3. Una persona, al ser diagnosticada de cáncer, se enfrenta
súbitamente con su propia mortalidad.
Las reacciones pueden ser diversas, tales como: de miedo,
ansiedad, depresión o incredulidad.
Generalmente, las personas en esta etapa experimentan
una gran necesidad de información para tomar decisiones
acertadas respecto a los tratamientos disponibles.
El apoyo psicológico está orientado en gran medida a
informar al paciente sobre su enfermedad o ayudarlo a
buscar fuentes confiables, tales como: libros,
instituciones, revistas, páginas web, etc.
4.
5.
6. Sentirse abrumado (a) es una respuesta totalmente
normal al diagnóstico de cáncer.
La persona enferma de cáncer vive una situación
sumamente angustiosa, al igual que su entorno familiar.
Las pruebas y exploraciones médicas, la confirmación del
diagnóstico y los tratamientos son una fuente de estrés,
tanto para los pacientes como para los familiares.
7. Las emociones negativas pueden hacer que las personas
dejen de hacer cosas que son buenas para ellas y que
comiencen a hacer cosas que son malas para cualquiera y, en
especial, preocupantes para aquellas personas que tienen una
enfermedad grave como el cáncer.
Las personas con cáncer pueden comenzar a comer mal. Ej.:
pueden empezar a comer en menor cantidad y a seleccionar
alimentos con bajo nivel nutricional.
8. También pueden dejar de hacer ejercicio y pueden, incluso,
tener problemas para dormir bien de noche, así como
distanciarse de familiares y amigos.
Al mismo tiempo, estas personas pueden recurrir al alcohol,
al tabaco, a la cafeína y a otras drogas en un intento por
calmar su angustia.
Un diagnóstico de cáncer también puede conllevar a
problemas más graves de cualquier índole.
9. Los investigadores estiman que entre el 20 y el 60 % de los
pacientes experimentan síntomas de depresión que pueden
dificultar aún más que las personas:
Se adapten,
Participen en actividades de tratamiento; y
Aprovechen las fuentes de apoyo social que tienen
disponibles.
Algunas personas se sienten tan desanimadas por la
enfermedad, que se niegan a someterse a una cirugía o,
simplemente, dejan de asistir a sus sesiones de radiación o
quimioterapia. Como resultado, pueden enfermarse aún
más.
10. Por todo lo anterior, es que es muy importante el apoyo
psicológico con el objeto de revertir estas consecuencias.
Hay estudios que demuestran que dejar de asistir a tan sólo
el 15 % de las sesiones de quimioterapia, puede provocar
resultados considerablemente adversos para los pacientes.