrió en este caso.
Ahora es de esperar un juicio por responsabilidad patrimonial por anormal funcionamiento de
la Administración. Nuestro Tribunal Supremo la ha reconocido, finalmente, en aquel tortuoso
proceso que propició que la hija de Ángeles González fuese asesinada a manos de su expareja,
muerte que se podría haber evitado en aquel caso si la Administración de Justicia hubiese
funcionado correctamente, manteniendo el régimen de visitas con vigilancia que se estableció
en un primer momento para regular la separación matrimonial (STS 17 de julio 2018). No hay
indemnización que repare tanto dolor, pero es importante que nuestros tribunales resarzan los
daños morales y económicos sufridos en estos casos.
Después de este ejercicio de hipótesis y de cara al futuro, también sería recomendable empezar
por identificar los falsos mitos para contrarrestarlos y, en el primer aleteo de la mariposa, fijar
los diques de contención con pruebas más completas de los hechos y sus circunstancias. Se trata
de reforzar las primeras diligencias de investigación en vía judicial, oyendo a aquel camarero,
médico o vecina, por ejemplo. Entretanto, como cuenta el reportaje, Itziar Prats teje mariposas
violetas en recuerdo de las víctimas de la violencia machista.
Inmaculada Montalbán Huertas
Magistrada y expresidenta del Observatorio contra la Violencia
de Género del Consejo General del Poder Judicial
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“Ha sido tan rápido el viraje de la mujer en sus exigencias que el hombre descentrado e
inadaptado no sabe o no quiere colmarlas. Pero, al menos, ¡que no nos maten!”
María Zambrano
E
n la base de nuestra cultura esta nuestra mitología, que representa un mundo y unos
valores que lo construyen y le dan forma. Dafne o el laurel, es la simbología que da línea
argumental a esta exposición. Una ninfa perseguida y acosada por Apolo que ante la
insistencia por poseerla pide ayuda a su padre, Dios del Rio, que decide ayudarla convirtiéndola
en un árbol de Laurel. Cuando Apolo consigue al fin alcanzarla se encontró con un esbelto laurel
no pudiendo poseerla como pretendía. Viendo éste su deseo burlado adornó su cabeza con las
hojas de laurel como símbolo de triunfo y victoria. Desde ese momento éstas servirían para
coronar a los guerreros victoriosos, atletas, poetas y para honrar a aquellos que triunfaran.
El amor romántico y el patriarcado que cosifica el cuerpo de las mujeres adquieren toda su
dimensión en esta parte de la mitología.
Pero la conversión en Laurel, además un árbol eternamente verde, como símbolo de fortaleza
y de vida, es la lectura que debemos rescatar, en la línea de lo que el ecofeminismo puede
plantearnos. El árbol se presenta como un alter ego fuerte y poderoso, como atalaya, ayuda
para la superación, como motivo creativo desde posiciones feministas diversas. A la vez que
representa esa identificación con la vida en un acto de regeneración y afirmación vital, una
reflexión sobre la identidad femenina en relación con la naturaleza con cuyas formas se puede
asimilar el cuerpo femenino.
También el laurel está vinculado con La Zubia, es símbolo de sus poetas y su esencia como
pueblo vinculado con la naturaleza y con la propia vida. Y debemos convertirlo también en
DAFNE Y “EL LAUREL” violencia o victoria, ¿de
qué y de quién?
LA VIOLENCIA DE GÉNERO
15. 15
símbolo de una sociedad más igualitaria y justa, de la regeneración y la afirmación vital de la
identidad femenina y la naturaleza.
Rezan en el registro oficial 1001 mujeres asesinadas en España desde 2003, 54 en lo que va
de año, pero fuera del registro público de violencia de género quedan las asesinadas que no
mantuvieron una relación sentimental con su agresor, las mujeres que sufrieron agresión sexual
o las que murieron en vida cuando sus parejas o exparejas asesinaron a sus hijos con el cruel
objetivo de prolongarles el dolor eternamente.
El feminicidio, representan la parte visible del iceberg de la violencia de género, pero ésta
sigue siendo un fenómeno en gran medida invisible donde la mayor parte está oculta y esconde
miles de situaciones que son el germen
de la violencia: micromachismos,
lenguaje, humor y publicidad sexista,
control, desprecio, chantaje emocional,
humillación, etc.
La mayoría de la violencia contra las
mujeres no se da en el espacio público,
se produce en el espacio privado de las
propias familias y en la mayoría de las
ocasiones al centrarnos en la experiencia
del espacio público obviamos la otra
realidad. La mayor parte del maltrato
a las mujeres se da en el hogar. Como
bien explica la jurista María Naredo, la gestión pública de la seguridad ha puesto su atención
en los ataques a la libertad en el marco de la delincuencia contra la propiedad entre personas
desconocidas. Sin embargo, la experiencia de las mujeres se obstina en ubicar la restricción de
libertades y la merma en el disfrute de los derechos humanos fundamentalmente en el entorno
conocido y muy especialmente en el domicilio familiar y el ámbito laboral. Para terminar
de dimensionar el problema, además hay que tener presente que las personas que entablan
relaciones de abuso y opresión con las mujeres no suelen encajar en el estereotipo de “colectivos
peligrosos”, sino que generalmente forman parte del círculo de hombres cercanos, cualquiera
que sea la edad y clase social de las mujeres. El referente del domicilio familiar como lugar de
seguridad frente a los peligros de la calle queda cuestionado.
16. 16
Las Naciones Unidas (1993) definen la violencia contra la mujer como «todo acto de violencia
de género que resulte, o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico para
la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad,
tanto si se producen en la vida pública como en la privada» Y en España la Ley Orgánica de
Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género aprobada en 2004, en su articulo
uno establece como Violencia de Género:
“Todo acto de violencia (…) que, como manifestación de la discriminación, la situación de
desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre éstas por
parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas
por relaciones similares de afectividad, aun sin convivencia. (…) que tenga o pueda tener como
resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas
de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida
pública como en la vida privada”.
Luis Rojas Marcos (1995) psiquiatra, en su obra “La semilla de la violencia” señala diferentes
elementos que han determinado el carácter patriarcal de nuestra convivencia: la aparición de
las religiones monoteístas; las aportaciones de filósofos que constituyen nuestra base cultural,
como Aristóteles que consideraba a las mujeres hombres mutilados y con muy poca capacidad
para razonar; la mitología, el desarrollo posterior de la ciencia que no ha desmantelado muchas
creencias perniciosas; el lenguaje como vehículo de nuestro pensamiento y que cristaliza en
dichos y refranes poco edificantes; los usos y costumbres establecidos y apuntalados por el paso
del tiempo, etc.
La raíz de esta lacra social que estamos padeciendo hay que buscarla en un modelo de sociedad
patriarcal, y profundamente desigual, donde las mujeres y los hombres hemos construido
nuestros roles en torno a una dualidad, que nos situó en un plano desigual. Un desequilibrio en
las relaciones de poder, en todos los ámbitos, el familiar, el social, el económico, el religioso, el
político.
El patriarcado, para subsistir como un poder real y material, ha ido mutando y adaptándose a
diferentes épocas y ha sido construido en base a mitos, como la idea de que nacer con un sexo
u otro nos marca, de manera natural, distintas maneras de ser e implica un comportamiento en
sociedad diferente
17. 17
La violencia como algo instrumental, diferenciada del poder como fin, tal y como la describe
Hannah Arendt, se agudiza cuando se cuestiona y se debilita el poder, operándose una inversión
de medios y fines.
La violencia es una forma de intentar mantener esas relaciones desiguales, una forma también
de responder a los avances en igualdad protagonizado por las propias mujeres y hombres que
se incorporan a esa tarea. La violencia y el feminicidio suponen, según algunas autoras, el alto
precio que debemos pagar por los avances en una sociedad más igualitaria. Justo a eso hace
referencia la cita de María Zambrano que encabeza este texto.
Siguiendo el planteamiento de María Luisa Femenias (2009), la violencia es un intento fracasado
de restituir un estatus identitario concebido culturalmente como un orden natural. Como
ella expone: “Por razones histórico-estructurales, ese tipo de violencia (que no brinda honor ni
prestigio) sólo puede ejercerse sobre otro femenino, en una maniobra de autoafirmación identitaria
patriarcal. La denomino “violencia reparatoria” en tanto pretende reparar (fallidamente) el orden
jerárquico natural desafiado por los rápidos cambios de orden económico y de reconocimiento”
La exposición nos muestra plásticamente la violencia contra las mujeres
En esta exposición de la mano de diferentes artistas contemporáneas de varios países, podemos
ir viendo esa realidad en sus obras expuestas.
Ya en la entrada de la exposición nos recibe una escultura de Carmen Jiménez que forma parte
de la colección permanente del centro, la Mujer de Lot (Edith de nombre) que representa otro
mito recogido en el libro del Génesis, profundamente enraizado en el patriarcado que emana
de las grandes religiones monoteístas de nuestra época (cristianismo e islam). Una mujer que
es castigada perdiendo su vida por dos razones: por desobedecer a su marido y a Dios a través
de él, y por tener curiosidad. Se le ordena que no vuelva la vista sobre las ciudades de Sodoma
y Gomorra y ella lo hace en acto de rebeldía, contraviniendo el mandato “patriarcal” y es
convertida en sal y abandonada por toda su familia. Como ejemplo de hasta dónde puede llegar
la violencia contra las mujeres para mantener el orden establecido por el marido, interlocutor y
representante del mismísimo Dios.
La mujer es “coto privado de caza” para los maridos y para los hombres, es lo que representa
también Tonia Trujillo con su composición de placas que marcan un territorio de dominación
18. 18
sobre la propia vida y la naturaleza por parte de los hombres, que pagan y pueden disponer a su
antojo, de “sus piezas”, territorios de todo tipo de caza, y prostíbulos que vienen de alguna forma
a simbolizar el rol de poder extremo del patriarcado y la desigualdad en nuestras sociedades. Un
mundo muy masculino y patriarcal de violencia y dominación que se asientan en los valores de
la caza, y de la cosificación de animales, y mujeres que son meras piezas a batir, que representa el
mito de DAFNE, y que recoge la obra de Tonia Trujillo, cosificando las mujeres en los territorios
de cacerías y que las placas de su obra simbolizan y acentúan esa identificación de naturaleza,
vida y mujer que representa esta exposición
O el feminicidio de Rosa Elvira Cely, encontrada casi muerta la madrugada del 24 de mayo del
año 2012 en el Parque Nacional de la capital colombiana y que supuso una palanca que hizo
posible la ley contra el feminicidio del año 2017 en Colombia, mostrándonos ese alto precio que
el avance de la igualdad se cobra en nuestras sociedades y que tan magistralmente se representa
en la obra de Zoitsa Noriega, que nos evoca crímenes machistas en todas las partes del mundo y
en todas sus épocas. Dafne sigue estando demasiado presente en nuestras vidas. O la cosificación
extrema como forma de violencia sobre la mujer que demuestra la performace “carro limpio,
conciencia sucia” de Nadia Granados (Bogotá 1978). O las banderas de Les Egusquiza (Lima,
1988), banderas que nos hablan de la doble moral de una sociedad patriarcal. O ser concebidas
como meros contenedores, mujeres recipiente en sus vientres, mercantilizados para crear vida,
para quien pueda pagarla, como nos muestra la obra de Lucía Peiró Lloret (Benigànim, 1967).
Las Formas de la violencia
Las formas en que esta violencia se ejerce de forma directa sobre la mujer se manifiestan en:
Maltrato físico: acciones de carácter intencional que conllevan daño y/o riesgo para la integridad
física de la víctima. Comprende el uso deliberado de la fuerza, golpes, empujones, palizas,
heridas, etc., así como las amenazas de provocarle daño.
Maltrato psicológico: acciones intencionadas que conllevan un daño y/o riesgo para la integridad
psíquica y emocional de la víctima, así como contra su dignidad como persona. Se manifiesta
de múltiples formas: insultos, humillaciones, vejaciones, amenazas, etc., que son expresadas
abierta o sutilmente. Este tipo de violencia no deja huella física en el cuerpo, pero sí produce
un deterioro en diversos aspectos de la vida de quien la sufre primero, como el control sobre la
vida social de la víctima, la reclusión o prohibición de relacionarse y el abuso y humillaciones en
19. 19
público y, el segundo, como el deterioro del entorno de la víctima, en forma de suciedad, rotura
de objetos personales, etc.
Maltrato económico: actos u omisiones destinadas a controlar el aspecto económico de la vida
de la víctima, restringir o prohibir decisiones sobre patrimonio o dinero, controlar sus bienes,
impedir el acceso a la información o el manejo del dinero o de otros bienes económicos.
Maltrato o violencia sexual: acciones
que obligan a una persona a mantener
intimidad sexual forzada (por
intimidación, coacción –chantaje o
amenaza- u otro mecanismo que anule o
limite la voluntad personal). Siempre que
hay maltrato físico, económico, sexual
y/o social, hay también un maltrato
psicológico.
Todo un abanico de situaciones al que se
suman hoy en día las prácticas del ciberacoso que se acentúa más en jóvenes y que tiene una
relación directa con la violencia de género. Desde Centro de Igualdad y Derechos Sociales de
La Zubia, se está llevando a cabo un proyecto de “Prevención del uso problemático, abusivo
y adictivo de las TICs, en particular, de Internet y el teléfono móvil, entre niños, niñas,
adolescentes y jóvenes, desde la perspectiva de género y con un enfoque comunitario e integral”1
y los resultados indican claramente que existe un uso diferencial de las TIC entre chicas y chicos,
que deriva de una diferencia sexual culturalmente establecida. Si bien cambian las formas de
comunicación, el sexismo se reproduce.
Frente a los más jóvenes nos encontramos otro grupo de población, las mujeres mayores de 65
años con las que hemos realizado otro estudio en La Zubia2
. Tengamos presente que es un sector
de población que no suele usar los recursos contra la violencia de genero pero que representa
en este país un 4% de las mujeres atendidas por esa situación y que desde el 1999 son el 12% de
1
Subvención en régimen de concurrencia competitiva en prevención comunitaria y programas de acción social en
materia de adicciones, en el ámbito de la Consejería de Igualdad y Políticas Sociales, 2018, por la presente adjunto
documentación a los efectos de tramitar solicitud.
2
Subvención institucional para persona mayores: modalidad programas y mantenimiento (código procedimiento
14142). Víctimas supervivientes, Detección y prevención de la violencia y el maltrato en personas mayores, con
especial énfasis en la violencia de género.
20. 20
las víctimas mortales por violencia de genero (149 mujeres mayores asesinadas). Las personas
mayores de 65 años en La Zubia suponen el 12,6% de la población total (2391 en números
absolutos). El 56% son mujeres, pero ascienden al 68% las que tienen más de 85 años. Las
mujeres mayores de 65 años entrevistadas, que participan activamente en la vida del municipio,
coinciden en señalar que para construir para ellas mismas un espacio de emancipación han
debido “educar a sus maridos” para extraer de estos el “ramalazo de machismo” con el que
fueron educados. Pese a que algunas han ganado cuotas de autonomía económica y social, que
les permite tener una vivencia de la Tercera Edad activa, siguen experimentando intentos de
control por parte de sus maridos, o bien, se ven obligadas a prestar atención continuada a sus
nietos o nietas, continuando con el cumplimiento de un rol asignado por el género. La vivencia
de la violencia de género en mujeres mayores se encuentra con un muro de incomprensión
derivado de la puesta en duda de su palabra, de la vergüenza con la que el entorno familiar
viviría una posible denuncia o divorcio, el rechazo por parte de miembros del entorno o del
marido de ejercer un reparto equitativo de los bienes de la pareja, el temor a quedar solas o el
temor a no tener una protección adecuada.
Desde el punto de vista de la salud mental de la víctima, la exposición a una violencia o abuso
emocional continuado, aún cuando no exista violencia física, provoca consecuencias muy graves
y que requieren del tratamiento terapéutico adecuado para superarlas.
Las consecuencias para la salud son innumerables y van desde las consecuencias mortales como
el feminicidio o el suicidio, a consecuencias no mortales pero muy graves e incapacitantes como:
depresión, trastorno de Ansiedad, trastorno obsesivo compulsivo, baja autoestima, trastorno
del estrés postraumático (TEP), distorsiones cognitivas, etc.
Intervención desde la psicología, en un contexto complejo y dinámico
Para poder realizar una intervención con garantías de eficacia debemos situarnos en un modelo
multifactorial que contemple un marco “ecológico” que nos ayude a comprender el problema,
siguiendo la propia definición que la OMS señala ya en su estudio sobre violencia y salud del
2002: “La violencia es el resultado de la acción recíproca y compleja entre factores individuales,
relacionales, sociales, culturales y ambientales”.
Los modelos más clásicos de actuar ante “ los factores de riesgo” centrados en el agresor o
en la victima, carecen de esa amplitud de enfoque. Requerimos enfoques y metodologías mas
21. 21
holísticas, más integrados. Tanto para conocer y comprender bien el fenómeno de la violencia
de género, como para poder contribuir de forma eficaz a su erradicación.
Modelos como el modelo Ecológico de Bronferbrenner (1979) – definido luego como bio-
ecológico (1999)- que contempla cuatro niveles interrelacionados y de influencias recíprocas:
nivel social, comunitario, familiar, individual, pueden suponer enfoques metodológicos más
acertados y pertinentes.
Incorporar en las terapias la perspectiva de género supone ineludiblemente una nueva forma
de mirar a la persona, a la pareja, y a la familia. Acompañando a la propia persona con la que
trabajamos para que a su vez también incorpore esa mirada y pueda obtener “un proceso
salutogenico de la igualdad”.
“La idea de mezclar psicología y feminismo se basa en la creencia de que el enfoque de género libera
y cura, puesto que las mujeres experimentamos problemas diferentes como consecuencia directa
del encorsetamiento de la socialización de género, de la opresión a la que somos sometidas y de las
expectativas que imprimen ciertos patrones educativos sobre nosotras” (Fornet, 2018).
Para una psicóloga que afronta las dificultades que supone la recuperación de una víctima de
violencia de género es compleja y cuesta un esfuerzo añadido porque además de reestablecerse
de las secuelas que produce la propia violencia (ansiedad, depresión, indefensión…), también
es fundamental trabajar para que la mujer en cuestión asuma y realice cambios estructurales en
su personalidad, en la forma de verse a sí misma y sus posibilidades y en la forma de entender
las relaciones con las otras personas de su entorno y con el propio entorno. De ahí que toda
intervención psicológica debe trabajar de forma transversal la educación en género y las
relaciones que a partir de esa dimensión se establecen, además de otros factores individuales
de vulnerabilidad ligados a su propia historia de vida desde la infancia. Todo ello desde tres
grandes dimensiones que supone la reacción humana:
1.- La dimensión cognitiva.
Fomentando la asunción de la propia responsabilidad y el propio respeto personal hacia sí
misma. La mujer ha de despojarse de las ideas y creencias que le hacen creer que es inferior, y
al mismo tiempo responsable de su pareja (la idea de familia unida, del amor, de la fidelidad,
etc…). Logrando empoderarse personal y socialmente. Cuestionar su propia identidad, su
22. 22
modelo familiar donde se conformó y fue conformada y construida. Es un proceso de entender
su historia desde otra perspectiva y con una nueva lectura, despojándose de las violencias.
Trabajando a la vez los sentimientos de culpabilidad inculcados a las mujeres, como un
mecanismo de aprendizaje de roles femeninos tradicionales, que nos anclan en una sociedad
patriarcal y desequilibrada en sus relaciones y dependencias, que entre otras cuestiones sitúa a la
mujer como la responsable casi exclusiva del mantenimiento de la familia y de la propia pareja.
2.- La dimensión fisiológica-emocional.
La mujer debe entender el poder de las emociones, cómo estás se asocian a ideas y/o creencias y
como ambas condicionan el comportamiento de sumisión, adaptación y retroalimentación de la
violencia. En concreto se trabajarán las emociones del miedo, la ansiedad, la ira y las emociones
que acompañan a la indefensión, el sentimiento de pérdida e inseguridad, la vergüenza, la
frustración…
3.- La dimensión conductual.
Para modificar todos los patrones de conducta sumisa y de retroalimentación de la violencia
por otros patrones de conductas asertivas y de defensa de los derechos personales. Aumentar la
confianza, seguridad en sí misma y la autonomía personal es imprescindibles para consolidar el
cambio en su autoconcepto y su autoestima.
Todo esto en el caso de una víctima se complica mucho más, pues el proceso no es lineal y
progresivo, sino que retrocede, evoluciona de forma no esperada, lleno de cuestionamientos,
en el plano individual y personal y en el plano social familiar. Se trata de hacer-se otra mujer
distinta, abandonar lo que fueron. Siendo otra, muy diferente, una mujer con una nueva forma
de pensar y de respetarse, que cree en sí misma y en un futuro posible y lleno de posibilidades.
Desde estos planteamientos se deriva la intervención que realizamos en el Centro de igualdad
de La Zubia incluyendo esa perspectiva más integral y ecológica para prevenir la violencia de
género, y en los casos en los que trabajamos, poder intervenir de forma más coherente, de forma
integrada y coordinada. Siguiendo nuestro modelo del “Circulo virtuoso para la igualdad “
(Los datos son los correspondientes al año 2019). El núcleo de nuestro trabajo se determina a
partir de la expresión más grave de las situaciones de desigualdad entre hombres y mujeres (las
situaciones de violencia más extrema) y desde ese núcleo vamos organizando distintos niveles
23. 23
en los que todos interactúan entre sí, logrando, en un proceso personalizado, pero con apoyo e
implicación de toda la comunidad, y a partir de la seguridad que los dos servicios básicos que
ofrecemos garantizan: el jurídico y el psicológico, que las mujeres vayan reconceptualizando su
propia situación y afronten positivamente sus vidas, al igual que la comunidad en su conjunto
aborde de forma efectiva y positiva el desafío de construir una sociedad basada en unos valores
sólidos de igualdad entre hombres y mujeres. Este proceso nos permite avanzar en el concepto
de mainstreaming en las políticas públicas y garantizar unos niveles de calidad a la altura del
desafío que tenemos como profesionales.
Cristina López-Gollonet Cambil
Psicóloga-Coordinadora del Centro de Igualdad de La Zubia
Bibliografía:
Arendt, H. (2005). La Condición Humana, (trad. Ramón Gil Novales e Introducción de Manuel Cruz),
Barcelona: Paidós.
Bronfenbrenner, U. (1979). The ecology of Human Development. Cambridge, Harvard University Press.
(Trad. Cast.: La ecología del desarrollo humano. Barcelona, Ediciones Paidós, 1987).
Femenías. M.L. (2009). Poder y violencia sobre el cuerpo de las mujeres. Sociologias, Porto Alegre, ano 11,
nº 21, jan./jun. p. 42-65.
Fornet, M. (2018) Feminismo Terapéutico. Madrid: Urano.
Rojas Marcos, L. (1995). La semilla de la violencia. Booket.
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L
a metamorfosis de Dafne, narrada por Ovidio en el siglo I de nuestra era, es el hilo
conductor de esta exposición sobre violencia de género. Dafne, ninfa de los árboles,
cuyo nombre significa laurel, fue hija del dios río Peneo y de Creúsa, ninfa de las aguas
y sacerdotisa de Gea. Acostumbrada a recorrer libremente bosques inaccesibles, su voluntad se
vio truncada cuando su cuerpo maduró. Su belleza física empezó a deslumbrar a los dioses, y
aunque le pidió a su padre no casarse y ser virgen como la diosa Artemisa, la mirada masculina
de Apolo, empezó a recorrerla, y su cuerpo, a perseguirla. Asustada y en un huir constante de
manera desesperada de quien seguía sus pasos, le pidió a su padre que la convirtiera en laurel
antes de ser violada. Apolo, quien no la pudo poseer ni convertir en esposa, la ató a su destino,
sometiéndola a ser su árbol y a que sus hojas lo acompañaran en su cabellera, como símbolo de
victoria.
Las voces patriarcales apagaron el grito de Dafne silenciado por el mito del amor romántico, el
mismo que ha justificado la instrumentalización de los cuerpos de las mujeres bajo el control
y la dominación. Ahora, serán diferentes artistas, quienes contra las imposiciones patriarcales,
resistan a través de una nueva Dafne que surge de las tinieblas. No indefensa, sino empoderada,
dispuesta a rendir cuentas con el patriarcado y con un sistema que está en guerra contra las
mujeres, y que es indisociable a todas las formas de violencia de género. Zoitsa Noriega (Bogotá,
1978), a partir del mito de Dafne, denunciará el feminicidio de Rosa Elvira Cely, encontrada casi
muertalamadrugadadel24demayodelaño2012enelParqueNacionaldelacapitalcolombiana.
Falleció cuatro días después. Dafne, fue un documento para la resistencia de clara acción política
feminista que contribuyó a asentar los cimientos en Colombia de la ley contra el feminicidio del
año 2017. Durante seis horas, las mismas horas que Rosa Elvira Cely estuvo desaparecida, Zoitsa
Noriega permaneció acostada sobre unas hojas de laurel, personificando el mito de Dafne. Seis
horas,enlasqueelpúblicopodíaacompañarensilencioalaartista,atravésdeunapuestaenescena
que relacionaba el feminicidio de Rosa Elvira Cely, con la agonía y la desesperación sufrida por
Dafne, transformada en laurel por su padre, para desprenderse de las garras sexuales de Apolo,
quien solo quería poseer su cuerpo. Junto a ella, las tablas de la ley del feminicidio, unas tablas en
madera, en clara alusión al lugar donde fue encontrado el cuerpo de Rosa Elvira Cely, el Parque
Dafne
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Nacional, y contrapuestas a las
leyes patriarcales de los Diez
Mandamientos, revelados por
Yahvé a Moisés en el Monte
Sinaí, a través de los cuales, la
jerarquía del padre, quedaba
establecida como una mandato
primordial.
En los territorios delimitados
para la caza es donde Tonia
Trujillo (Córdoba, 1964) ha ido
recogiendo las placas metálicas
que componen su obra Coto
privado de caza. A través de la
misma, nos habla de las fratrías
masculinas que conviven entra
la caza, una vez abierta la
veda, y el consumo de cuerpos
femeninos en prostíbulos donde
se cierran negocios, al amparo
de la corrupción. La corrupción
política y la malversación de
fondos ha despatado tramas,
como la de la operación púnica, donde políticos y empresarios, se reunían en cacerías llevadas a
cabo en grandes fincas y en prostíbulos, asegurando que esas eran la “putas reglas del juego”1
. Y
así, siendo la prostitución una institución patriarcal y capitalista, que privilegia la masculinidad
hegemónica y que permite el consumo y la trata de los cuerpos femeninos, se ha perpetuado una
relación misógina, sustentada por una ideología incompatible con la igualdad. Nadia Granados
(Bogotá, 1978) personifica a través de su cuerpo en la performance Carro limpio, conciencia
sucia, esa relación de dominio y cosificación. Vestida de blanco, el color de la pureza que exige
un himen intacto, limpia un coche de grandes dimensiones bajo los estereotipos sexuales de
mujer latina, llena de curvas voluptuosas, mientras una voz masculina le pregunta si le gustaría
1
Europa Press: “Comisiones, cacerías y prostitutas, <las putas reglas del juego> en la trama púnica”, 5 de noviembre de 2014
http://www.rtve.es/noticias/20141105/comisiones-cacerias-prostitutas-putas-reglas-del-juego-trama-punica/1042961.shtml
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ser violada o con cuántos hombres se ha acostado, para después, ser introducida de manera
violenta por un varón, en el maletero del mismo coche, como un desecho más del que hay que
desprenderse, como nos desprendemos de cualquier basura contemporánea. Según datos de la
CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), solo en 2018, al menos 3.529
mujeres fueron víctimas del feminicidio en veinticinco países de América Latina y el Caribe2
.
Les Egusquiza (Lima, 1988) hace referencia a la exigencia patriarcal de la pureza en los cuerpos
de las mujeres con su obra Banderas del atraso, en una zona del continente americano, donde
acceder al aborto legal, es casi imposible y donde los derechos reproductivos de las mujeres
son inexistentes, y más, si tenemos en cuenta el ascenso de gobiernos conservadores de cariz
religioso como el de Jair Bolsonaro en Brasil y la invención del concepto “ideología de género”
por parte de la extrema derecha, donde el sujeto mujer desaparece y pasa a estar integrado en el de
familia. De los treinta y cuatro países que conforman la parte del continente americano llamada
América Latina, solo tres de cuarenta y nueve países, cuentan con una legislación que legaliza el
aborto. Son Cuba, Uruguay y Guyana. Brasil, Chile, México y Panamá únicamente lo permiten
en caso de violación. Son los países legitimados bajo el concepto de patria, los que legislan sobre
los cuerpos de las mujeres, y lo hacen desde un poder masculino de hegemonía y genealogía
de estructura patriarcal3
. Las banderas del atraso están basadas en la desigualdad, y son las que,
en la obra de Les Egusquiza, nos indican la deuda que todavía América Latina, tiene con sus
mujeres, un territorio donde cada año mueren 47.000 mujeres por complicaciones derivadas de
abortos realizados en la clandestinidad4
. Al igual que en la obra de Nadia Granados, en el trabajo
de Les Egusquiza, la doble moral está servida en una sociedad como es la latinoamericana,
donde la vida de las mujeres tiene poco valor, pero sí su pureza y la imposición de mantenerla
como mandato patriarcal en consultorios clandestinos donde abortar y/o reconstruir el himen
que tiene que sangrar la noche de bodas.
La obra de Lucía Peiró Lloret Portadoras (Benigànim, 1967) escenifica aquello que se espera
de las mujeres: que alimenten y que cuiden con dulzura en el espacio doméstico como lugar
predeterminado,siempredispuestasparalosdemás,acostecero.Deahíquesutrabajoescenifique
2
CEPAL, Comisión Económica para América Latina y el Caribe
https://www.cepal.org/es/comunicados/solo-2018-al-menos-3529-mujeres-fueron-victimas-feminicidio-25-paises-america-latina
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3
Segato, Rita Laura: La guerra contra las mujeres, Traficantes de sueños, Madrid, 2016, p. 105
4
Armunia Berges, Cristina; Sánchez, Raúl; Ordaz, Ana: “La deuda de América Latina con las mujeres: el aborto es
ilegal o muy restrictivo en la mayoría de los países”, eldiario.es, 9 de agosto de 2018
https://www.eldiario.es/internacional/feminismo-America-Latina-restrictivo-mayoria_0_801770402.html
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mujeres recipientes, despersonalizadas y contenedoras de futuras vidas en sus vientres, de los
cuales, el patriarcado, también se apropia para ser comercializados a través de los vientres
de alquiler. Darse cuenta de que el trabajo femenino no remunerado es el mantenedor de la
economía capitalista5
y de los privilegios patriarcales, conlleva también la revalorización del
trabajo doméstico, lo cual ha supuesto una reorganización y reestructuración de la naturaleza
del mismo, pasando por su rechazo como sostenedor del capitalismo y por su valoración como
lugar de resistencia.
Gossypium es el término científico para designar las plantas herbáceas y los arbustos cultivados
para producir algodón. La fibra de algodón es esencial para entender aquello que Berena Álvarez
(León,1982)nosquieretransmitir,pueseselalgodónelquenoscubrecondulzuraparavestirnos,
pero también el que nos ata con dolor. Berena Álvarez opta por atar a su modelo masculino con
cuerdas rojas con la intención de que la violencia sobre el cuerpo de las mujeres sea visibilizada,
pero no a través del bondage o kinbaku, técnicas fetichistas y de dominación, que justifican el
arte de atar japonés en los cuerpos de las mujeres suspendidas en el aire, tal y como hizo que
posaran sus modelos el fotógrafo japonés Nobuyoshi Araki, sino a través de la deconstrucción
de la mirada patriarcal que nos ha acostumbrado a ver la violencia sobre los cuerpos de las
mujeres, expuesta con la finalidad de excitar. Por otra parte, las muñecas articuladas japonesas,
objetos sin vida que según la artista puede utilizar a su antojo, son las protagonistas del trabajo
Marioneta de Isabel Ramírez Torres (Alaquàs, 1979) a través de las cuales, escenifica la violencia
de género, la cual ejercen los hombres contra las mujeres al amparo de unas estructuras sociales
y culturales, de tinte patriarcal, que justifican y minimizan su impacto y consecuencias6
. Isabel
Ramírez Torres, presenta a través de las muñecas japonesas, la violencia de género que ella
misma sufrió, mostrando la realidad oscurecida del machismo en una cultura androcéntrica
anclada en el conservadurismo, y cuyo negacionismo, es enarbolado por la extrema derecha.
El mito del amor romántico es lo que las llevó a conocer al maltratador o en el peor de los casos,
al feminicida, el mismo mito del amor romántico que el colectivo Art al Quadrat (Mónica y
Gema del Rey Jordà, Sagunt, 1982) deconstruye en el video Esperando al príncipe azul y que
significaba para las mujeres el silencio, y para los varones, el eterno derecho de superioridad.
El príncipe azul es patriarcal. Su protagonismo en los cuentos enseñados dese la infancia, nos
salva de situaciones en las que las mujeres siempre estamos en desventaja. El príncipe azul es el
5
Federici, Silvia: El patriarcado del salario. Críticas feministas al marxismo, Traficantes de sueños, Madrid, 2018, p. 60
6
Lorente Acosta, Miguel: “El riesgo de ser mujer”, El País, 19 de junio de 2019
https://elpais.com/sociedad/2019/06/19/actualidad/1560930901_518117.html
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que nos completa, evitándonos la muerte y la soledad, porque sin él y convertidas en solteronas,
pasamos a ser brujas solitarias y amargadas. Considerándonos completas y construyendo otras
formas de amar, nos empoderamos y deconstruimos el sistema de control patriarcal basado en
el amor, a través del cual, se nos ha objetualizado y silenciado, inculcándonos que sin ellos, no
somos nada.
El arte no debe dejarnos indiferente y esta exposición pretende hacerlo, rompiendo con los mitos
que fueron dados por válidos. Resistir forma parte del feminismo y dentro de esa resistencia
hay que deconstruir la imagen que de las mujeres nos ha otorgado el patriarcado. Subvertir o
deconstruir no significa censurar, sino hablar de conocimiento y de autonomía para dejar de ser
las inefables y las descriptibles, bajo jerarquías misóginas que nos ridiculizan y vacían de todo
contenido de inteligencia. No solo respiramos oxígeno, sino también imágenes, por lo que en
tiempos de iconografías pasadas, el arte también ayudó a legitimar dominios y violencias sobre
los cuerpos de las mujeres por parte de dioses, héroes y villanos. Ahora, el grito de Dafne no se
escucha solo. También gritan Antíope, Ártemis, Leda, Febe, Hilaeria, Europa … y tantas otras ….
Irene Ballester Buigues
Comisaria de la exposición
Doctora en Historia del Arte
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Lucía Peiró Lloret
Portadora que todo lo ve, 2017
Objeto artístico
Mixta tejido flexible y sintético, lona reciclada, hilo de algodón, hilo
encerado, pintura sintética en spray
135cm alto x 100cm ancho x 50cm profundo
Lucía Peiró Lloret
Portadora que late, 2017
Objeto artístico
Mixta tejido flexible y sintético, lona reciclada, hilo de algodón, hilo
encerado, pintura sintética en spray
135cm alto x 100cm ancho x 50cm profundo
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Lucía Peiró Lloret
Portadora que piensa, 2018-2019
Objeto artístico
Mixta tejido flexible y sintético, lona reciclada, hilo de algodón, hilo
encerado, pintura sintética en spray
135cm alto x 100cm ancho x 50cm profundo
Lucía Peiró Lloret
Portadora que habla, 2018-2019
Objeto artístico
Mixta tejido flexible y sintético, lona reciclada, hilo de algodón, hilo
encerado, pintura sintética en spray
135cm alto x 100cm ancho x 50cm profundo