El cuento trata sobre la amistad entre un Niño-rana y un Niño-culebra que jugaron juntos en el bosque. El Niño-rana aprendió a arrastrarse del Niño-culebra. Cuando la madre de la rana se enteró que su hijo estaba jugando con una culebra, le advirtió que no volviera a hacerlo porque las culebras son peligrosas. Desde entonces, los dos niños nunca pudieron volver a jugar juntos aunque a menudo se sentaban solos recordando su único día de amistad.